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martes, 18 de agosto de 2009

Crónicas de Azeroth II: El Seguidor de Luz

"Mis compañeros son mi espada, yo soy su escudo; mientras yo viva, ellos no sufrirán daño"
~ Lema de los Paladines Defensores de la Mano Plateada.

I

Kael Seguidor de Luz miró hacia afuera por la ventana de la carroza en la que viajaba. Iba acompañado de varios otros Elfos iniciados como Caballeros de Sangre de Silvermoon.
Con cuidado caminó hasta una esquina donde se sentó recargándose contra las paredes de la carroza. Le quitó el paño que cubría el escudo de su padre y se lo puso en las piernas, acariciándolo.
Acababa de salir de Silvermoon hace unas horas, ahora viajaban por el camino hacia el sur que bordeaba por la Cicatriz Muerta; su destino era la villa capturada de Tranquilien, en medio de las Tierras Fantasma.
Sus compañeros dormían en el suave bamboleo de la carroza, aprovechó el tiempo para reflexionar sobre el día anterior, sobre el Elfo que había dejado de ser.


II

- Pero miren nada más lo que trajo el sol - dijo Dama Liadrin con un tono burlón, mirando al recién llegado y poniéndose las manos sobre las caderas.
- Dama Liadrin - dijo solemne Kael Seguidor del Amanecer, mientras llevaba su mano derecha a su pecho con el puño mirando hacia dentro, y poniéndose en posición de firmes.
La Elfa, vestida en una armadura completa de color rojo y tonos negros, rubia y con ojos verdes, brillantes, le sonrió y le devolvió el saludo.
- Siempre tan formal Kael, Doral ana'diel?
- Sábes que las cosas podrían ir mejor, Liadrin - contestó el Elfo, lanzando un suspiro, mirando a su alrededor.
- Algún día tendrás que dejar de culparte por eso, viejo amigo.
Kael la miró a ella de reojo, luego a su alrededor, incómodo.
- Algún día, Lia.
Kael Seguidor del Amanecer vestía la armadura roja con plateado de los iniciados en la Orden de los Caballeros de Sangre de Silvermoon; llevaba en su mano derecha un documento con órdenes que había recibido de su Maestro Caballero de Sangre a entregarse a la Dama Liadrin, la primera Caballera, en la ciudad de Silvermoon.
La Elfa rió.
- Hace años que nadie me llama así - tomó las órdenes que llevaba Kael y las arrojó al suelo - un veterano como tú no necesita eso; vamos, tu prueba espera.
Ambos comenzaron a caminar por la calle que lleva al distrito de los Guardabosques de Silvermoon, enfrente de donde se encuentra el edificio principal de los Caballeros de Sangre.
- ¿Cómo va el entrenamiento? - preguntó Kael mientras observaba como una Elfa enterraba una flecha justo en el centro de una diana de práctica, en un jardín a la izquierda.
- Excelentemente bien - contestó Dama Liadrin - el ejército de Silvermoon se regocija de usar la Luz otra vez. Su majestad Anasterian estaría orgulloso.
- Sí, lo estaría - dijo Kael - también estaría orgulloso de lo que su hijo hizo por su pueblo.
- !Larga vida a la casa Caminante del Sol! - contestó casi mecánicamente Liadrin.
- Larga vida - dijo el Elfo.
- Tranquilien está rodeada al este por los Trolls de Amani, o lo que queda de ellos, y al oeste por hordas de muertos vivientes que vagan por los caminos. Ahí es donde entran ustedes, son el refuerzo del contingente de tropas que enviamos para allá.
Ambos llegaron a la puerta donde los esperaba un joven Elfo con una vestimenta roja.
- !Dama Liadrin! - dijo ceremoniosamente, saludando.
Liadrin le contestó el saludo.
- Y tú, adepto - dijo con desprecio - entra, tu prueba espera.
Kael asintió y se inclinó para darle un beso en la mano a Liadrin.
- Mi Dama - se despidió, y entró en el edificio.
Ambos lo siguieron con la mirada.
Cuando Kael cerró la puerta, Liadrin miró a su discípulo, sus ojos verdes brillaban de furia.
- Sargento Mariel - comenzó, con una voz que podría fundir Thorium - ese era Kael Seguidor del Amanecer, quien ha servido en nuestro ejército desde antes de la Primera Guerra, él fue Rompe-Hechizos en la guardia de su majestad el Príncipe Kael'Thas y perdió a su familia al Azote de los Muertos Vivientes, yo misma lo saqué moribundo de entre los escombros después que ese bastardo Arthas arrasó con la ciudad; si vuelvo a escuchar que hablas de esa manera te destripo con mi propias manos.
El adepto dio un paso hacia atrás, visiblemente asustado, luego hizo una reverencia.
- Sí... Sí mi Dama - chilló con una vocecilla - por favor acepte mis disculpas. Dicho esto se dio la vuelta y se retiró rápidamente.


III

Kael entró a la enorme cámara redonda donde los Maestros tenían controlada a la criatura conocida como M'uru. La cámara tenía cuatro pilares de marmol rojo, estandartes con los colores de los Elfos de Sangre y cortinas rosas adornaban las paredes. En el centro, en un agujero circular con escalones, había una criatura hecha de pura luz, siendo controlada por cuatro Elfos de Sangre vestidos en túnicas rojas. Ellos extendían sus brazos hacia la criatura, desde donde se trazaba un relámpago rojo que los unía con M'uru, el Naaru.
La criatura tenía formas geométricas rígidas que giraban a su alrededor, su cuerpo eran mitades separadas por canales de luz, parecía más una estatua que un ser viviente, un par de ojos enormes flotantes en el rostro aplanado se movian inexpresivos.
Dos Maestros se acercaron y entregaron a Kael un frasco y un cristal negro. Se alejaron.
Kael apuntó el cristal hacia la entidad y lo activó; una línea de electricidad rojiza unió a ambos seres. De pronto el Elfo se encontraba de pie sólo, en una enorme área blanca vacía y enfrente de él flotaba el Naaru.
- Saludos Kael - escuchó el Elfo dentro de su cabeza, era una voz andrógina muy suave, con tintineos de fondo, una paz y tranquilidad absolutas emanaban de esa voz - ¿a qué has venido?
- Saludos, Naaru - contestó Kael, y agachó la cabeza en un saludo - vengo por tu poder para resucitar a un compañero que cayó por mi mano, en una prueba de mi valor.
- Bien - habló la criatura de luz - eres educado y honesto, buenas cualidades en un paladín.
- ¿Te burlas de mí, criatura? - preguntó el Elfo, molesto - nosotros somos los Caballeros de Sangre, no miserables paladines.
Hubo un silencio.
- ¿Culpas a la organización llamada La Mano Plateada por la caída de Silvermoon? - preguntó M'uru.
El elfo dió un paso hacia atrás, no esperaba esa pregunta ¿acaso esta criatura podía leer la mente?
- He aprendido mucho de los Maestros que me aprisionan, así como ellos de mí - dijo el Naaru, casi contestando lo que Kael había pensado.
El Elfo Se repuso de la sorpresa y habló.
- Ellos... Ellos nos olvidaron. Cuando Arthas marchó sobre Quel'Thalas, nadie vino a ayudarnos !Toda la Alianza nos falló!
Guardó silencio, recordando.
- Nadie vino... ni siquiera después del genocidio.
- ¿Donde murieron tu esposa e hijo?
- !¿Cómo es que... ?! - rugió Kael, perdiendo la compostura, luego se obligó a serenarse y continuó con una voz tensa pero más calmada.
- ¿Cómo sabes eso?
El Naaru permaneció flotando, brillando, frente a el Elfo.
- Te afectó mucho - dijo después de unos momentos - te culpas por su muerte.
- !Claro que soy culpable! - le gritó rabioso - !Debí estar a su lado! !Yo debí haber muerto, no ellos!
El Naaru guardó silencio.
- !Moriría mil veces en su lugar para salvarlos! - continuó Kael, su voz retumbando en la nada.
Hubo una pausa.
- Lo dices de corazón... pocos lo hacen - contestó M'uru, calmado - no le temes a la muerte.
Kael le dirigió una mirada llena de rabia.
- Hay destinos peores que la muerte.
- ¿Como estar aprisionado por una raza menor, saciándoles su adicción a la magia?
Kael abrió la boca para contestar pero guardó silencio, mirando fijamente a la criatura. Trató de serenarse.
- Naaru... - empezó, bajando la cabeza.
- Tienes razón Kael - lo interrumpió éste - hay peores destinos que la muerte ¿Para qué deseas mi poder?
- Para resucitar a mi compañero caído y evitar que muera para siempre.
El Naaru giró algunas de sus formas geométricas que orbitaban a su alrededor.
- Cierra los ojos, Kael, y recibe la Luz.
El Naaru irradió una brillantez absoluta y el Elfo vio blanco por algunos momentos antes de cerrar los ojos y echarse hacia atras.
Por un momento, Kael vio el mundo desde el cielo, él era una enorme muralla de luz; de un lado, había vida, sus tierras, su ciudad y su gente, feliz y sana; en una casita cerca de la plaza principal su esposa y su hijo jugaban con una pelota de cuero.
El Naaru apareció a su lado. Giró lentamente hacia la otra mitad de la muralla.
El mundo era totalmente diferente, negro y gris, sombrío, muerto. Había sombras que corrían hacia la muralla y se estrellaban, disolviéndose.
Kael miró de nuevo a su familia, quien ahora se encontraba en un mar de seres: Orcos, Humanos, Trolls, Gnomos, Taurens, todas las razas de Azeroth estaban ahí, de pie, mirándolo.
- La Luz es tuya - dijo el Naaru, y cuando lo dijo su consciencia, sus sentidos, y su fuerza se aumentaron un millón de veces.
- ¿Cómo la usarás? - continuó la criatura la criatura - decide.
Habiendo dicho esto, retiró la muralla.
Frenético, Kael miró hacia el infinito de sombras al otro lado; pensó en destruirlas a todas, pero quizás perdería la concentración y algunas pasarían. Antes que la primera sombra llegara, todos los habitantes fueron cubierto por un domo de luz plateada.
- Está decidido - dijo el Naaru.
Kael cayó de rodillas, exhausto, de regreso en el cuarto blanco.
Hubo una pausa mientras Kael tosía y respiraba pesado.
- ¿Qué has sentido? - preguntó la criatura, con timbres y campanitas.
Hubo otra pausa, el Elfo aún respiraba pesado.
- He visto vida, y esperanza - dijo Kael, exhausto - vi lo que más amo.
- Y los protegiste - habló el Naaru.
- Tenía que hacerlo.
- Pero había otros, también protegiste a aliados y enemigos por igual.
El Elfo bajó la cabeza.
- Son inocentes ¿qué culpa tienen ellos? ¿qué culpa tenía mi familia?
- ¿Qué sentiste al blandir la Luz, Kael?
Éste tragó saliva.
- Fue una experiencia abrumadora - continuó - sentir todo eso en mi cuerpo, en mi alma; me sentí extasiado por el poder, pero al mismo tiempo tan humilde, tan insignificante.
- Has aprendido - tintineó el Naaru en su cabeza, hablando solemne - lo que significa La Luz. No la usas, no la controlas; la llamas, pides ayuda y tú, Kael Seguidor del Amanecer, eres un conducto para La Luz.
- No puedo aceptarla - dijo Kael mirando con rencor a la criatura brillante - la tentación de alimentarme de esto es demasiado fuerte, esto debe usarse para proteger, no para satisfacer el hambre de un adicto.
- Por esa razón - dijo el Naaru, y ésta vez con un timbre de tristeza en la voz - es por lo que debes aceptarla.
El Elfo bajó la cabeza, sintiéndose decepcionado.
- Tu camino no es el de la retribución, Kael - habló después de un rato - tu deseo de venganza es fuerte, pero tu deseo de evitar que más seres sufran lo mismo que tú lo supera.
El Elfo no se movió.
- Levántate, Kael Seguidor de Luz, Paladín de Silvermoon - habló nuevamente la criatura - defiende a tu gente en los tiempos obscuros que se avecinan, levanta tu espada para rechazar el golpe hacia el débil, que la obscuridad te tema donde vayas.
El Elfo se puso de pie, sus piernas débiles, todavía sobrecogido por la visión que había experimentado.
- M'uru - habló muy despacio - Eres casi un dios ¿por qué no has destrozado tus cadenas?
El Naaru pareció divertido.
- Te has dado cuenta, bien. - tintineó en su cabeza - No es tiempo de hacerlo, faltan otros como tú.
Kael no comprendió a lo que se refería, pero prefirió no preguntar más; incómodo miró el pequeño frasco que había caído de sus manos, y luego miró al Naaru.
- Aún debo llenar el frasco, M'uru - dijo.
- Ya no lo necesitas Kael, brillará para que pases tu prueba, pero desde hoy tú eres un canal de la Luz; sé fuerte, ten fe y protege a aquellos que no creen.
Hubo un momento de silencio en el que el Naaru comenzó a brillar más y más. Kael se tuvo que llevar las manos a los ojos.
- Adios Kael, Seguidor de Luz - escuchó en su cabeza - hasta que nos volvamos a encontrar.


IV

Kael pasó su mano por el escudo de su padre, que había tomado de su casa antes de salir. Recorrió el dibujo del Áve Fénix delineada sobre el metal, sintiendo las imperfecciones y las melladuras que había recibido.
Dio una palmada sobre el metal y lo dejó a su lado, de su mochila sacó una cobija y se la echó encima; a sus ciento cincuenta y seis años, ya le dolían las rodillas con el frío.
Frotó el pequeño anillo plateado que tenía en su mano derecha, símbolo de su matrimonio, y cerró los ojos, tratando de conciliar el sueño.
- Vendel'o eranu, mi amada - dijo en un susurro - Ayúdame a olvidar por favor.


!Saludos!

Atte,
El Kushiage

viernes, 7 de agosto de 2009

La Batalla de Darrowshire: Comentarios

"Traigo noticias de tu hermana, ella está viva y bien en Winterspring
Toma, encontré tu muñeca, de ti depende tenerla a salvo
y tu padre regresa a casa. La guerra para él se terminó
Y sus espíritus una vez más pueden descansar...
en Darrowshire"
~ "Darrowshire", escrita por Cranius.

Algunos me pidieron una lista de los episodios, para que tengan un link central para pasarlo:
Se terminó esta aventura para Kael y Kumme, y vaya que fue larga. Primeramente, espero que se hayan divertido tanto leyéndola como yo escribiéndola; ya desde hace tiempo tenía ganas de escribir algo de lo que viví en el juego del Mundo de Warcraft, espero que haya sido de su agrado.

Respondiendo a algunas preguntas (Por favor lean esto después de leer la historia):

¿Qué son las Crónicas de Azeroth?
Siempre he sido gran fan de la historia del universo warcraft. Desde que lo jugaba en las viejas 386 del laboratorio de cómputo en la prepa y hasta WoW, Blizzard se ha encargado de darnos una increíble historia llena de héroes, épicos villanos y algunas de las batallas más impresionantes en los juegos de video. Hubieron algunos quests que me impactaron o que me conmovieron y decidí comenzar a escribirlos para satisfacer esa comezón de escribir.

Hay gente que hace música, hay otros que hacen video, otros que pintan y hay algunos que hacen monitos de plastilina. Yo escribo.

¿Y ese trío de locos?
Kael Seguidor de Luz (Dawnseeker) y Kumme Pezuña de Plata (Kumme) son dos personajes creados en el servidor de Eonar, en US, en el juego World of Warcraft, en la Horda.
Kael es un paladín Elfo de Sangre especializado en Protección y Kumme un Cazador Tauren especializado en Maestría de Bestias; Sin'Dal es, efectivamente, ese tigre 37 que tienes que matar para el último quest de "Tiger Mastery" en Stranglethorn. Kumme lo tuvo desde que tengo memoria y de hecho no recuerdo sus mascotas antes que él.
Las personalidades también son similares, siempre metía al pobre Kumme en problemas; hasta la fecha no me perdona una vez que nos caímos de un acantilado por mi culpa en Hellfire Peninsula (!Splat!).

¿Pero que no Dawnseeker es Seguidor del Amanecer?
Sí, no es error de traducción, cambia de apellido por un evento importante en su vida, quizás luego escribiré sobre ello.

¿Sí sucedió así la batalla de Darrowshire?
Honestamente no recuerdo si durante la pelea revivida muere o no Davil Lightforge pero ya no tengo manera de verlo y los videos que encontré no son claros. Todo lo saqué de mi memoria y de los textos de los quests en wowwiki, wowhead y thotbott. Si hay alguna discrepancia háganmela saber.
Este quest está desde el 2004-2005, en las Tierras Plagadas del Este; en ese entonces no existía la tecnología de "fases" que usa Blizzard hoy en día en la última expansión, la Furia del Rey Lich, donde según vayas haciendo quests las zonas van cambiando.
Sería interesante que revisaran este quest y para los que lo hayan terminado cambie Darrowshire a una villa normal.

¿Qué pasó con los textos originales de los Anuarios de Darrowshire?
Otro detalle, modifiqué el texto original de los Anuarios de Darrowshire porque (por alguna extraña razón) dicen que los eventos se llevaron a cabo durante la "Segunda Guerra", y esto - según su humilde servidor - cronológicamente está mal, me explico:
- La Primera Guerra (Warcraft I: Orcs and Humans) fue entre Oros y Humanos, en Azeroth (ahora llamado los Reinos del Este), culminando con la destrucción de Stormwind por la Horda Orca liderada por Orgrim Doomhammer.
- La Segunda Guerra (Warcraft II y Warcraft II: Beyond the Dark Portal) fue cuando se formó la Alianza (Humanos, Elfos, Gnomos y Enanos) contra la Horda (Orcos, Trolls, Ogros y Goblins) peleada en Lordaeron, culminando con la destrucción del Portal Obscuro y con la captura de los Orcos en campos de concentración. En la Expansion vemos lo que sucede del otro lado del portal, y cómo se instauran los "Hijos de Lothar" en Outland (muy interesante si eres de la Alianza).
- La Tercera Guerra (Warcraft III: Reign of Chaos) fue la iniciada por el Culto de los Malditos, cuando levantaron un ejército de Muertos Vivientes y convierten a Arthas en un Caballero de la Muerte, culmina en la épica batalla en Hyal, donde la Horda, la Alianza y los Elfos de la Noche se enfrentaron a las fuerzas de la Legion Ardiente. Fue durante ésta última que los muertos vivientes destruyeron Darrowshire y muchas de las tierras de Lordaeron, ahora conocidas como las Tierras Plagadas.

!Te faltó un quest!
Sí, después que obtienes las reliquias de los héroes y villanos de Darrowshire tienes que ir a matar esqueletos campeones para obtener sus cráneos; los cráneos "buenos" son los que resonan junto con el cristal que te entrega Chromie. Este quest, aunque da buena experiencia, no lo consideré tan importante y mejor dejé que Carlin hiciera algo.

!Te sobró un quest!
Es correcto, si tu aceptas el quest "Hermana Pamela" en Winterspring ya no puedes aceptar "La pequeña Pamela" en Sorrow Hill. Los puse los dos para hacer misterio sobre Darrowshire.

!Qué despacito viajan! ¿Por qué no tomaron un wyvern entre los puntos o por qué no usaron sus "Hearthstones"?
WoW es un mundo donde hay magia, cierto, pero trato de "traducir" las mecánicas del juego a cómo sería en un mundo parecido al de calabozos y dragones. No quería decir "fueron y mataron 14 millones de osos para buscar próstatas de oso usando las mismas 3 habilidades una y otra vez".

!Carlin habla muy exagerado!
Lo sé, así son sus diálogos >.<

¿Joseph era una caballero de la muerte?
No. Era un mob élite 60 del viejo WoW (pega duro, tiene HP para aventar para arriba, y ya); no era "oficialmente" porque no tenía los poderes y habilidades de la clase y en ese entonces no existían; pensé que sería más dramático de esta manera; esto es una exageración porque hasta donde yo sé sólo Arthas/El Rey Lich puede levantar caballeros de la muerte, sin embargo Marduk el Negro era tan macabro que me gustó la idea que Joseph también tuviera habilidades de un CdlM.

!Qué mentiroso eres, Joseph y Pamela no se reúnen al final del quest!
De hecho, sí lo hacen. Cuando lo hicimos por primera vez, si te esperabas unos momentos cerca de la casa, aparecia caminando el espectro de Joseph Redpath vestido de civil y llamaba a su hija quien lo recibía, reían juntos y después desaparecían saludando. Ignoro si hayan cambiado esto recientemente.

!Maldito Marduk! ¿existe en el juego para matarlo?
Sí, él sigue vivo por si quieres ir a partirle su mandarina en gajos, se encuentra en la sala principal en Scholomance, situada enmedio de la isla de Caer Darrow en las Tierras Plagadas del Oeste. Si son nuevos jugadores, encontrarán una mujer espectro afuera que les contará sobre las atrocidades que se cometieron en ese lugar. Excelente para la historia.

¿Vas a hacer más quests o aventuras?
Espero que sí, envíen sugerencias :D


!Gracias por leer!
Saludos,
Atte,
El Kushiage

jueves, 6 de agosto de 2009

Las Crónicas de Azeroth: La Batalla de Darrowshire (Parte 13)

Las Crónicas de Azeroth: La Batalla de Darrowshire

Epílogo

"Y hasta la fecha, si alguien le pregunta el origen de la taza de porcelana que tiene enmarcada en su casa, él sonreirá y te preguntará "¿te gustaría escuchar una historia increíble?"".
~ Extracto del diario de Kumme Pezuña de Plata, sobre su amigo Kael Seguidor de Luz


I

Kael y Kumme aterrizaron estrepitosamente sobre las lozas de la plaza principal de Darrowshire. Se incorporaron adoloridos, con sus cuerpos normales, llenos de heridas y raspones. Kumme volvió a caer de espaldas cuando Sin'Dal se le arrojó encima para recibirlo, contento de verlo.
Kael miró a su alrededor. Después de unos momentos de silencio habló con voz desolada.
- Todo se ve... igual.
Kumme acarició a Sin'Dal detrás de las orejas y se incorporó; los aventureros cojearon hasta la casa de Pamela.
La casita estaba vacía, arruinada, igual que como la habían encontrado; la única diferencia era un pedazo de papel y un par de tazas de porcelana blanca en el centro de la mesita del comedor, el líquido dentro emitia un agradable olor.
Kael se acercó renqueando y tomó la carta; leyó las letras burdas y con pésima ortografía en voz alta:

Keridos amigoz:

!La gerra se acavó! Ezcuché ke mi papi me zussurraba en mis zueños. Asustó a todas las zombras malas y dize ke viene a casa.

!Eztoi muy contenta!

Me dijo que les hiziera el té que les prometí.

Espero que les guste con mucha asúcar.

Los quiere...

- ... Pamela Redpath - terminó Kael.
Ambos guardaron silencio, mirando las humeantes tazas de té.
- Lo logramos viejo amigo - habló el Elfo.
- Así parece compañero... - susurró el Tauren.
Ambos guardaron silencio, y se sentaron sobre las viejas sillas; mirándose el uno al otro, exhaustos. Se escuchó un pequeño crujido y Kumme se desplomó cuando la silla sobre la que estaba sentado cedió.
Los amigos rieron, rieron por un largo rato y después lloraron, lloraron y honraron a los caídos. Salieron a la plaza principal y encendieron una vela en la fuente seca y destruída, en honor a los valientes hombres y mujeres que dieron su vida por la villa. Después, para celebrar, bebieron té; y sí, estaba demasiado dulce.

Sobre sus monturas, mirando la destrozada villa de Darrowshire desde el camino de la colina, Kael habló a su amigo:
- ¿Y ahora a dónde, Gran Toro?
Kumme echó la cabeza hacia atrás, respirando el aire momentáneamente limpio por la lluvia de la noche anterior.
- Supongo que a Carlin le gustaría leer esta carta - dijo Kumme, palpando la bolsa donde habían guardado el juego de té y la carta.
- A Jessica también le gustaría escuchar nuestra historia - dijo Kael, mientras se echaba sobre el pelo su capucha de viaje.
- Claro, hasta nos dará una recompensa... - comenzó a decir el Tauren.
- ...que terminarás regalando a los mendigos - terminaron los dos a coro, pero el Elfo usando un tono arremedando a su amigo.
Kael miró al cazador, quien le sonreía, burlón.
Iniciaron la marcha.
- ¿Piensas que nos creerá la historia? - preguntó el Elfo después de un rato.
- Por supuesto que no - dijo Kumme mientras sacaba un poco de tabaco de una bolsita en su montura y la echaba en una pipa de madera - yo lo viví y todavía no me lo creo.


II

En la montaña a espaldas de Darrowshire, lejos de la vista de cualquiera, Chromie y su sirviente observaban a los aventureros alejarse por la calle principal de Darrowshire.
- Lo hicieron bien, este par - dijo Chromie con una sonrisa de satisfacción - !hasta que nos volvamos a encontrar, maeses Kumme y Kael! Estoy segura que después necesitaremos de su ayuda.
Después de un rato, el Elfo rompió el silencio.
- ¿Todo esto fue una sabia decisión, ama? - preguntó.
- No veo por qué no - contestó la gnoma - el tiempo es resistente, se estira y se parcha a sí mismo; sólo acontecimientos clave o demasiado grandes no pueden alterarse: la Purga de Stratholme, la apertura del Portal Obscuro, la liberación de Thrall...
- ¿La caída de Darrowshire? - preguntó el elfo con una sonrisa.
- Sí, por desgracia.
Guardaron silencio por un momento, el viento húmedo soplándoles entre su cabello.
- ¿Qué sucedió después, en la batalla de Darrowshire? - preguntó el elfo, después de un rato.
- Habiendo caído el noble Joseph Redpath, Marduk el Negro y su ejército arrasaron con los defensores y masacraron a todos en el pueblo.
El elfo miró a Chromie, sorprendido.
- ¿Entonces el resultado fue el mismo, ama?
Hubo una pausa.
- No.
- ¿Cuál fue la diferencia?
- Las muertes de los defensores y pueblerinos de Darrowshire no fueron a manos del Capitán Caído, sino del Caballero de la Muerte Marduk.
- Entonces efectivamente todo quedó igual.
- Estoy segura que los que estaban condenados a repetir esa horrible batalla una y otra vez por toda la eternidad estarán en desacuerdo contigo - le contestó Chromie con una sonrisa sardónica.
- Con las acciones de este par tan improbable - continuó la gnoma - el alma de Joseph Redpath y de todos quienes le prometieron seguirlo hasta el final se han salvado. Hubo corrupción sí, pero no traicionó las vidas de sus defensores para condenarse.
- ¿Y Darrowshire, ama?
- Esos hombres y mujeres lucharon valientemente por sus tierras, su sacrificio sirvió como inspiración a las fuerzas de Lordaeron; el resto, como dicen, es historia.
- Triste destino.
- ¿Es triste que hayan salvado cientos de generaciones delante de ellos? - preguntó Chromie mientras se apoyaba en su enorme bastón.
El elfo no respondió a la pregunta.
- Darrowshire se quedará aquí, en ruinas - dijo Chromie mientras se daba la vuelta y caminaba hacia una cueva en la montaña - como un recuerdo de los horrores de la Tercera Guerra de los mortales; y desde hoy, las almas de sus valientes defensores descansarán en paz y tomarán el lugar que se merecen, entre las leyendas del pasado.


III

Pamela estaba sentada en la esquina de la casita, con su muñeca recargada en la pared. La niña jugaba consigo misma, haciendo las voces de su juguete. Continuó así por unos momentos hasta que miró hacia la puerta.
- !Papi, regresaste! - gritó feliz.
La niña se incorporó y corrió a los brazos del espectro de su padre, quien la recibió hincado.
- !Regresaste papi! - dijo la niña después de estar abrazados por un largo rato - !sabía que no me dejarías sola! !Sabía que llegarías!
Joseph se separó del abrazo y limpió con su manga las lágrimas de su hija.
- Sí cariño - dijo Joseph, mientras volvía a estrechar a su hija con todas sus fuerzas - papi está en casa.
Si alguien hubiera pasado por la casa, perdida entre las ruinas de Darrowshire, hubiera percibido un hombre transparente que se ponía de pie, cargando una pequeña niña, también translúcida. Los espectros se abrazaron una vez más y, caminando hacia un ligero resplandor en el fondo de la cabaña, desaparecieron.


FIN


!Saludos!

Atte,
El Kushiage

Índice:

miércoles, 5 de agosto de 2009

Las Crónicas de Azeroth: La Batalla de Darrowshire (Parte 12)

Las Crónicas de Azeroth: La Batalla de Darrowshire

Redpath, El Corrupto

"Ni en los inviernos más crudos de Silvermoon había sentido un frío como el que emana un Caballero de la Muerte; es uno que te hace preguntarte si alguna vez volverás a sentir calor"
~ Conversaciones con Kael Seguidor de Luz, en Silvermoon


I

- !Mátalos! - Rugió Marduk con una sonrisa macabra - !corrómpelos y traiciónalos en el nombre de tu Rey Lich!
Joseph Redpath se había incorporado, tenía un aura obscura a su alrededor; su armadura estaba ennegrecida, una sombra de lo que antes era. Sus ojos eran azules ahora, su pelo blanquecino.
- !Ahora morirán a manos de su propio capitán! - se burló el Caballero de la Muerte. Empuñó su espada y se dio la media vuelta hacia la batalla.
Kumme y Kael quedaron frente a Joseph el Corrupto, él tomó su vieja espada y la de un paladín caído cerca de él; hizo girar ambas armas a sus costados y tomó posición de defensa. Estaban a unos diez metros de distancia.
Kumme preparó su rifle y lo apuntó en medio de los ojos del corrupto Joseph.
- Esto me va a doler más a mí que a t... - Empezó a decir el Cazador, pero sintió que una fuerte mano lo tomaba de la armadura y lo jalaba inexorable hacia el Caballero de la Muerte, que lo esperaba con una mano extendida y con la otra espada esperando para rebanarlo en dos. A lo largo del campo de batalla resonó un sonido de metal contra metal, y Kumme cayó a sus pies, aturdido, rodeado por una burbuja de luz.
Kael cargó con el escudo enfrente hacia Redpath, pero él sólo estiró una mano hacia el paladín y de ella emergió una garra hecha de hielo que se impactó contra el Elfo.
Kael perdió fuerzas y se fue de bruces, nunca en su vida se había sentido así. Sentía un frío extremo pero ardía en fiebre; se sentía a punto de vomitar.
Para eso Kumme ya había girado e incorporado y ya llovía hachazos sobre Redpath. Ambos se conectaron algunos golpes que fueron rechazados por sus armaduras sin recibir mucho daño; mientras tanto Kael, en el suelo, invocó a la Luz para curar su enfermedad. El paladín se incorporó para ver a Joseph lanzar un golpe hacia arriba que dejó una estela roja, su arma parecía manchada de sangre; el poderoso golpe fue detenido por el hacha izquierda de Kumme pero ésta se trozó en pedazos, el Tauren cayó hacia atrás por el impacto.
Kael se paró de un salto y cargó hacia el Caballero de la Muerte, su escudo brillando dorado, cargado de energía divina.
Chocó contra Joseph y detuvo algunos golpes con su escudo encantado, sólo recibiendo un par de cortes en la pierna derecha y en el antebrazo derecho, donde blandía su mazo. A cambio logró doblar la armadura de Redpath en su brazo izquierdo con un poderoso impacto; Kumme ya se había puesto de pie nuevamente y ya cargaba hacia ellos.
Kael logró conectar un golpe con su escudo en el pecho a Joseph, haciendo que llovieran chispas sobre el suelo lodoso.
El Caballero de la Muerte trastabilló hacia atrás y levantó un brazo al cielo, inmediatamente el pasto en un área alrededor de él se marchitó y la tierra se pudrió; se llenó de un color carmesí que formaba runas en el suelo.
El Paladín y el Cazador sintieron que sus pies y piernas estaban en llamas, sentían fuego y sombra recorrer sus piernas. De un grito de dolor saltaron hacia atrás, Kumme logró aterrizar de pie pero Kael, por su armadura más pesada, cayó aparatosamente sobre una mesita en el costado de una casa. El Elfo levantó la vista para ver a su alrededor: peleando ya se habían acercado más al pueblo.
- !Kael! - gritó Kumme, mirando el suelo rojizo alrededor de Redpath.
El Paladín se incorporó nuevamente y saltó hacia el centro del área infectada, en vez de golpear al Caballero de la Muerte golpeó el suelo con su martillo, emitiendo desde el epicentro una nube dorada y consagrando el suelo a su alrededor.
Joseph Redpath lanzó un rugido de dolor, Kumme ya llegaba para taclearlo y estrellarlo contra la pared de la cabaña enfrente a la cual peleaban, tenía las ventanas y puertas abiertas y dentro había obscuridad. El Cazador, quien conservaba su fuerza de Tauren, tomó a Redpath del cuello de la armadura y le comenzó a propinar furiosos golpes en el rostro. Los ojos del Caballero de la muerte se encendieron en un azul más intenso y de un rugido se apoyó contra la pared y pateó a Kumme con ambas piernas, lanzándolo a varios metros de donde peleaban, esta vez el aterrizaje no fue con tanta gracia.
Joseph se incorporó y recogió el hacha que había soltado Kumme, la lanzó al aire a su costado y ésta quedó suspendida en el aire brillando con una luz azul, se blandió sola y se lanzó hacia Kael, quien se acercaba con el escudo en alto.
La hoja del hacha penetró al escudo cuando lo golpeó, enterrándose y cortando la armadura y carne del antebrazo izquierdo del Elfo. Éste lanzó un grito de dolor y arrojó el escudo al suelo; el hacha todavía enterrada, moviéndose frenéticamente tratando de separarse de su prisión y su antebrazo sangrando profusamente.
Kumme ya había recogido su arcabús y apuntó hacia Joseph; si alguien hubiera visto de cerca el rostro del cazador, se verían ojos como los de un halcón en vez de unos de humano. Cargó su arcabús y con una velocidad impresionante lanzó una ráfaga de disparos hacia el Caballero de la Muerte.
Las balas penetraron la armadura y dejaron brotar chorros de sangre negra, Joseph chocó de espaldas contra la pared de la cabaña, y se resbaló un poco por las múltiples heridas, manchando la pared de sangre negra. Kumme se preparaba a cargar una nueva ráfaga pero Joseph levantó las manos y el Cazador escuchó un asqueroso sonido carnoso detrás de él, giró para ver un cuerpo de un defensor de Darrowshire caído hincharse y luego contraerse, después se levantó como un horrible necrófago quien lo atacó con sus afiladas garras.
Kael pudo distinguir cómo el cuerpo del Caballero de la Muerte brillaba de un color azul y sus heridas de pronto dejaron de sangrar, en vez de frescas se veían congeladas; alrededor de su cuerpo el suelo se congeló y el aire se hizo escarcha.
Kumme, luchando contra su nuevo oponente, paró el ataque con su arcabús y le estrelló la culata contra el rostro, cuando el necrófago estuvo en el suelo el cazador dejó caer la culata del arcabús como si fuera hacha sobre el torso del monstruo, éste se retorció y rugió de dolor por el golpe por unos instantes antes de caer inerte.
Cuando giró, Redpath estaba casi encima de él, blandiendo sus espadas nuevamente.
Kumme detuvo un corte vertical con el arcabus, luego uno horizontal con la culata del mismo.
- !Kael, una mano! - gritó mientras que trataba de predecir el siguiente golpe.
- !Ocupado! - le contestó Kael quien acababa de perder un mechón de cabello por el hacha que lo había intentado decapitar.
El Paladín trastabilló hacia atrás y chocó contra la pared de la casucha, se agachó nuevamente y el hacha se enterró en la madera. Kael se incorporó y lanzó una ráfaga de furia divina hacia el arma encantada; después de brillar dorado por unos momentos - y de escuchar un diminuto rugido - el arma dejó de moverse.
Kumme recibió varios cortes en los antebrazos por golpes rechazados, finalmente colocó su arcabús enfrente de él de manera horizontal para detener un golpe con la mano derecha, en diagonal hacia arriba, pero el arma brilló verde por un instance y traspasó el arcabús como si no estuviera; Kumme sintió que el golpe le rasgaba el corazón y el pulmón izquierdo y trastabilló hacia atrás, sintiéndose enfermo.
Kael desenterró el hacha del cazador de la pared y corrió hacia la pareja; pero Joseph se limitó a extender una mano hacia él y los pies del Elfo se enredaron en enormes cadenas hechas de hielo, resbaló y cayó de bruces.
Kumme usó el arcabús como si fuera un bastón y atacó con ambos extremos, haciéndolo girar para mantener a raya los ataques del Caballero de la Muerte; Joseph rechazó fácilmente sus ataques y contestaba con cortes y punzadas en el exhausto Cazador.
De pronto hubo una explosión de Luz y Redpath perdió el equilibrio cuando su propio escudo cargado de energía divina chocó contra su cuerpo. Kumme aprovechó el momento para blandir su arcabus como mazo y lo golpeó en el rostro, Joseph se derrumbó en el suelo.
Kumme miró hacia su amigo, y éste estaba hincado con la mano estirada por haber arrojado el escudo, con un aura roja brillando y girando en el suelo; en su espalda se notaba el fino brillo de un par de alas doradas.
Redpath intentó incorporarse pero recibió otro masivo impacto con la cacha del arcabús en la cabeza, lo que lo hizo caer de nuevo.
Joseph se intentó incorporar una tercera vez y estiró una mano hacia Kumme, ésta brilló azul por un instante pero de pronto se desintegró por la energía divina de un hechizo de exorcismo de Kael.
El Caballero de la Muerte, con el rostro deforme por los golpes, miró el muñón de su mano, sorprendido, luego miró a los aventureros como si los viera por primera vez. Kumme recibió el hacha que le arrojó su amigo y la levantó sobre su cabeza.
Por un instante, Kael juró ver que Joseph miraba el hacha y luego a Kumme, y asentía.
- Perdón, capitán - dijo Kael, parado a un lado de él, las alas de furia divina dispersándose.
- G... Gracias - susurró el Caballero de la Muerte, y de un rápido corte la cabeza de Joseph Redpath, el Corrupto, cayó rodando hacia el centro de la plaza de Darrowshire.
Atrás de ellos, en la batalla, se escuchó un rugido de furia y frustración; un rabioso Marduk el Negro cargó hacia ellos, abriéndose paso entre muertos y vivos; sus ojos brillaban de un azul intenso.
Exhaustos y mal heridos, Kumme recogió una espada de Joseph y Kael la otra espada y el escudo, y se giraron para enfrentar al Caballero de la Muerte que se acercaba.
De pronto, los aventureros sintieron que eran arrojados hacia adelante con muchísima fuerza, vieron pasar a Marduk por enfrente de ellos hasta dejarlo muy atrás, tierras, días, noches, meses, años, pasaron frente a ellos a velocidades impresionantes y finalmente, sólo vieron negro.


Mañana, el epílogo.
!Saludos!
~ Atte,
El Kushiage
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martes, 4 de agosto de 2009

Las Crónicas de Azeroth: La Batalla de Darrowshire (Parte 11)

Las Crónicas de Azeroth: La Batalla de Darrowshire

Para Salvar a un Héroe

"Arthas ha cometido muchos crímenes, pero haber disuelto la Orden de la Mano Plateada, a quienes tanto había ayudado, jamás será perdonado"
~ Conversaciones con Kael Seguidor de Luz, en Silvermoon.


I

- !Por la Luz, es una máquina! - exclamó Kael mientras veía a lo lejos como Joseph Redpath mantenía a raya a seis necrófagos: se coló entre ellos girando, decapitó a uno, le estrelló el escudo en el rostro a otro, se agachó para cortarle los pies a un tercero y con el mismo impulso rebanó otro a la mitad; paró un garrazo con el escudo y después cercenó el brazo derecho de su atacante, giró para decapitar al necrófago que lo atacaba por detrás y terminó estrellando el escudo en el cuerpo del necrófago manco para finalmente decapitarlo tambíen.
- ¿Alguna idea? - preguntó Kumme mientras que destrozaba de un corte vertical con sus hachas de mano a un esqueleto roído.
- !Sigo pensando! - contestó Kael, rechazando con su escudo un ataque de un necrófago, luego hizo un giro agachándose para tropezarlo y, una vez en el suelo, destrozó el cráneo con un escudazo.
La batalla había comenzado hacia media hora, los defensores de Darrowshire todavía mantenían el control de la colina; las constantes oleadas de necrófagos y esqueletos chocaba contra los escudos y espadas, sin embargo, se empezaba a nublar lo que preocupaba a Kael.
A lo lejos, se escuchó un horrible chirrido, como un relincho pero venido de ultratumba. Momentos más tarde, sobre la colina aparecieron una nueva oleada de necrófagos y un caballero montando sobre un caballo esquelético, cubierto de armadura negra y plateada. El recién llegado lanzo un rugido venido de las profundidades de los abismos, que hizo que a todos se les pusiera la carne de gallina; los menos valientes se echaron al suelo tapándose los oídos, temblando.
- !La Luz está con nosotros, hermanos! - rugió Davil - !Por Darrowshire!
Algunos corearon con él, un poco animados. El jinete era un muerto viviente, se notaba por los pedazos de carne que le faltaban en el cuerpo debajo de su armadura roja con negro; su casco, con cuernos y negro como la noche, dejaba ver un par de ojos azules brillantes en el fondo.
Detrás de él, emergió un enorme necrófago, horriblemente desfigurado, casi desnudo y enormes garras afiladas; sus músculos flacos pero correosos se le aderían al cuerpo como un desnutrido. Lanzó un rugido monstruoso y se lanzó hacia la batalla.
- !Kael! - gritó Kumme, alertando a su amigo.
- Maldición - dijo mientras bloqueaba un espadazo enemigo - !esos han de ser Marduk y Horgus!
- !Escoge! - le pidió Kumme mientras que decapitaba al esqueleto que había chocado contra el escudo de Kael.
Kael lo pensó por un instante.
- Déjame a Marduk.
- Horgus cae hoy, entonces.
El Elfo extendió su mazo hacia su amigo.
- !Lok'Tar Ogar, Kumme!
El Tauren chocó su hacha contra el mazo.
- !Victoria o Muerte, Kael!


II

Kumme arribó cuando Horgus chocaba contra Davil. El paladín había perdido su casco y peleaba con un enorme mazo de dos manos. Cargó hacia el necrófago y lo tacleó con fuerza por el costado izquierdo, lo que lo hizo trastabillar. Davil conectó un golpe en el pecho del monstruo, lo que lo hizo caer de espaldas.
Se incorporó, rugiendo furioso y cargó hacia los dos hombres que lo esperaban.
Lanzó un garrazo horizontal hacia ellos, Kumme sintió como cortaba el aire cerca de su garganta.
Tiró un corte en diagonal con su hacha derecha pero fue repelida por una garra huesuda, sintió que perdía el aire por un garrazo en el estómago que rasgó su armadura y lastimó su carne y trastabilló de espaldas, Horgus se abalanzó sobre él.
- !Tu pelea es conmigo, monstruo! - rugió Davil Forja de Luz, mientras lo bañaba un pilar de luz. Una figura vestida de armadura completa roja, con un casco alado escarlata y una gigantesca espada se formó delante de él y después se desvenació. Con un grito que sonó como si dos personas gritaran al unísono, Davil cargó hacia el Lord Necrófago y estrelló su masivo martillo de dos manos contra él.
La bestia rugió de dolor y giró para enfrentar al paladín. Comenzaba una ligera llovizna.
Davil extendió su mano derecha encendida en luz dorada hacia el necrófago, se escuchó el característico sonido del exorcismo, mismo que fue ahogado por el rugido de dolor del necrófago; cuando cargó hacia Davil, el Lord tenía un área de carne calcinada en el pecho.
Kumme cargó su arcabús apuntando hacia el Lord. Hizo un disparo que le destruyó tres dedos de mano derecha a Horgus; la criatura rugió de dolor y giró hacia el Tauren, con ojos inyectados de sangre y odio. Incluso a esta distancia, alcanzaba a oler la peste del monstruo.
- Te dije que tu pelea es conmi... - gritó Davil, dejando caer su mazo sobre la espalda de Horgus, pero éste giró rápidamente para detener el martillo; se lo arrancó de las manos e hizo hacia atrás su otro brazo para clavar sus garras en el vientre de Davil.
Kumme apuntó el rifle recién cargado hacia la cabeza del Lord y disparó, pero sólo se escuchó el "clic" del cargador que se colocaba en posición de disparado. Davil fue atravesado por el garrazo del necrófago. Con un grito ahogado de dolor, se derrumbó al suelo.
- ¿Se trabó? - dijo Kumme en voz alta, sorprendido - ¿No disparó? !Pero yo hice este rifle! - continuó gritando, frenético - !Mis rifles no se traban!
Horgus avanzó hacia él, con su larga lengua lamiendo sus deformes dientes amarillos.
Kumme arrojó el rifle al suelo y desenfundó sus hachas nuevamente.
- !Ven acá perro de la guerra! - rugió Kumme, sintiendo la bestia interior salir e inundarlo de furia - !tendré tu cabeza de trofeo!
Los dos chocaron, uno hábilmente rechanzando y esquivando los golpes del otro; Kumme rechazó un garrazo e hizo un corte lateral que casi le rebana el brazo izquierdo al necrófago, éste aprovechó y rasgó la armadura de la pierna derecha de Kumme. A cada golpe que conectaba el Cazador el Lord Necrófago se enfurecía más y atacaba más rápido; llegó a un punto que Kumme ya no podía predecir los golpes y recibió un garrazo en el pecho, otro en el costado izquierdo y una rasguñada en la mano derecha que lo hizo soltar el hacha.
Horgus rugió de dolor cuando hubo una explosión de chispas doradas en su espalda.
Giró sólo para recibir un poderoso impacto con el marro de batalla de Davil en el pecho, lo que lo hizo trastabillar hacia un costado; el paladín lanzó otro golpe pero el marro fue detenido por la garra del necrófago, sin embargo de la silueta de Davil emergió una figura blandiendo una enorme espada que conectó otro impacto en el cuerpo de Horgus.
Davil formó un martillo hecho de energía luminosa en su mano y lo estrelló contra el necrófago; lo que lo hizo perder el equilibrio y caer de rodillas. Davil extendió una mano hacia el muerto viviente y el espíritu emergió de su cuerpo, volando, con la espada preparada sobre su cabeza. Kumme tuvo que cerrar los ojos para protegerse de la explosión de luz.
Horgus yacía en el suelo, con el pecho y rostro destrozados. Davil cojeó hacia él y dejó caer furioso su mazo una y otra vez, para rematar al monstruo. Finalmente se puso de rodillas y tomó el hacha que Kumme había tirado, la usó para decapitar al caído Horgus.
El cazador corrió hacia Davil, quien sangraba profusamente del abdomen.
- Déjame - dijo, con voz dolorosa - ve y ayuda al capitán - yo estaré bien. El paladín le ofreció el mango del hacha a Kumme.
Un paladín se acercó corriendo a ellos y se hincó frente a su comandante, abrazándolo para sostenerlo, Davil aún le extendía el hacha, con la cabeza gacha.
Cuando Kumme la tomó y sus miradas se cruzaron, vio en él el conocimiento de la muerte que tienen todas las criaturas; esa sabiduría que llega al final de la vida que nos enseña la hora de nuestro fin.
Davil Forja de Luz se desplomó sobre el cuerpo caído del Lord Necrófago.


III

Kael bloqueó un poderoso impacto de la espada rúnica de Marduk el Negro, el golpe lo hizo resbalar hacia atrás en la tierra enlodada.
Joseph cargó hacia el caballero de la Muerte y dejó caer una lluvia de espadazos sobre él, corte que lanzaba Redpath era corte rechazado por la negra espada de Marduk.
- !Darrowshire está perdida, Redpath! - se burló el Caballero, con una voz que tenía varios ecos.
- !Nunca! - rugió Joseph.
Redpath y Marduk chocaron nuevamente, forcejeando con sus armas, de un gruñido se separaron y el muerto viviente arrojó a Joseph hacia atrás. Kael cargó hacia el Caballero de la Muerte, pero se detuvo y encajó su escudo en acción defensiva justo a tiempo para resistir el poderoso impacto de un chorro de aire congelado lanzado por Marduk. Kael Voló hacia atrás y aterrizó de espaldas aparatosamente, perdiendo el aire en los pulmones; su escudo estaba lleno de escarcha, su mano le dolía como si hubiera estado en una cubeta con nieve.
Se sentó rápidamente.
- Oh Luz... - alcanzó a exclamar.
El Elfo miró con horror al enorme filo que sobresalía del pecho del capitán Redpath.
- !No! !Oh Luz no! - gritó.
Se incorporó y estiró su mano hacia Redpath, llamando a la Luz para protegerlo, pero nadie respondió. Por primera vez en su vida, la Luz quedó en silencio.
Miró a su mano, atónito. Frente a él, el Caballero de la Muerte rió a carcajadas.
Kumme llegó jadeando al lado del paladón.
- Oh no... - dijo mientras veía cómo Marduk El Negro desencajaba el filo del cuerpo inerte de Redpath; después elevó su arma negra y sobre el filo se iluminaron runas negras, rojas y azules; el cuerpo de Joseph se elevó, flácido, a un metro sobre el suelo; Kumme y Kael pudieron distinguir cómo el alma de Joseph Redpath era arrancada del cuerpo y torcida en una nube roja y negra. Una vez que el alma parecía un hombre monstruoso con una armadura negra y roja como la del Caballero de la Muerte, Marduk descendió su espada hacia el cuerpo de Redpath, introduciendo el alma corrompida en capitán, el cuerpo comenzó a convulsionarse.
- !Fallamos Kael! - gritó Kumme, haciéndose escuchar sobre el rugido de la batalla a su alrededor - !Davil murió por sus heridas contra Horgus!
- No... - sólo pudo decir Kael mientras daba un paso hacia atrás.
- !Todo está pasando como en los Anuarios! !Maldita sea, fallamos! - rugió furioso el Tauren.
- La Luz no llegó... - dijo Kael, todavía aturdido - No llegó... Es como si no lo pudieramos evitar.
Pausó.
- ... como si no se pudiera evitar - dijo en un susurro.
Entonces fue cuando las palabras de Chromie tuvieron sentido para el Elfo, "Carlin Redpath no debe ayudarlos, porque él no entendería lo que debe hacerse".
- No... - dijo Kael para sí, cayendo en cuenta, luego le gritó a su amigo - !No hemos fallado, esto tiene que suceder!
- ¿Cómo?
- Ahora la entiendo Kumme !no estamos aquí para salvar a Darrowshire! - continuó mirando a su amigo a los ojos - !estamos aquí para salvar las almas de los que fueron corruptos por Redpath!
El entonces Capitán Joseph Redpath se incorporo nuevamente, su piel era pálida, su cabello blanco y sus ojos brillaban en azul.
- ¿Y cuál es la diferencia?
- !Darrowshire debe caer! - dijo Kael, señalando a su alrededor, desesperado - !Joseph debe ser corrompido!
- ¿Qué? ¿Por qué? - insistió el Tauren.
- !Entiende Kumme! - rugió Kael - !Joseph Redpath debe morir aquí!


!Saludos!
Atte,
El Kushiage

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lunes, 3 de agosto de 2009

Las Crónicas de Azeroth: La Batalla de Darrowshire (Parte 10)

Las Crónicas de Azeroth: La Batalla de Darrowshire

Reescribiendo la Historia de Darrowshire

"He visto muchas cosas, que podrían hacer a un hombre preguntarse,
he visto muchas cosas, que podrían romper el corazón de un hombre,
pero la única cosa que no me deja ir, que me persigue hasta mi alma ardiente,
es el día que encontré a Pamela vagando en Darrowshire"
~ Darrowshire, canción escrita por Cranius.


I

Kumme dejó caer el escudo de Joseph Redpath, chocó en el suelo con un golpe seco y se hundió en el lodo. Caía una ligera llovizna.
- ¿Los ves tú también, Kael? - preguntó a su amigo, quien estaba de pie a un lado de él, con las armas en alto.
- Sí - respondió aquél.
- Menos mal, creía que ya me había vuelto loco.
Sin'Dal gruñó amenazante.
Los dos aventureros y el tigre estaban de pie enfrente del granero en la Marchitez de Gahrron, al este de Andorhal. Habían encontrado el viejo escudo justo donde habían leído que había caído. Ahí, en medio de la granja arruinada y abandonada, enfrente de los restos de un enorme caldero del Azote de los Muertos Vivientes, habían levantado el escudo del corrupto Joseph Redpath. Se encontraban rodeados de espectros, todos vestían armaduras ligeras, casi improvisadas; también portaban espadas largas y escudos blancos, cuadrados. Casi todos hablaron al mismo tiempo:
- !La Luz debe Prevalecer!
- Capitán Redpath ¿cómo pudo traicionarnos?
- !Terminen con nuestro sufrimiento!
- !Deben salvarlo!
- !Fui devorado por Horgus! !Todavía siento sus dientes en mi carne!
- !Cuidado con Marduk! !Tengan cuidado o su fuerza se marchitará!
Repitieron varias veces las mismas frases, y después de unos momentos, desaparecieron.
Los aventureros se quedaron de pie, en la llovizna, consternados.
- Vamos Kael - dijo Kumme mientras ponía una mano sobre el hombro de su amigo - Es hora.


II

Kael y Kumme viajaban lentamente sobre sus monturas por los caminos de las Tierras Plagadas del Este. Habían pasado tres días desde que obtuvieron todos las reliquias, habían viajado a la Capilla de la Esperanza de la Luz para charlar con Carlin Redpath y recoger los cráneos que había pedido Chromie; se habían adentrado nuevamente en la ciudad de Andorhal y emergido con una bolsa mágica que contenía los objetos ya preparados; y ahora, el trío viajaba de regreso hacia Darrowshire, acompañados por una pesada lluvia. Kael iba al frente, guiando al kodo "Daisy" mientras Kumme dormía sobre él. Intranquilo, Kael repasaba la conversación con Chromie.

- Ahora, mis queridos amigos - dijo la gnoma, sonriente - participarán en la batalla de Darrowshire, y salvarán a Joseph Redpath.
- ¿Nosotros dos bastaremos? - preguntó Kumme.
- Carlin Redpath podría acompañarnos - sugirió Kael - estoy seguro que él...
- !No! - dijo Chromie. Y cuando lo dijo sonó como un rugido a lo lejos, los ojos de la gnoma centellearon de un color metálico por una fracción de segundo. Cuando continuó, lo hizo muy seria.
- El tiempo puede alterarse un poco, puede estirar y aflojar, pero demasiado puede romperlo con resultados catastróficos.
La gnoma bajó la cabeza y les dijo con expresión sombría.
- La historia debe seguir su curso. Carlin no... No entendería; no comprendería lo que debe hacerse.
La gnoma miró a Kael, y éste sintió que sus ojos lo atravesaban, escuchó dentro de su mente: "Tu sabrás, hijo de Silvermoon, lo que debe hacerse".

Un relámpago trajo a Kael de regreso a la realidad. A lo lejos, al sureste del camino, se alcanzaba a divisar las ruinas de Darrowshire.

Tiempo después, Kumme y Kael caminaban sobre los lastimados adoquines de la plaza principal. De acuerdo a las instrucciones de Chromie, Sin'Dal no podía viajar con ellos; era impredecible lo que un tigre podía hacer en el pasado según ella. La pareja alistó sus armas, entregaron pequeñas plegarias a sus distintas deidades y se postraron ante la destruida fuente en el centro de la villa.
- Otra vez juntos al borde del precipicio, Kael - dijo el Tauren, estirando el brazo que cargaba la pesada bolsa con los artefactos.
- Que la Luz esté con nosotros, viejo amigo - contestó el Elfo.
- Por Pamela - dijeron al unísono.
Kumme soltó la bolsa y ésta flotó, iluminada por un brillo tenue. Sintieron una vibración, un vacío que los alcanzaba y los llenaba; tuvieron la sensación de caer hacia atrás con gran velocidad; cerraron los ojos después de unos momentos y repentinamente la lluvia desapareció, siendo reemplazada por el calor del sol.
Los aventureros abrieron los ojos y gritaron.
- ¿Kumme? - preguntó el antes Elfo a su amigo.
- ¿Kael? - contestó el antes Tauren.
Se miraron el uno al otro y luego a sí mismos, se veían como humanos. Portaban las mismas armaduras y se sentían igual, sólo que tenían puesta una ilusión que los hacía humanos.
- ¿Dónde estamos? - preguntó Kumme, mirando a su alrededor.
- Parece que en Darrowshire - contestó Kael, dudando. Se hincó para acariciar las lozas del suelo, luego miró a su alrededor a las casas en pie - hace unos años.
Escucharon vítores desde la entrada del pueblo. Giraron para ver a lo lejos una larga línea de soldados vestidos con armaduras ligeras, casi improvisadas; usaban espadas largas y escudos blancos cuadrados. Entre ellos algunos resaltaban, estaba un hombre que portaba un enorme escudo con el emblema de la Mano Plateada, y otros con escudos más pequeños, todos con armaduras blancas. Enfrente de la hilera, hablaba un hombre que caminaba de un lado a otro, gritando; la línea contestaba con afirmaciones o negaciones a sus preguntas, y vitoreaban.
- Parece que llegamos justo a tiempo - dijo Kumme - vamos.
Los dos corrieron y se acomodaron en la hilera.
Estaban en un tiempo en donde las Tierras Plagadas aún no eran tales, pasto verde, árboles sanos y un cielo azul intenso reemplazaban las versiones marchitas de los mismos. Kael sintió un golpe de nostalgia.
- !Los echaremos de nuestro hogar como lo hicimos la primera vez! - rugió Joseph Redpath, quien usaba una armadura plateada con los bordes tintos. El hombre tenía pelo negro corto y una barba de candado. La multitud vitoreó.
- Cuando estén ahí adelante - continuó, extendiendo su espada hacia la colina, de donde se veían emerger algunos esqueletos y necrófagos - mirando a la muerte de frente, recuerden que no sólo pelean por ustedes, y por sus hermanos aquí !pelean por sus familias, por sus hijos, por sus nietos y por todos los descendientes de Darrowshire!
- !Por Darrowshire! - rugió la multitud
- !Por Darrowshire! - contestó Joseph, levantando su espada al cielo.
La multitud coreó la frase una y otra vez, elevando sus espadas al cielo.
- !Y ahora, hermanos! - gritó Joseph, girando hacia el ejército de los muertos vivientes que ya descendía por la colina - !a la guerra!
- !Por Darrowshire! gritó la línea, nuevamente.
Joseph cargó hacia adelante, seguido de la milicia de Darrowshire, los paladines de la Mano Plateada y dos aventureros que hasta ese momento se dieron cuenta que no sabían realmente lo que tenían que hacer.

!Por Darrowshire!

Atte,
El Kushiage

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viernes, 31 de julio de 2009

Las Crónicas de Azeroth: La Batalla de Darrowshire (Parte 9)

Las Crónicas de Azeroth: La Batalla de Darrowshire

Los Héroes de Darrowshire

"Inquebrantable como el Thorium y la fe de los Cruzados Escarlata"
~ Dicho popular en los Reinos del Este.

I

- !Ahí viene otro! - le susurró Kael a su amigo, ambos escondidos entre los arbustos en el camino que lleva hacia Heartglen, una de las ciudades controladas por la Cruzada Escarlata en las Tierras Plagadas del Oeste.
- Por la Madre Tierra Kael, este ya va a ser el cuarto - dijo Kumme poniéndose una mano sobre el rostro.
- Sí, pero de él necesito el casco - se asomó un poco más - creo que es de mi tamaño.
- Eso dijiste del anterior - habló el cazador mientras miraba hacia atrás, a los tres cruzados que yacían sin algunas piezas de armadura, todos desmayados.
- Espera - continuó el Tauren mientras caminaba en cuclillas a uno - éste está despertando.
El cruzado, de pelo rubio y desnudo del cinturón hacia arriba, miró a su alrededor aturdido, sus ojos se detuvieron en el Tauren y se desorbitaron por un momento debido al poderoso golpe en la cabeza que le propinó Kumme; El cruzado se derrumbó como saco de papas de Orgrimmar. El cazador tomó el rostro del hombre y le dió unas palmaditas para confirmar.
- Listo, todo en orden.
El plan era simple: Kael se disfrazaría de un cruzado para entrar en Heartglen, encontrar el Libro de Davil Forja de Luz, Kumme crearía una distracción y el paladín se escaparía aprovechando la confusión.
- Se acerca, brincamos a las tres - susurró Kael.
El cruzado vestía su armadura blanca con roja líneas rojas, estándar de la cruzada; su casco alado, sus botas y sus guantes eran de un brillante color rojo; encima de su pecho, portaba un tabardo blanco con una flama roja en el centro.
Los aventureros brincaron, tomándolo por sorpresa. Kael lanzó un certero golpe al casco para desencarjarlo y botarlo mientras que Kumme lo aturdía de un puñetazo en el rostro. El Tauren logró agarrar el cuerpo del hombre antes que cayera al suelo.
Los dos regresaron al escondite y Kumme echó el cuerpo a la pila de cruzados desmayados.
- No es mi culpa que hagan las armaduras tan ajustadas - se excusó Kael, mirando a la pila, los cuerpos estaban en posiciones algo incómodas y ridículas.
- Te lo recordaré la próxima vez que pidas otro pastel de carne de cerdo en Org, gordis. - le dijo, sonriente, Kumme.
- Ándale pues - contestó Kael, y se puso el casco y las hombreras.
- Sobresalen las orejas - señaló Kumme.
- Maldita sea que son incómodos estos cascos de humanos - se quejó el Elfo.
Mientras Kael se colocaba la tabarda y tomaba un mazo y escudo de uno de los caídos, Kumme rebuscaba en sus bolsas; finalmente encontró lo que buscaba.
- No te quejes, tienes que usar uno completo si no notarán el brillo de tus ojos - habló su amigo - Toma - continuó mientras le arrojaba un cilindro naranja con una mecha y un pequeño palo sobresaliendo de la parte trasera - Esto te servirá para hacer una señal; después de eso colocaré algunas granadas en la parte norte de la muralla, eso te ayudará a salir.
- Gracias ¿enciendo la mecha sólamente? - preguntó el Elfo.
- Sí, y huye como despavorido.
Kael se puso de pie, luciendo como cruzado escarlata.
- ¿No se me ve muy gordo el trasero? - preguntó, echando una mirada hacia atrás.
- Madre Tierra... - dijo Kumme dejándose caer sentado sobre la pila de cruzados, generando unos que otro gruñido incómodo - estamos perdidos.


II

La Cruzada Escarlata - o "esa bola de chiflados fanáticos" como les llaman Kumme y Kael - es una organización religiosa fundada después de la caída de Lordaeron en la tercera guerra para erradicar a los muertos vivientes. Muchos paladines y habitantes que se quedaron en Lordaeron se unieron bajo la protección de la Iglesia de la Luz para reforzarse, de ahí nació la Cruzada. Desafortunadamente, los Escarlata llevan su tarea a extremos horribles: matar a cualquiera que sospechen que sea un muerto viviente, matar a cualquiera para llegar a los muertos vivientes, o matar a cualquiera que simpatice con los muertos vivientes, y por ser un simpatizante de los muertos vivientes se entiende cualquiera que no esté de acuerdo con sus métodos. A pesar de todo, la Cruzada Escarlata tiene varios bastiones en las Tierras Plagadas lo que la hace la jerarquía más poderosa del área: Hearthglen, al noreste de Andorhal en las Tierras Plagadas del Oeste; La Mano de Tyr, en el sureste de las Tierras Plagadas del Este; la Catedral dentro de la ciudad maldita de Stratholme y el Monasterio Escarlata, localizado en una colina al noreste de la Ciudad Subterránea.
Kael hizo lo posible por caminar como un humano, mientras avanzaba en la incómoda armadura por las calles de Hearthglen. Era una ciudad impresionante para estar en medio de las Tierras Plagadas: había un aserradero, varias barracas, un establo, una herrería, varias capillas y torres de asedio. El Elfo decidió probar su suerte, pensó en el acento que tenía Carlin Redpath al hablar y trató de imitarlo, recordando sus clases de común-humano cuando formaba parte del ejército de la alianza y se acercó a un par de monjes que cruzaban el camino hacia la catedral.
- Buenos días, hermanos de la Luz - anunció ceremoniosamente, levantando la mano.
Los monjes lo miraron, confundidos.
- Buenos días - dijo uno cautelosamente.
- Vengo en excursión divina desde la Mano de Tyr - hizo una reverencia - soy el soldado Wellington, quisiera leer y empaparme de la magnificencia del libro del honorable Davil Forja de Luz ¿podrían decirme dónde está?
Uno contuvo una risa. El otro habló, apuntando hacia atrás, imitando el tono sobreactuado del Elfo.
- La magnificencia del libro se encuentra en el poderoso edificio de la municipalía, oh hermano de la Luz.
- Gracias hermano - dijo Kael con otra reverencia - que la Luz esté con ustedes. Se despidió y marchó a toda prisa bamboleándose como él creía que se movían los humanos.
Los monjes se quedaron en silencio, mirándolo caminar hasta perderse dentro del edificio.
- Mi madre, cada día están más chiflados estos reclutas - dijo uno.
- Es el aire de las Tierras del Este - dijo el otro.
Se quedaron otra vez en silencio.
- ¿Y por qué camina como su tuviera un palo metido en el...?
- Vamos Héctor - interrumpió el segundo - la Misa espera.


III

Kael entró en la municipalía, cruzó dos cuartos con las paredes forradas de libros, había sillas y mesas para leer cerca de los estantes, pero toda las sillas se encontraban patas arriba sobre las mesas.
Finalmente el Elfo entró a una gran cámara, en la pared a la izquierda, sobre pequeños atriles en el cuarto se encontraban varios libros abiertos con separadores rojos.
Se le acercó un pequeño anciano de larga barba y enormes lentes; vestía sólo una túnica roja con delineados negros.
- Usted debería estar en misa, soldado - dijo el hombre con una sonrisa en un rostro arrugado. Su voz era suave pero firme, era exactamente el tipo de voz que te imaginarías para la frase "que arda hasta que hable".
Kael se cuadró torpemente, se llevó la mano a la frente para hacer un saludo, habló sobre el !bong! que hizo su casco contra el guantelete.
- Mi señor, vengo de Mano de Tyr para leer y empaparme en la magnificencia del libro del honorable Davil Forja de Luz.
- ¿De Mano de Tyr? - preguntó el hombrecillo.
- Sí señor - Kael sintió como si estuvira viajando en un pequeño dirigible Goblin, derecho hacia la pared de una montaña en los Barrens.
- ¿Y cómo dices que te llamas jovencito?
- Soldado Wellington, señor.
- ¿Mathias Wellington o Pedro Wellington?
El dirigible estaba ahora a metros de chocar.
- Mathias Wellington, señor.
- Ah bien bien - dijo el anciano - entonces debo admitir que esto es una sorpresa, señor Mathias.
Kael sintió que el dirigible había virado furiosamente y había alcanzado a esquivar la montaña.
- ¿Por qué señor? - preguntó Kael, genuinamente nervioso.
- Porque estoy ante un milagro, Mathias Wellington cayó en combate la semana pasada.
El dirigible de Kael estalló en llamas, sentía que caía hacia el vacío, y no había Kumme con capa paracaídas que lo salvara. Tragó saliva.
- Tengo que pedirle perdón señor - dijo el Elfo.
- Claro que... - empezó el anciano, pero se detuvo, confundido - ¿por qué?
Kael le colocó un golpe en la sien con su marro. El anciano se desplomó ruidosamente.
- Por eso.
El paladín miró a su alrededor, dándose cuenta que acababa de cometer el error de no preguntar dónde estaba el libro. Avanzó hacia algunos atriles y hojeó los libros, todos tenían oraciones y plegarias, y todos se veían iguales. Escuchó pasos por la entrada y se acercó rápidamente al anciano, se puso en cuclillas como si lo estuviera revisando.
- ¿Qué sucede aquí? - tronó una voz en su espalda - ¿qué está hacie...?
- !Un hombre encapuchado entró y asaltó a este hombre! - dijo Kael, levantando la vista hacia el cruzado - !intentaba robar el diario de Davil!
El cruzado dio un paso hacia atrás, sorprendido.
- ¿El Libro de Davil? !Imposible! - miró hacia un atril en la esquina - !pero si ahí está todavía!
Kael miró hacia la esquina, sonriendo dentro de su casco.
- !Yo lo detuve, pero se dirigió hacia los establos, suene la alarma!
El cruzado asintió y salió corriendo, gritando.
El Elfo se incorporó, caminó hacia el libro forrado de azul y dorado y lo echó en su mochila; acto seguido, salió al exterior a unirse a los gritos de alarma para buscar al encapuchado.


IV

Preocupado, Kumme vio a lo lejos como los dos guardias de la entrada corrían para adentrarse en la ciudad.
- Kael, Elfo idiota... - gruñó en voz baja - ya te atraparon.
Caminó en cuclillas hacia donde estaba Sin'Dal, echado a un lado de los cruzados que estaban amarrados y amordazados a un gran árbol; cabe señalar que también estaban algo nerviosos que un enorme tigre se estuviera lamiendo las patas cerca de ellos.
- Espera aquí, Sin - habló Kumme en Taurahe, su idioma natal.
El tauren agarró su bolsa con equipo de ingeniería y se perdió en el bosque, rodeando las murallas de Hearthglen.


V

Kael corría hasta adelante de un destacamento de quince soldados que se dirigían hacia la parte sureste; cuando nadie sabe qué está sucediendo, es un respiro de aire fresco que les griten órdenes, les tranquiliza pensar que por lo menos alguien tenga idea de qué diablos hacer.
- !Vi una sombra allá atrás, en esa bodega! - gritó Kael, apuntando a un lugar aleatorio.
- !Oh Luz, ahí están los depósitos de pólvora! - exclamó otro.
- !Vamos! - dijo el Elfo, corriendo hacia la puerta.
Los soldados abrieron las puertas de la pequeña bodega, un edificio hecho de madera. Se dedicaron a revisar entre las cajas y barriles.
- !No hay nadie aquí! - gritó uno de los soldados.
- Vayan a buscar en otro lugar, me quedaré para asegurar que nadie le prenda fuego a esto. - dijo Kael.
- Buena idea - dijo un cruzado alto, rubio - Vamos muchachos, !Por la Cruzada!
El resto del pelotón coreó el grito de guerra y salieron corriendo por la puerta;
Kael se quedó solo, sonriendo para sus adentros y obteniendo un pequeño cilindro naranja de su mochila.


VI

Kael emergió de la penumbra de la bodega, discretamente cerró la puerta y giró la esquina para seguir la pared hasta la entrada.
- Si sólo el viejo Toro pudiera ver esto - se dijo a sí mismo, riendo - me diría... ¿Kumme?
El Elfo cayó aturdido por el impacto de una manaza en su casco, mientras que veía luces y estrellitas sintió que era levantado por el tabardo y estrellado contra la pared de una forma violenta.
- !Ku... mme! !Ku... mme! - gritó el paladin desesperado entre golpe y golpe.
Hubo una dolorosa pausa.
- ¿Kael? - preguntó el Tauren con una vocecilla. Con su manota tomó el casco y se lo levantó.
Kael lo miró con ojos bizcos.
- ¿Que hacessss aquí? - preguntó arrastrando la voz - oh, y trajissste a tu hermano, hola ssseñor hermano de Kumme...
Acto seguido se desmayó. El cazador le dio unas palmaditas en la mejilla.
- ¿Kael? ¿Estás?
No hubo respuesta.
- Ooops.
- !Miren, ahí está! - gritó un cruzado en el otro extremo del callejón.
- !Y tiene a uno de los nuestros! - gritó otro.
- !Por la Cruzada! - aullaron al coro los cuatro cruzados y se lanzaron hacia el Tauren.
Kumme se echó a su amigo a los hombros y se lanzó en dirección contraria; siguió la pared, andando por los callejones traseros de la ciudad, esquivando ropa tendida, gallinas, cerdos y uno que otro becerro que huía despavorido ante un enorme Tauren trotando perseguido por una cantidad cada vez creciente de soldados que gritaban furiosos. Giró a la derecha en un callejón cerrado y se adentró en la calle principal. A lo lejos se escuchó un enorme estallido. Kumme se preguntó en voz alta.
- ¿Pero qué fue es...? - el Tauren miró hacia la columna de humo que estaba donde había antes una bodega - oh.
Un pedazo de madera, muy similar al color del techo de la bodega, cayó enfrente de ellos, todavía en llamas.
- !Que no escapen! - gritó uno de los cruzados que venían detrás de ellos.
Kumme cargó hacia una carreta llena de barriles, amarrados por una gruesa cuerda, al final de la callejuela. Un cruzado saltó enfrente de él.
- !Alto ahí bestia! - gritó amenazante, mientras blandía su espada larga.
Kumme tomó a Kael de los pies y se hizo a un lado para que cayera al suelo enlodado, lo tomó fuertemente de las piernas y lo blandió como garrote, impactándose contra el cruzado y estrellándolo contra la pared. Con el impulso se lo volvió a arrojar al hombro. El Tauren se hincó y agarró la espada larga del cruzado y la usó para romper la cuerda de la carreta. Cinco enormes barriles de madera rodaron hacia la patrulla de cruzados a sus espaldas. Kumme ya corría por la calle principal cuando se escucharon los gritos de dolor y maldiciones.
- Esos van a tener que confesarse - dijo Kumme para sí.
A lo lejos, varios cruzados corrían con cubetas de agua hacia el norte. El Tauren dobló nuevamente hacia la izquierda para bajar por la pequeña colina para llegar a la puerta principal, encontró cerca de una treintena de cruzados, confundidos, mirándolo asombrados.
- !Por la Cruzada! - gritó un hombre con un gran casco dorado, y cargó hacia él con una enorme espada de dos manos, los soldados detrás le siguieron.
Kumme dio la media vuelta y huyó tan rápido como pudo hacia la pared noroeste por la calle principal. Arribó a una zona abierta donde había un par de ballestas de asedio y una catapulta. Se detuvo y miró la máquina.
- Ni se te ocurra - dijo una voz detrás de él.
- ¿Desde cuando estás despierto? - preguntó Kumme mientras que corría hacia la catapulta.
- Desde que unos chiflados nos persiguen con espadas gritando insultos.
- Casi desde el principio entonces, ¿Tienes el libro?
- Sí, en la mochila.
El Tauren saltó y arrojó a Kael en la cuchara. Aterrizó aparatosamente.
- Oh Luz, no siento las piernas - gruñó Kael, adolorido - ¿me usaste como cachiporra otra vez?
El Tauren hizo esfuerzo y giró la catapulta hacia la pared.
- Era cuestión de vida o muerte - dijo mientras entraba a la cuchara.
- Menos mal...
Desenfundó su cuchillo para despellejar animales y con él dio un corte rápido a la cuerda.
Los dos aventureros fueron lanzados por los aires, vieron toda la extensión de la ciudad, vieron los destrozos que habían causado, vieron las sorprendidas miradas de los guardias de las murallas mientras que pasaban sobre ellos, vieron árboles, arbustos y después sólo negro.

!Acompáñenos la siguiente semana para la emocionante conclusión!
!Saludos!
Atte,
El Kushiage

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jueves, 30 de julio de 2009

Las Crónicas de Azeroth: La Batalla de Darrowshire (Parte 8)

Las Crónicas de Azeroth: La Batalla de Darrowshire

Los Villanos de Darrowshire

"Imagina que no tienes esperanza, imagina que no conoces la felicidad, imagina que sólo existe el frío, el odio y un hambre infinita de carne viva. ¿Hecho? Ahora imagina que es mucho peor."
~ Extracto del diario de Kumme Pezuña de Plata.


I

- ¿Y eso te permitirá respirar en el agua? - preguntó Kael, sorprendido, a su amigo.
- Claro, observa - contestó Kumme, encantado, mostrándole el casco de buzo a su amigo. Si había algo que a Kumme le gustara más que usar sus cachivaches de ingeniería era explicárselos a alguien.
- La cabeza entra y el casco se sella alrededor de tu cuello usando este pedazo de cuero flexible, luego estos pequeños tanques liberan aire poco a poco usando esta válvula de mithril.
El Tauren, usando sólo sus pantalones, se puso el casco amarillo brillante. Parecía esfera amarilla metálica, con una pequeña ventana en la parte central.
- ¿Cómo me veo? - preguntó el cazador, con una voz como si hablara dentro de una cubeta.
- Ridículo - contestó el Elfo con una sonrisa, mirando a Sin'Dal - ¿tú que opinas Sin?
El tigre se llevó ambas patas delanteras al rostro, tapándose los ojos.
- ¿Ves?
Kumme miró a su tigre, dolido.
- Lástima, te había hecho uno para tí también...
Los aventureros estaban de pie en la orilla del verdoso lago MaderaNegra en la región central de las Tierras Plagadas del Este. Caía una ligera llovizna. Fue en este lago dónde se supone que se arrojó el cráneo de Horgus el Destructor, el Lord Necrófago que hirió de muerte a Davil Forja de Luz.
El Tauren se preparó para arrojarse dentro.
- Espera Kumme - dijo su amigo, hurgando en su mochila.
El Elfo le entregó una bolsa café de tamaño mediano, echa el cráneo dentro de la bolsa, trata de no tocarlo. Se trata de los restos de un Lord Necrófago, quien sabe qué poderes tenga.
El Tauren tomó la bolsa y se empezó a adentrar en la helada agua. Poco a poco se adentró y fue disminuyendo de tamaño hasta que desapareció.
- Y que la Luz esté contigo... - susurró el paladín.


II

Kumme descendió poco a poco, ajustándose a la luz entre la fétida agua verdosa a su alrededor. A lo lejos, escuchaba el choque de espadas.
Trató de aislar el sonido después de unos momentos.
- ¿Una pelea? - dijo en voz baja.
Descendió más hasta llegar al fondo lleno de piedras blancas, irregulares. Una inspección más cercana le hizo darse cuenta que eran huesos. Levantó la vista y a lo lejos vió varias siluetas, parecía que estaban bailando unas con otras; sacó su cuchillo de su funda y nadó hacia las sombras.
A su alrededor, una veintena de espectros, algunos humanos, otros horribles muertos vivientes, luchaban a su alrededor; al parecer el agua no les afectaba, pues se movían tan rápido como si estuvieran sobre tierra firme.
Kumme nadó poco a poco entre ellos, observando cómo peleaban, nadie le hacía caso. Bajó las pezuñas al suelo el suelo y caminó lentamente entre ellas.
Los espectros luchaban entre sí, intercambiaban golpes y algunos caían, pero inmediatamente después volvían a aparecer para continuar luchando en un ciclo eterno.
El Tauren escuchaba gritos, disminuidos por las paredes del casco, pero con algo de atención podías escuchar súplicas de amigos a sus amigos que no los mataran, de mujeres a sus esposos que no les hicieran nada y gritos de acuse de traición.
Kumme nadó hacia atrás hasta que tocó una piedra con la pata derecha que lo hizo estremecerse por el frío absoluto que recorrió su ser.
Los pensamientos de Kumme se nublaron, perdió fuerzas y se dejó flotar, su mente en shock por lo que veía.
El cazador abrió los ojos y sus manos eran otras, huesudas, filosas; tenía hambre, se vió a sí mismo a lo largo de muchas batallas, lidereando hordas de muertos vivientes; se vió a sí mismo destripando gente y luego devorándolos; se vió a sí mismo persiguiendo mujeres, niños, hombres, sembrando la muerte a donde iba; cerró los ojos nuevamente.
Se despertó con un fuerte sabor a sangre en la boca. Estaba flotando lentamente, ya no había espectros a su alrededor y tenía un horrible cráneo en las manos; no sabía cuánto tiempo había transcurrido.
Se despabiló y echó el cráneo en el saco, luego nadó hacia la superficie.
Emergió a medio lago para ver a lo lejos a su amigo que le hacía señas. Le contestó el saludo y nadó hacia la orilla. Cuando llegó arrojó la bolsa y se salió del agua apestosa, se sentía todo exhausto, aporreado, drenado. Se quitó el casco y respiró el aire nauseabundo de las Tierras Plagadas.
- ¿La encontraste Gran Toro? - preguntó Kael mientras que estiraba la mano hacia el saco en el suelo.
- !No! - gritó Kumme, y le lanzó su mano para tomarlo del antebrazo.
- ¿Qué sucede viejo amigo? - preguntó el Elfo, sorprendido.
- No, Kael - jadeó el Tauren recordando las experiencias vividas por el aura del Lord Necrófago - no la toques, ahora entiendo lo que vivieron en Silvermoon tú y los tuyos - se dejó caer, sentado, con las manos en el rostro - no la toques... Tu... tu ya viste demasiado.


III

- ¿Estás bien Kumme? - preguntó Kael, preocupado - no has dicho nada en todo el camino hasta el Cruce de Corrin.
Los aventureros habían avanzado por el camino, lejos de la mayoría de la fauna plagada y salvaje de las Tierras Plagadas; avanzaban caminando lentamente hacia la Cicatriz Infectis.
Kumme no contestó. No le podía decir que se había visto abriéndole el tórax a hachazos mientras que se burlaba, no tenía el estómago para describirle lo que había hecho en sus visiones como el Lord Necrófago.
Los dos aventureros arribaron a la Cicatriz Infectis, una zanja de como un kilómetro de largo y varios metros de profundidad hecha en la tierra. Desmontaron, alistaron sus armas y descendieron en la brecha.
Descendieron y se perdieron en las sombras, sombras que poco a poco comenzaron a tomar forma, sombras que poco a poco comenzaron a luchar entre sí.
- Es como te lo decía, Kael - habló Kumme, sombrío - es lo que Chromie mencionaba. Las almas de los defensores de Darrowshire están encerrados en ese momento...
- ...En un ciclo interminable... - terminó el Elfo, viendo como una sombra era decapitada e inmediatamente se volvía a formar para continuar peleando.
- La espada debe estar cerca - habló Kumme, esculcando en su bolsa para obtener una cruda linterna. Presionó un botón y un haz se proyectó en el suelo.
Ambos aventureros buscaron en el suelo por unos momentos, hasta que un brillo metálico llamó su atención.
- ¿Será eso? - preguntó Kael.
- Hay una forma de averiguarlo - respondió Kumme, mientras acercaba una mano.
Se detuvo. El ruido a su alrededor había terminado. Todos los espectros los miraban, expectantes.
El Tauren se agachó y tomó el filo roto del arma.
Kumme estaba esperando el golpe mental esta vez, y ello lo ayudó a resistir un poco; cuando tomabas uno de estos horribles artefactos sentías que tu mente se abría como quien usara una barra de acero para romper una cerradura; tu alma, tu fe, tu felicidad, eran violadas sin misericordia; sólo sentías frío, muerte y odio. Kumme había escuchado la expresión "morir un poco por dentro", esto era exactamente lo que se sentía.
Los espectros desaparecieron. El ténue brillo que emitían desapareció y los compañeros se quedaron en tinieblas. y lo envolvió con varios pedazos de tela, para echarlo en la misma bolsa que el horrible cráneo, también recubierto por varias telas.
- ¿Estás bien, compañero? - preguntó Kael, colocando una mano enguantada en la espalda de su compañero quien había caído de rodillas.
- No - contestó éste, sombrío - En el nombre de la Madre Tierra, te juro que no estoy bien.
Se incorporó dolorosamente.
- Pero sé que lo que estoy pasando en estos momentos no es ni una mínima parte de lo que éstas pobres almas están sufriendo.

!Saludos!

Atte,
El Kushiage
~ ¿Alguien tiene una mejor traducción para "ghoul" que necrófago? XD

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