"Aquellos que no tienen tiempo para el ejercicio corporal eventualmente tendrán que encontrar tiempo para la enfermedad"
~ Edward Stanley (1799 - 1869)
~ Edward Stanley (1799 - 1869)
Como mencioné anteriormente, se me detectó pre-diabetes con una prueba de tolerancia a la glucosa, por lo que se me recomendó - además de revisar mi dieta - hacer ejercicio. Dulce madre misericordiosa, como detesto hacer ejercicio.
Verán, es una actividad que va firmemente contra mis principios: es un problema consumir las calorías, el ejercicio gasta inútilmente dichas calorías. Luego entonces es un desperdicio de tiempo, esfuerzo y dinero. Sin embargo es por indicaciones médicas y cualquier persona que legalmente pueda abrir gente, menearle las tripas, volverlas a coser y recibir dinero por ello tiene mi respeto. Hagamos pues, pinche ejercicio.
Lo primero que me recomendaron, por supuesto, es unirme a un gimnasio. Pero si odio hacer ejercicio aborrezco los gimnasios.
Aborrezco a esos microcosmos de dolor y pretensiones, esos orgullosos bastiones de la vanidad y lo superficial, esos mágicos lugares donde se resetea la pirámide social y tu valor como ser humano se define por tu masa muscular y la cantidad de metal que eres capaz de levantar sobre tu cabeza*; lugares donde - como dice una amiga mía - casi todos llegan en carro y no ven la ironía del asunto. Sí, mis estimados, ah como pinche aborrezco ir a los gimnasios.
*O en el caso de las mujeres lo plano de tu abdomen y la firmeza de tus glúteos. Si no puedes partir un madero con solo apretar las nalgas serás rechazada por tus semejantes.
¿Por dónde empezar? Bien, dejando de lado el insulto a la cartera con los ridículos precios, lo primero que te golpea al entrar es sin duda el olor: Ese característico aroma a sudor, nalgas y sueños destrozados, no necesariamente en ese orden.
Verán, es una actividad que va firmemente contra mis principios: es un problema consumir las calorías, el ejercicio gasta inútilmente dichas calorías. Luego entonces es un desperdicio de tiempo, esfuerzo y dinero. Sin embargo es por indicaciones médicas y cualquier persona que legalmente pueda abrir gente, menearle las tripas, volverlas a coser y recibir dinero por ello tiene mi respeto. Hagamos pues, pinche ejercicio.
Lo primero que me recomendaron, por supuesto, es unirme a un gimnasio. Pero si odio hacer ejercicio aborrezco los gimnasios.
Aborrezco a esos microcosmos de dolor y pretensiones, esos orgullosos bastiones de la vanidad y lo superficial, esos mágicos lugares donde se resetea la pirámide social y tu valor como ser humano se define por tu masa muscular y la cantidad de metal que eres capaz de levantar sobre tu cabeza*; lugares donde - como dice una amiga mía - casi todos llegan en carro y no ven la ironía del asunto. Sí, mis estimados, ah como pinche aborrezco ir a los gimnasios.
*O en el caso de las mujeres lo plano de tu abdomen y la firmeza de tus glúteos. Si no puedes partir un madero con solo apretar las nalgas serás rechazada por tus semejantes.
¿Por dónde empezar? Bien, dejando de lado el insulto a la cartera con los ridículos precios, lo primero que te golpea al entrar es sin duda el olor: Ese característico aroma a sudor, nalgas y sueños destrozados, no necesariamente en ese orden.
Admítanlo, lo pueden oler con sólo ver esta foto. |
Segundo, a menos que tengas el horario de trabajo más extraño del mundo o pagues más de mensualidad que lo que la mayoría paga de renta, te vas a encontrar con que hay gente saliéndose por las ventanas. En mi experiencia si vas a un gimnasio probablemente lo estás visitando cuando tienes tiempo, y si eres una persona productiva lo harás cuando el resto de la población productiva tenga tiempo. Luego entonces tendrás que esperar o compartir el equipo con quince billones de canijos**.
**Nota para los dueños de los gimnasios: existe un promedio de fuerza humana. Consíganse más mancuernas que se adecúen a ese promedio, por favor. Si no saben matemáticas observern su equipo y de las que tengan más gastadas consigan más pinches pares.
Compartir implica interactuar con ciertos especímenes molestos que pululan en dichos lugares, y como alguien que desea salir lo más rápido posible habiéndo cumplido la rutina es exhasperante lidiar con:
**Nota para los dueños de los gimnasios: existe un promedio de fuerza humana. Consíganse más mancuernas que se adecúen a ese promedio, por favor. Si no saben matemáticas observern su equipo y de las que tengan más gastadas consigan más pinches pares.
Compartir implica interactuar con ciertos especímenes molestos que pululan en dichos lugares, y como alguien que desea salir lo más rápido posible habiéndo cumplido la rutina es exhasperante lidiar con:
- Ese imbécil que acapara todas las mancuernas. "Disculpa ¿Esa la estás usando? ¿Sí? ¿Y aquella? ¿En serio, también? ¿Y las de all...? ¿También? ¿Eres un puñetero hombre-pulpo o qué mierdas?"
- El/La prófugo/a del jabón. Si la fuerza de Sansón estaba en su cabello claramente la de esa persona está en su pestilencia.
- Ese maldito desconsiderado que esconde equipo por todo el gimnasio porque es inca-pinche-paz de regresar las cosas a su lugar.
- Ese/Esa imbécil que está tomándose fotos / escribiendo o hablando por su celular / platicando con otra persona sentado en un equipo. Preguntarle "¿lo estás usando?" invariablemente causa una respuesta afirmativa, el/la muy mamoncete.
- Aquella persona que suda más líquido de lo que yo consumo en una semana. Es bastante desagradable compartir los equipos con el/ella.
- Aquél/aquella mamoncete que se tomó a pecho el "haz todo lo necesario para sacar esa última repetición" y grita como gato cayendo por las escaleras para sacar, ustedes saben, esa última puñetera repetición.
- Está ese/esa insufrible idiota que publica toda su rutina en las redes sociales, como si realmente nos importara una carajo.
- La persona nudista en potencia que va al gimnasio con tan poca ropa que abochornaría a una estrella porno.
- Y finalmente el peor de todos: Esa montaña de músculos a la que aspiramos pero jamás podremos imitar. No, no hay cantidad de "motivación" que nos haga llegar a estar así. Mis hobbies consisten en ser feliz con mi esposa, cocinar y jugar videojuegos, no hay tiempo/energía/dinero/salud suficiente que sacrificar para estar como ese Arnoldo Schwarxeneggerotl. Pero su escultural perfección no deja de ser restregada en nuestro flácido abdomen desde que entramos hasta que salimos. Les juro que esos pelados no nacieron, a ellos los esculpieron en piedra***.
***Y luego dicen que las mujeres tienen problemas con los estándares de belleza impuestos por la sociedad moderna. Como ellas no tienen que ver al puñetero hércules levantar varias veces su peso con la uña del meñique todos los pinches días mientras que uno suda la gota gorda para levantar 5 kilos.
Esos, entre otros que mi furia me impide recordar por el momento pero que estoy seguro que ustedes amables lectores mencionarán en los comentarios, son algunos de los individuos que me hacen mantenerme lejos de esas catedrales del ácido láctico mal-llamados gimnasios. Mi respeto va a los que entran al establecimiento, se cambian, hacen su rutina eficientemente y se van sin siquiera dirigirte una mirada o percatarse de tu existencia. Todos los previamente mencionados pueden ir a hacer gárgaras con cloro.
Al gimnasio no se va a socializar, maldición, uno va a sufrir y a arrepentirte de ese pastel de chocolate, no a divertirse; me atrevo a decir que es como el trabajo: si te estás divirtiendo muy probablemente no lo estás intentando lo suficiente.
Mi solución pues fue conseguirme una vieja bicicleta estacionaria y pedalear hasta vomitar. Bien, exagero, no he vomitado porque es imposible hacerlo cuando uno está inconsciente****, pero dos semanas más tarde he llegado a 30 minutos diarios por cada desmayo. Ahí la llevamos.
****Les he de presumir que hice 10 minutos de bicicleta en la mínina resistencia y sólo me desmayé dos veces.
También me recomendaron hacer pesas, ya que entre más músculos se activen más glucosa se consume, bajando la cantidad general en el cuerpo. Pero eso, mis estimados, es otra entrada.
!Saludos!
Atte,
El Kushiage
~ Curiosamente lo que más he escuchado de mis conocidos cuando se enteran que estoy haciendo ejercicio - principalmente por notar mi caminado chistoso por una robotitis fenomenal - es "por lo que más quieras no te hagas un fitness fan", evidentemente no me ha tocado conocer a uno de esos, temo por el día que lo haga.
Hola brocheta¡ al igual que tú, yo detesto los gimnasios, sin embargo encontré una buena opción para ejercitarme... la natación, te explico por que me gusta tanto: no hay necesidad de socializar con nadie, quemas muchas calorías, es como estar de vacaciones todos los días durante una hora, aprendes a nadar y eso podría salvarte la vida, la condición física mejora increíblemente y como no es un deporte de impacto tus rodillas no se lastiman, no es barato pero vale la pena. saludos¡
ResponderEliminarHola g0dzy, buen dia.
EliminarMuchas gracias por tu comentario, lo checaré como opción.
!Saludos!
Atte,
El Kushiage
saludos brocheta , muy divertida la entrada como de costumbre , sobre todo con las habituales exageraciones , pero debo decir que esos hércules pagan un precio , claro que si es algo que disfruten no es tan díficil , mi cuñado es uno de ellos pero la tendencia de su cuerpo es a engordar (endomorfo) así que debe hacer esfuerzos dobles , ánimo :D
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=Ljj0-FlqQnc
Mi estimado Carlos, muchas gracias por tu comentario.
EliminarCreo que tocas un punto interesante en tu comentario, y es algo que tengo guardado para una entrada futura: es algo que disfrutan. A ellos les fascina que arda el músculo, son los que tienen su euforia de gimnasio, son los que tienen "ir al gimnasio" como un pasatiempo más que una necesidad.
Ignoro si es que se convencieron a si mismos, o si sus cerebros están programados para liberar muchas mas endorfinas después de hacer un superset de curls que el resto de nosotros, pero el punto es que para ellos no es la miserable experiencia que para la mayoría.
El video está interesante y toca puntos importantes sobre cómo hacer divertida la actividad física: deportes, juegos, etc. ¿pero qué hay aquellos de los que realmente no somos dueños de nuestro tiempo por trabajo o familia? ¿Que hay de los que aborrecemos la actividad física pero tenemos que hacerla por orden escrita de un médico?
Curiosamente, creo que encontré la solución. La publicaré en la entrada siguiente.
Muchas gracias por el comentario y por el video.
!Saludos!
Atte,
El Kushiage