"Cuando mueren algunos hombres es como si hubieses perdido tu abre-cartas, y estás sujeto a una molestia permanente hasta que puedes conseguirte otro. El que otros hombres se vayan es como si una gran montaña hubiese desaparecido del paisaje, y la perspectiva de la vida cambia para siempre."
~ Phillip Brooks (1835 - 1893)
No tiene nada que ver pero, aquí en Guadalajara - como en casi todas las localidades del país quiero pensar - en ciertos semáforos/cruceros puedes encontrar diminutos altares a personas que por alguna lamentable circunstancia fallecieron en ese lugar.
La mayoría son pequeñas cruces blancas, simplemente portando el nombre de la persona y su fecha de defunción. Empolvadas y llenas de tizne en las orillas de las calles, nos sirven de lúgubre recordatorio de los peligros de nuestras calles y de las víctimas que diariamente cobra; pero hay otras que - aunque igualmente humildes - todas las semanas tienen flores nuevas.
Si ustedes pasan por López Mateos*, entre las calles "Herrera y Cairo" y "Joaquín Angulo", verán uno de esos altares. Es una cruz blanca que porta una pequeña silueta de una motocicleta, debido a que la persona que tuvo la desgracia de fallecer ahí iba en uno de esos vehículos. Estoy seguro de ello porque fui testigo del momento en el que los paramédicos tapaban al hombre con una sábana mientras pasaba lentamente por ahí, atorado en el tráfico**.
*Corrijo, cuando estén atorados en el tráfico por López Matéos. Es el estado perpetuo de esa pinche avenida.
**Sobra decir que mi respeto para los paramédicos es descomunal. Una de esas escenas me impactó, no puedo imaginar lo que se siente que dichas escenas sean tu trabajo diario.
Eso fue hace muchos años ya, pero desde entonces el altar siempre tiene flores relativamente frescas y, no sé por qué, pero me entristece profundamente cada vez que lo veo.
Suena ridículo, lo sé, pero no puedo ni empezar a imaginarme el vacío que dejó la pérdida de ese individuo en la vida de alguien más. Me hace reflexionar y preguntarme si yo tengo personas en mi vida por las cuales dedicaría tiempo cada semana para cuidar un altar en su memoria.
De esta pregunta, afortunadamente, he llegado a una conclusión afirmativa; sin embargo de lo contrario no estoy tan seguro: si yo soy la clase de persona por la que alguien dedicaría tiempo para cuidar un altar en mi honor en una esquina en la calle.
Quisiera agradecerle a esa persona, donde quiera que esté, el que todos los días me haga manejar con precaución, agradecerle los momentos de instrospección que me ha dado atorado en el tráfico, pero sobre todo agradecerle el que haya tocado de manera tan especial a otras personas para le dejen flores frescas todas las semanas. Este es un mundo horrible, mis estimados, y estoy convencido que es nuestra responsabilidad moral hacerlo mejor todos los días.
Ustedes ¿cómo la ven?
!Saludos!
Atte,
El Kushiage