jueves, 13 de noviembre de 2014

De Brochetas y Hockey Sobre Hielo

"La otra noche fuí a una pelea de box, y de pronto sucedió un juego de hockey"
~ Rodney Dangerfield (1921 - 2004)

No tiene nada que ver, pero el fin de semana me llevaron a mi primer partido de hockey sobre hielo en vivo. Fuimos al ver el equipo local: las Nutrias de Erie. Nutrias porque me imagino que ya se nos acabaron los animales interesantes/decentes/amenazadores*.

*Que en lo personal no sé por qué no les pusieron "Las Locomotoras", siendo que es lo único que se produce aquí.

El hockey sobre hielo, para los que nunca han tenido el placer de ver un partido, son doce furiosos humanos que parece que fueron tallados en piedra vistiendo armaduras, con palos en las manos y cuchillas en los pies, todos peleándose por un pequeño disco de caucho. Sobre hielo. Supongo que ya lo intentaron sobre magma, pero creo que decidieron que el hielo era más fácil de mantener.

El objetivo - como la gran mayoría de los deportes - es seguir ciertas reglas arbitrarias con respecto a cómo manejar el disquito para llevarlo desde su portería hasta la del otro mientras que el público se pone hasta las manitas con cerveza.

Arriba (no mostrado): 60,000 litros de cerveza.

Este último punto es crucial, porque sólo ebrio se te olvida que estás a punto de perder las orejas por el frío. Bueno, quizás estoy exagerando, no estaba haciendo tanto frío, pero no se si es porque por fin me estoy convirtiendo en un Hijo de la Escarcha como los habitantes de este pueblo en medio de la nada o las bajas temperaturas están concentradas en la cancha.

El partido consiste en 3 tiempos de 20 minutos con descansos de 15 entre cada uno y un intermedio durante el cual la mascota hace tarugadas**. No lo sé ustedes pero en mi opinión él es el que se la pasa más chévere.

**Como en absolutamente todos los deportes concebidos por el hombre.

Arriba: Definitivamente el más chévere.

Lo que me llamó la atención es la banca: en todo momento hay 6 jugadores de un equipo en el hielo, pero se cambian como una quinceañera de ropa antes de salir con sus amigas. En dicha banca había otras nueve montañas humanas revestidas de plástico y tela que se coordinaban hermosamente con sus compañeros para brincar la barda y lanzarse contra el puck, me imagino que para repartir uniformemente los trancazos que se arremeten los unos a los otros. Pregunté la razón y me explicaron porque "es un deporte muy agotador", supongo que éstas personas no saben que los futbolistas corren por 90 minutos. Aunque bueno, los futbolistas no traen 600 kilos de equipo encima.

Cuando se paraban para cambiarse creía que se iban a agarrar a trancazos. Yo también me paraba y gritaba "!dale duro a ese méndigo!", lo que generaba miradas extrañas de mis acompañantes porque nadie habla español.

Es impresionante ver a los jugadores salir volando de la banca para ir a estrellarse contra otros dos canijos, apliándose cada vez más y más hasta ser una masa bicolor de palos, cuchillas y gritos. Lo más chistoso es que el puck invariablemente sale volando de dicha masa, lo que deja a los jugadores separándose con cuidado, mirándose los unos a los otros avergonzados por la patiza que se acaban de meter. Por un pedacito de caucho.

Ah, porque han de saber que los golpes no son condenados. Por lo menos no oficialmente. Sólo que le revientes el palo en la cabeza a alguien, quiero pensar, porque se metían unos trancazos que daba gusto. Puedo entender el atractivo de éste deporte: es box sobre hielo.

Sin embargo, como buen über-ñoñazo con déficit de atención que soy, me aburrí a los 10 minutos de partido. Saqué mi librito en el celular y me puse a leer. Creo que ganaron.

Deberíamos llevar este glorioso deporte a México. Es como box sobre hielo. Con palos. Y navajas. Deja que la gente vea como doce personas con armadura se metan de trancazos, qué carajos, es catártico.

!Saludos!
Atte,
El Kushiage

No hay comentarios:

Publicar un comentario