jueves, 23 de julio de 2009

Las Crónicas de Azeroth: La Batalla de Darrowshire (Parte 3)

Las Crónicas de Azeroth: La Batalla de Darrowshire

Descubriendo el Pasado

"En las guerras los héroes luchan y mueren, los villanos luchan y mueren; los inocentes sólo sufren y mueren."
~ Extracto del diario del Cazador Kumme Pezuña de Plata.


I

- ¿Eso es Darrowshire? - preguntó Kael a su amigo, que analizaba un mapa de las Tierras Plagadas.
El Tauren enrolló el mapa y lo guardó en su mochila.
- Lo que queda de él, sí - dijo con un suspiro.
- Por la Luz... la hicieron pedazos.
Ambos aventureros estaban parados en el camino que llevaba a una villa en ruinas, casas derribadas, cenizas, huesos y objetos rotos yacían por toda el área; una treintena de casas destartaladas que luchaban contra el tiempo y la intemperie a los pies de una colina era todo lo que quedaba de la antes hermosa villa; árboles secos, muertos, terminaban el lúgubre paisaje. Se habían separado de la caravana justo al entrar a las Tierras Plagadas del Este, no sin antes haber tomado un mapa que los guiaría hasta la Capilla de la Esperanza de la Luz.
Kumme y Kael caminaron lentamente sobre sus monturas siguiendo el camino de piedra. Las vallas estaban destrozadas, pilas de huesos y cráneos detenían horribles estandartes púrpura; estos estandartes poseían un cráneo en el centro y una pareja de mazos y espadas entrecruzadas, todo cubierto de una capa de hielo: el estandarte del Azote de los Muertos Vivientes.
- Estas son tierras malditas Kael - habló Kumme mientras miraba a Sin'Dal, tenso como un arco - ¿deberíamos estar aquí?
- Algo me dice que sí, viejo amigo - respondió el Elfo - separémonos.
Kumme y Kael bajaron de sus monturas, alistaron sus armas y entraron en la derruida villa.
Comenzaron a revisar casa por casa. Kumme entró a una vieja casona, varias arañas huyeron cuando el Tauren se paró en la sala, en el fondo de la construcción. Ahí una vieja muñeca empolvada yacía sobre una mesita, alrededor de lo que parecían fragmentos de un pequeño juego de té. Era de tela marrón, con cruces en los ojos hechos con burdas puntadas. La iba a tocar pero sintió un jalón en su capa, giró para ver a su mascota que lo detenía.
- ¿Qué pasa muchacho? - dijo mientras que se hincaba ante el tigre - ¿qué ven tus ojos de bestia?
El cazador se concentró un momento, llamando al vínculo que tenía con su fiel compañero, y después de unos minutos se veía a sí mismo hincado, con los ojos cerrados, desde abajo.
- Muéstrame... - susurró.
Sin' Dal se sentó y miró a su alrededor. Kumme observó una densa neblina blanquecina que los rodeaba, una nube sobrenatural que él no podía ver. Podía jurar que veía rostros delinearse y desaparecer a lo lejos, y escuchaba susurros, gritos, choques de espadas; el rugir lejano de una batalla.
- ¿Qué fue lo que sucedió aquí? - se preguntó el Cazador.
Sus pensamientos se interrumpieron por un grito lejano.
Kumme regresó de un golpe a su cuerpo, el impacto dejándolo aturdido por unos momentos. Se incorporó y desenfundó sus hachas de mano, corrió hacia afuera.
- !Kael! - rugió - ¿!Kael, dónde estás Elfo idiota!?
Corrió hacia la fuente de los gritos, una casita en la colina a las afueras de la villa. Entró rompiendo lo que quedaba de la destrozada puerta.
- Kael ¿estás bie...? - Empezó Kumme, pero calló.
- Por la madre Tierra... - murmuró después de un momento.
Su amigo estaba sentado en una vieja silla, mazo y escudo en el suelo, con el rostro entre las manos. Enfrente de ellos, el espectro perfectamente visible de una pequeña niña de tierno rostro, como de unos seis años, con un vestido blanco, pelo rubio y colitas con listón rojo miró al Tauren.
- !Hola señor! - dijo la niñita - mi nombre es Pamela ¿eres su amigo? ¿Por qué está llorando?


II

Pamela Redpath estaba sentada en la mesa, balanceando sus piernas, canturreando para sí, arreglándose sus colitas. En la esquina del cuarto Kumme y Kael deliberaban.
- ¿Estás bien, Kael? - preguntó el enorme Kumme, quien tenía que agachar la cabeza para no golpearse en el techo.
- Lo estaré - respondió aquél, mirando el suelo - perdona, me llevó a la muerte de mi familia, hace ya tanto tiempo...
- No fue tu culpa lo que sucedió en Silvermoon, Kael.
- No - se lamentó - pero si hubiera sabido lo que sé ahora, mi hijo y mi esposa aún estarían entre nosotros.
Ambos guardaron silencio, sólo escuchando el canturreo de la niña. Fue Kumme quien habló primero.
- No lo sabe, ¿verdad?
- Parece que no. Ella no entiende por qué no puede sentir calor, o por qué ya no tiene hambre, o por qué ha estado sola tanto tiempo.
- Por la Gran Madre Tierra ¿qué sucedió aquí Kael?
- ¿Dices que viste rostros en la neblina? - preguntó el Elfo, quitándose el casco y dejando caer su largo cabello negro.
- Si, a través de los ojos de Sin'Dal - contestó Kumme - Este lugar está maldito.
- No tiene sentido - empezó el Elfo mientras se frotaba la cabeza - ¿por qué una niña? Los espectros son seres que cometieron alguna fechoría en vida y por ello están errantes penando en un lugar, ¿no?
- Eso nos contaba Delmarre - asintió el Tauren - pero si... ¿qué sucede Pamela?
La niña estaba parada a un lado de ellos.
- Disculpe señor - preguntó la niña - ¿ha visto a mi muñeca?
- ¿Perdón? - dijo Kael, confundido.
- Mi muñeca, es grande y bonita y pachoncita - continuó la niña sonriente, mientras hacía un ademán de abrazar algo - mi tía Marlene me dijo que me quedara aquí en la casa porque mi papi tenía que ir y pelear !mi papi es el hombre más valiente de todo el mundo!
La niña bajó la cabeza, moviendo su pie en círculos.
- Pero ya he estado aquí por mucho tiempo, y no ha regresado por mí.
Les hizo un ademán para que se acercaran, ellos se agacharon para tener más cerca al espectro, ella susurró:
- A veces vienen personas malas y me susurran, y quiero que mi papi haga que se vayan, pero no está aquí.
Los amigos se miraron entre sí.
- A veces cuando anochece, quiero jugar con mi muñeca pero no puedo porque la dejé en el pueblo - continuó la niña - ¿podrían ayudarme a encontrar mi muñeca por favor?
Kael y Kumme se incorporaron.
- Está bien Pamela - dijo el Tauren - creo que ya sé dónde está tu muñeca.
- ¿En serio? - preguntó la niña, con el rostro iluminado.
- Sí, espera aquí - terminó el Cazador, y emergió de la casa. Kael tomó su mazo y su escudo y salió siguiendo a su amigo.
- Cuida la casa Sin'Dal - dijo Kumme a su mascota.
Los aventureros cruzaron el pueblo hasta la casa donde Kumme había encontrado la muñeca. Entró a la casa, se pasó hasta la sala del fondo y empezó a remover muebles.
- ¿Qué estamos haciendo aquí, gran toro? - preguntó Kael entre toses por el polvo que levantaba su amigo.
- Busco la muñeca de la niña - contestó Kumme, parado en el centro de la habitación, buscando en el suelo - estoy seguro que la ví por aquí... ah mira, aquí está.
El Tauren tomó la muñeca de trapo y la examinó, luego giró hacia su amigo.
- Creo que es ést... - el Tauren se congeló a media frase, soltó la muñeca y desenfundó sus hachas casi instantáneamente.
Kael dio la media vuelta encendiendo su escudo con energía divina, el metal del escudo con el emblema de Silvermoon brilló en una luz amarillenta. Kael vio, a su alrededor, una veintena de espectros de hombres y mujeres que los miraban, todos con expresión triste y ofendida. Estaban a unos diez pasos, todos en el comedor contiguo. Atrás del ejército, la destartalada puerta principal se cerró.
- Oh Luz...
Los espectros lo miraron.
- ¿Luz? - dijo uno, con una voz que destilaba dolor - !La Luz nos olvidó!
- ¿Por qué están aquí? - preguntó otro.
- !Molestan a los fantasmas del pasado! - terció otro.
- !Mueran, invasaaaagh!
Este último había saltado hacia Kael, y se difuminó en un brillo dorado causado por el hechizo de exorcismo arrojado por el Elfo.
- !Asesinos! - dijo otro espectro.
Kael se hincó y golpeó su mazo contra el suelo, de él emergió una nube dorada que se esparció sobre el cuarto, dejando un brillo y pequeñas chispas doradas por donde pasaba. El efecto alcanzó a los espectros de la primera hilera, los cuales chirriaron de dolor. El resto retrocedió.
- ¿Ideas, Kumme? - preguntó el Elfo cuando se incorporó - El suelo consagrado sólo durará unos segundos.
El Tauren arrojó unas granadas de Thorium desactivadas a los pies de los espectros. Kael suspiró, descorazonado.
- ¿Esa es tu solución a todo, verdad? - preguntó.
- Eso y esperar que la madera esté lo suficientemente podrida.
De un rápido movimiento agarró la muñeca y a Kael por el cuello de su armadura y tomó impulso hacia la pared roída. Los dos héroes aterrizaron sobre el pasto seco, Kumme se hincó de un salto y apuntó con su arcabús a la granada más cercana. Una bola de fuego consumió al cuarto, a los espectros y la onda de choque resultante arrojó al Tauren unos pies hacia atrás.
Kael se incorporó tosiendo. Encendió nuevamente su escudo y giró hacia el agujero de la pared. Nada emergió.
El paladín enfundó su mazo y se colgó el escudo en la espalda, caminó hacia su amigo.
- El Maestro Ingeniero Goblin estaría orgulloso - dijo, extendiéndole una mano.
- Sí, es una lástima que se haya dinamitado tan joven - rió el Tauren, incorporándose - Regresemos con Pamela, esto se pone interesante.


III

- !Muñequita! - gritó Pamela cuando vio su muñeca - !La encontraron! !Gracias!
Kumme le había pedido que cerrara los ojos y que no los abriera hasta que él lo indicara.
- Tú mantendrás las sombras alejadas hasta que llegue papi, ¿verdad? - terminó la niñita mientras que la ponía en la puerta.
Kumme y Kael sintieron una punzada en el corazón.
El espectro giró y les dijo, con su carita sonriente:
- No sé cuándo regrese mi papi, pero a lo mejor mi tía Marlene sabe dónde está. Ella vive en una colina al sur de Andorhal - se llevó una mano a la barbilla, pensativa - o por lo menos ella me dijo que era una colina... Pero bueno, ustedes son mis nuevos amigos ¿podrían ir a preguntarle qué pasó con mi papi por favor?
Kael se arrodilló enfrente de la niña.
- Claro Pamela, iremos a preguntarle.
- !Gracias! - dijo la niñita aplaudiendo - les prepararé una taza de té para cuando regresen, lo prometo.

Kumme y Kael emergieron de la casa.
- ¿Tía Marlene? ¿Qué no es acaso la mujer que se te apareció en la Colina de la Tristeza?
- Sí mi amigo, y tenemos que ir de regreso a ese maldito lugar. Pero primero vayamos a la Capilla de la Esperanza de la Luz, tu hermano necesita escuchar noticias de casa.

!Saludos!
Atte,
El Kushiage

Índice:

1 comentario:

  1. la mejor frase de todo el relato es -KAEL!!!!! ¿DONDE ESTÁS ELFO IDIOTA?!!!!- excelentisima narración, no puedo esperar a ver el final del relato ... y sip, esa suena como la solución para todo de Kumme GRANADAS DE THORIUM !! :D

    ResponderEliminar