viernes, 6 de noviembre de 2015

Por Fin Encontré Cómo Ejercitarme en Casa

"Si existiese un ejercicio que me gustara ¿me hubiera puesto tan gorda?"
~  Jennifer Weiner (1970 - )

Puesto que realmente odio los altares de dolor y vergüenza que son los gimnasios y no soy dueño de mi tiempo por cuestiones laborales he estado buscando la manera de ejercitarme en casa*. Esto siempre ha sido un problema por varias razones: precio, falta de espacio y dificultad para conseguir el equipo; sin embargo, por razones médicas ha llegado el momento en que algo tiene que ceder.

*Curiosamente la motivación dejó de ser un factor. Uno generalmente busca la motivación pero a veces la motivación lo encuentra a uno en la forma de las personas que ha visto morir por causa de la diabetes. Es gracioso como funciona la vida a veces.

Esa decisión por desgracia la tomé cuando visité la plaza Andares** por causas ajenas a mi poder. Curioso, entré a una tienda de deportes aleatoria y vislumbré un par de mancuernas algo oxidadas con maltrechos discos de hierro forjado de cinco kilos cada una sostenidos por esas pinzas circulares ¿el precio? $1,299 por favor.

**Conocida como esa maldita plaza donde cobran 12 malditos pesos por cada makdita hora de maldito estaciona-pinche-miento. ¿Por qué? !POR QUE VETE A LA MIERDA Y DAME DINERO, POR ESO!

Ignoro si venían con el set completo de discos, si las mancuernas eran capaces de ejercitarse por mí, lavar mi ropa y hacer mi declaración de impuestos en abril, ya que el muchacho que atendía juraba y me perjuraba que ese era el precio y sólo esas dos mancuernas estaban incluídas.

Desconozco si estaban hecho con el adamantium que le quitaron a Wolverine, si estaba hecho con el hierro obtenido de la sangre de la Princesa Diana o si simplemente decidieron que como la plaza ya nos está bajando los pantalones con el precio de la hora de estacionamiento pueden aprovechar y violar a los clientes que somos lo suficientemente idiotas como para pararnos en sus tiendas.

Absolutamente horrorizado decidí pasar a otras tiendas de deportes y el conocidísimo vende-patrias estadounidense que es Walmart para buscar unas mancuernas que no implicaran, ustedes saben, tener que sacrificar mi primogénito a duendecitos de nombres impronunciables.

Sólo encontré unas irrisorias mancuernas "Roker" que mi esposa sabiamente bautizó como "pesas para el Facebook": enormes bodoques de metal y plástico que, con sus tremendos e intimidantes 5 kilogramos de peso cada una, tienen más o menos el mismo diámetro que las barras que levantan los campeones mundiales. El precio estaba decente - alrededor de 200 pesos por mancuerna - pero el tamaño era ridículo: un set de ellas no caben en ningún lado en un departamento que se quiera mantener limpio, por supuesto.

Pensando que estaba perdido, me encontré este cachibache:



Para los no iniciados***, eso es una "Pesa Rusa" o "Kettlebell" como les llaman los sajones. Es un instrumento de ejercicio utilizado por la armada rusa desde hace décadas y consiste en una bola de hierro con una agarradera; lo interesante es que su forma y desbalance de peso permite una gama de ejercicios muy variada fortalecen el cuerpo de manera muy integral, les aseguro que les van a doler músculos que ni sospechaban que existían.

***Que somos la mayoría, la verdad. Acá en el continente americano como que no son muy conocidas.

Además, se puede usar para combinar levantamiento de pesas y ejercicio cardiovascular, ideal si como yo aborrecen el ejercicio y quieren eficientarlo cuanto sea humanamente posible. Échenle un vistazo si quieren darle un poco de sazón a su entrenamiento o, como en mi caso, no hay mucho espacio dónde ejercitarse y donde guardar el equipo.

He aquí un ejemplo de los ejercicios que se pueden hacer con la pesa rusa:



******************* Nota obligatoria *******************
Levantar pesas implica muchas, muchas horas de estudio e investigación sobre "forma", esto es la postura y movimientos adecuados para estresar los músculos y anatomía saber cómo se mueve dicho músculo, dónde está y cuándo saber si está ejercitándose.

Les recomiendo ampliamente que antes de hacer cada movimiento investiguen qué grupos musculares se ejercitan, la "forma" correcta de hacerlo y practícalo con poco peso. Si asisten a un gimnasio consulten al instructor sobre la forma de los ejercicios, pero aún así les recomiendo que investiguen ustedes mismos la naturaleza del movimiento: el hecho de trabajar en un gimnasio no implica que dicho instructor sabe hacer X ejercicio que viste en una revista correctamente. Vean y comparen videos en youtube, e investiguen, investiguen, investiguen. Es el único cuerpo que tenemos, cuando en duda pregunten, lastimarse sólo retrasa los resultados.
******************* Nota obligatoria *******************

Ojalá y les llame el interés intentar ejercicios con esa chimistreta, es sorprendente la fortaleza y flexibilidad que uno gana !ya no me tiemblan los brazos al levantar el garrafón!

!Saludos!
Atte,
El Kushiage
~ Con razón los rusos parece que los tallaron en madera...

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Por Qué Odio los Gimnasios

"Aquellos que no tienen tiempo para el ejercicio corporal eventualmente tendrán que encontrar tiempo para la enfermedad"
~ Edward Stanley (1799 - 1869)

Como mencioné anteriormente, se me detectó pre-diabetes con una prueba de tolerancia a la glucosa, por lo que se me recomendó - además de revisar mi dieta - hacer ejercicio. Dulce madre misericordiosa, como detesto hacer ejercicio.

Verán, es una actividad que va firmemente contra mis principios: es un problema consumir las calorías, el ejercicio gasta inútilmente dichas calorías. Luego entonces es un desperdicio de tiempo, esfuerzo y dinero. Sin embargo es por indicaciones médicas y cualquier persona que legalmente pueda abrir gente, menearle las tripas, volverlas a coser y recibir dinero por ello tiene mi respeto. Hagamos pues, pinche ejercicio.

Lo primero que me recomendaron, por supuesto, es unirme a un gimnasio. Pero si odio hacer ejercicio aborrezco los gimnasios.

Aborrezco a esos microcosmos de dolor y pretensiones, esos orgullosos bastiones de la vanidad y lo superficial, esos mágicos lugares donde se resetea la pirámide social y tu valor como ser humano se define por tu masa muscular y la cantidad de metal que eres capaz de levantar sobre tu cabeza*; lugares donde - como dice una amiga mía - casi todos llegan en carro y no ven la ironía del asunto. Sí, mis estimados, ah como pinche aborrezco ir a los gimnasios.

*O en el caso de las mujeres lo plano de tu abdomen y la firmeza de tus glúteos. Si no puedes partir un madero con solo apretar las nalgas serás rechazada por tus semejantes.

¿Por dónde empezar? Bien, dejando de lado el insulto a la cartera con los ridículos precios, lo primero que te golpea al entrar es sin duda el olor: Ese característico aroma a sudor, nalgas y sueños destrozados, no necesariamente en ese orden.

Admítanlo, lo pueden oler con sólo ver esta foto.

Segundo, a menos que tengas el horario de trabajo más extraño del mundo o pagues más de mensualidad que lo que la mayoría paga de renta, te vas a encontrar con que hay gente saliéndose por las ventanas. En mi experiencia si vas a un gimnasio probablemente lo estás visitando cuando tienes tiempo, y si eres una persona productiva lo harás cuando el resto de la población productiva tenga tiempo. Luego entonces tendrás que esperar o compartir el equipo con quince billones de canijos**.

**Nota para los dueños de los gimnasios: existe un promedio de fuerza humana. Consíganse más mancuernas que se adecúen a ese promedio, por favor. Si no saben matemáticas observern su equipo y de las que tengan más gastadas consigan más pinches pares.

Compartir implica interactuar con ciertos especímenes molestos que pululan en dichos lugares, y como alguien que desea salir lo más rápido posible habiéndo cumplido la rutina es exhasperante lidiar con:

  • Ese imbécil que acapara todas las mancuernas. "Disculpa ¿Esa la estás usando? ¿Sí? ¿Y aquella? ¿En serio, también? ¿Y las de all...? ¿También? ¿Eres un puñetero hombre-pulpo o qué mierdas?"
  • El/La prófugo/a del jabón. Si la fuerza de Sansón estaba en su cabello claramente la de esa persona está en su pestilencia.
  • Ese maldito desconsiderado que esconde equipo por todo el gimnasio porque es inca-pinche-paz de regresar las cosas a su lugar.
  • Ese/Esa imbécil que está tomándose fotos / escribiendo o hablando por su celular / platicando con otra persona sentado en un equipo. Preguntarle "¿lo estás usando?" invariablemente causa una respuesta afirmativa, el/la muy mamoncete.
  • Aquella persona que suda más líquido de lo que yo consumo en una semana. Es bastante desagradable compartir los equipos con el/ella.
  • Aquél/aquella mamoncete que se tomó a pecho el "haz todo lo necesario para sacar esa última repetición" y grita como gato cayendo por las escaleras para sacar, ustedes saben, esa última puñetera repetición.
  • Está ese/esa insufrible idiota que publica toda su rutina en las redes sociales, como si realmente nos importara una carajo.
  • La persona nudista en potencia que va al gimnasio con tan poca ropa que abochornaría a una estrella porno.
  • Y finalmente el peor de todos: Esa montaña de músculos a la que aspiramos pero jamás podremos imitar. No, no hay cantidad de "motivación" que nos haga llegar a estar así. Mis hobbies consisten en ser feliz con mi esposa, cocinar y jugar videojuegos, no hay tiempo/energía/dinero/salud suficiente que sacrificar para estar como ese Arnoldo Schwarxeneggerotl. Pero su escultural perfección no deja de ser restregada en nuestro flácido abdomen desde que entramos hasta que salimos. Les juro que esos pelados no nacieron, a ellos los esculpieron en piedra***.

***Y luego dicen que las mujeres tienen problemas con los estándares de belleza impuestos por la sociedad moderna. Como ellas no tienen que ver al puñetero hércules levantar varias veces su peso con la uña del meñique todos los pinches días mientras que uno suda la gota gorda para levantar 5 kilos.


Esos, entre otros que mi furia me impide recordar por el momento pero que estoy seguro que ustedes amables lectores mencionarán en los comentarios, son algunos de los individuos que me hacen mantenerme lejos de esas catedrales del ácido láctico mal-llamados gimnasios. Mi respeto va a los que entran al establecimiento, se cambian, hacen su rutina eficientemente y se van sin siquiera dirigirte una mirada o percatarse de tu existencia. Todos los previamente mencionados pueden ir a hacer gárgaras con cloro.

Al gimnasio no se va a socializar, maldición, uno va a sufrir y a arrepentirte de ese pastel de chocolate, no a divertirse; me atrevo a decir que es como el trabajo: si te estás divirtiendo muy probablemente no lo estás intentando lo suficiente.

Mi solución pues fue conseguirme una vieja bicicleta estacionaria y pedalear hasta vomitar. Bien, exagero, no he vomitado porque es imposible hacerlo cuando uno está inconsciente****, pero dos semanas más tarde he llegado a 30 minutos diarios por cada desmayo. Ahí la llevamos.

****Les he de presumir que hice 10 minutos de bicicleta en la mínina resistencia y sólo me desmayé dos veces.

También me recomendaron hacer pesas, ya que entre más músculos se activen más glucosa se consume, bajando la cantidad general en el cuerpo. Pero eso, mis estimados, es otra entrada.

!Saludos!
Atte,
El Kushiage
~ Curiosamente lo que más he escuchado de mis conocidos cuando se enteran que estoy haciendo ejercicio - principalmente por notar mi caminado chistoso por una robotitis fenomenal - es "por lo que más quieras no te hagas un fitness fan", evidentemente no me ha tocado conocer a uno de esos, temo por el día que lo haga.

lunes, 2 de noviembre de 2015

De Brochetas y Altares de Muertos

"Hay gente que teme tanto morir que nunca vive realmente"
~ Henry Van Dyke (1852 - 1933)
 
No tiene nada que ver pero en la empresa en la que trabajo hicieron su concurso anual de Altares de Muertos.

Para los no iniciados, un Altar u Ofrenda de Muertos consiste en instalar altares caseros en honor a los difuntos de la familia, colocando alimentos, velas, flores y objetos de uso cotidiano de aquellos que ya no están entre nosotros. Se supone que el Día de Muertos regresan a la Tierra para caminar entre nosotros y visitar sus altares. Más información en la página de Wikipedia, para todos aquellos hermanos hispanohablantes no mexicanos que nos visitan. Es una tradición muy bonita e interesante, la verdad.
 
Y colorida.

Como buenos "godínez" en una compañía de IT, se hicieron a una variedad de personajes de la industria, artistas y otras personas famosas*; sin embargo este año en particular ganó uno dedicado a un familiar de una compañera de trabajo. Por alguna razón, aunque jamás conocí a esa persona, ese altar en particular se sentía... real. No lo sé, las pertenencias, las fotografías, en general se sentía triste. Ese era genuinamente un Altar de Muertos.

*Y nunca falta el imbécil que insiste en erigir un altar a Steve Jobs ¿Y a Dennis Ritchie qué? Maldita pinche sea.

Mientras que lo observaba la ofrenda con mi taza humeante de café, escuché esa vocecita traicionera que todos llevamos dentro que me preguntaba "Y sí seré curioso, Brocheta ¿cómo va a ser tu altar?".

**Bueno, no me llamo a mí mismo "Brocheta", pero es por decir algo, vaya.

Vaya, no lo sé ¿me harían altar, para empezar? ¿He hecho lo suficiente como para que me recuerden? ¿Me agradaría ser recordado por lo que he hecho? ¿Estoy conforme con lo que he hecho hasta ahora? ¿Me merezco ser recordado? ¿Qué cambiaría? dioses en el Olimpo, no lo sé. ¿Ustedes qué opinan? Supongo que fueron tribulaciones de un lunes de día de Muertos...

¿Y de ustedes, cómo sería su altar? ¿Qué contendría? ¿Quienes les gustaría que lo visitaran?

!Saludos!
Atte,
El Kushiage
~ Una de mis creencias populares favoritas es que si pruebas los alimentos del altar carecen de sabor, porque los muertos ya las consumieron.