jueves, 21 de agosto de 2014

De Brochetas y Gente Difícil

"Constantemente somos puestos a prueba por circunstancias complejas y gente difícil y problemas que no necesariamente creamos nosotros mismos"
~ Terry Brooks (1944 - )

Disculpen la tardanza, regresé a mi vida laboral y tengo una semana de atraso, por lo que el tiempo para las entradas se ha reducido drásticamente. 

En fin, no tiene nada que ver pero uno de mis compañeros de cuarto fué movido a mi oficina mientras renovaban el edificio en el que trabaja; ayer se enteró que las renovaciones han terminado por lo que regresará y se sentará a un lado de una mujer muy famosa en la compañía. Famosa porque es una horrible horrible persona.

El hombre estaba absolutamente asqueado de sentarse a un lado de ella. No tiene un puesto muy alto en la empresa*, pero me han hablado cosas horribles de ella: es grosera, interrumpe personas en las llamadas, ha llegado a gritos y a arrojar cosas , no conoce el significado de la frase "por favor" y "gracias" es algo que no ha salido de sus labios desde tiempos inmemorables. 

*Cosa que me sorprende, generalmente los psicópatas suben mucho en las jerarquías.

Afortunadamente, el destino le sonrió y logró que lo cambiaran a otro edificio, sin embargo me recordó cómo una sola persona - suficientemente nefasta - es capaz de arruinarle la vida a todos, incluso hacer gente abiertamente decir que ya no quiere trabajar ahí.

En mis antiguos días cuando estaba en CFE, tenía un jefe que llevó a un 35 sobre 10 en la escala de amargura. Era** un horrible bastardo amargado psicópata, sin nada por que vivir excepto trabajar, que no comprendía o no quería que nadie más tuviese relaciones interpersonales. 

**Es. Sigue vivo. Hierba mala nunca muere... y nunca se retira, además.

En el trabajo anterior a ése teníamos un administrador de infraestructura que tenía como misión personal hacernos miserables todos los días, me imagino que tenía muchos problemas o simplemente era un mamoncete insufrible. 

Luego, en el trabajo anterior a ése teníamos un usuario contador que genuinamente me sorprende que su esposa no lo haya asfixiado con una almohada mientras dormía y antes de todo eso, puedo contar algunos maestros en la universidad que si los veo en la calle los golpeo, pues sé que todos mis gastos de abogados serían cubiertos por una colecta entre ex-alumnos de mi universidad al saber que le metí un puñetazo al bastardo amargado que les causó tanta miseria. Contactando a las personas correctas tendría una plaquita en el laboratorio de computación.

¿Por qué la reflexión? Porque en este momento, en mi vida laboral y personal, tengo la suerte de no tener nadie así. Y eso me preocupa, porque si algo me ha enseñado este planeta es que invariablemente hay alguien que se orina en el ponche de todos y les hace miserable la existencia. Es naturaleza humana: siempre hay un mamoncete insufrible en los grupos que invalida la existencia de las "malas vibras" porque si fuesen reales ya sería un cráter humeante... por lo que me pregunto ¿y si el bastardo amargado que todos sienten náuseas de tratar soy yo?

Estoy casi seguro que esas personas se dan cuenta que tienen problemas donde quiera que van, pero apostaría mi empanizado que nunca piensan "¿y si la causa soy yo?" por el fenómeno de la disonancia cognitiva no somos capaces de identificarnos nosotros como los mamoncetes insufribles. Supongo que algo útil para percatarnos del problema sería pensar si seguimos el mismo patrón que esas personas infernales que hemos conocido en nuestra vida, porque por estadística TODOS nos hemos encontrado con alguno.

Otra pregunta interesante: ¿podríamos arreglarlos? Asumo que éstos son los abusones que crecieron y se incorporaron en el mundo laboral/académico*** ¿nos escucharían si les dijéramos, de una buena manera, lo miserables que nos hacen? ¿O es más fácil para todos evitarlos y proverbialmente barrerlos debajo de la alfombra social? Supongo que eso ya es para otra entrada.

***En mi experiencia ese viejo mamoncete era un adulto mamoncete, y antes de eso fue un adolescente mamoncete, y antes de eso era un niño mamoncete.

¿Ustedes qué opinan?

!Saludos!
Atte,
El Kushiage

miércoles, 13 de agosto de 2014

Reseña: Restaurante I Latina

"Uno no puede pensar bien, amar bien, dormir bien, si uno no ha cenado bien"
~ Virginia Woolf (1882 - 1941)

Estoy de visita en mi hermosa Guadalajara y, después de haber visitado al excepcional Lula Bistro hemos decidido darle una oportunidad a otros restaurantes de la ciudad para que nos sorprendan con la creatividad de talentos locales, así que la noche lluviosa del martes decidimos pasarla en la I Latina. 

Cuyo logo es un puerquito porque... ¿arte?
Este restaurante, ubicado en el número 3128 de la Avenida Inglaterra en Guadalajara, presenta un menú de comida fusión asiática en un ambiente um... distinto.

Me explico: el lugar está decorado al estilo Kitsch, que consiste en crear arte utilizando artículos/iconos producidos en masa o populares; intenta copiar - según dicen los conocedores - lo hermoso, pero no lo bueno. El kitsch, a diferencia del arte, es un on objeto utilitario a quien le falta toda distancia crítica entre el objeto y el observador; ofrece gratificación emocional instantánea sin esfuerzo intelectual, sin el requerimiento de la distancia, sin la sublimación*. 

*Palabras de Walter Benjamin (1892 - 1940), crítico literario alemán.

Es un lugar pintado de colores que no combinan, lleno de cortinas de plástico, una pared de puerquitos de cerámica, sillas de plástico tejidas, un pez vela de fibra de vidrio, menús entre fundas de discos de vinilo de los 80as, sillones en los escalones y una miríada de cosas que simplemente no combinan entre sí. Lo llamaría hipster, pero éste lugar estaba años antes que dicha corriente tomara auge, por lo que simplemente lo llamaré kitsch. O lo amas, o lo odias, o te la pasas preguntándole al mesero por qué hay flamencos de plástico en las escaleras.

Pero !hey, funciona!
Con eso fuera del camino, vámonos a los platillos.

Fuimos recibidos por un par de bruschettas de cortesía, mi esposa comentó sobre la frescura de los ingredientes de la suya, pero la mía tenía el jitomate un poco pasado. Nuestro mesero, muy amable, nos ayudó con las entradas y los platos fuertes ya que era nuestra primera vez. Yo iba algo preocupado por las malas reseñas que mencionaban mal servicio, pero afortunadamente no fue el caso; sólo hubo un pequeño torpiezo cuando no nos tomaron la orden después de las entradas y esperamos más de lo debido nuestros platos fuertes.

Mi esposa tomó primero un "Submarino Amarillo" (120 pesos), un martini con limón y maracuyá y yo, siendo conductor designado, tomé una mezcla de agua mineral con jugo de maracuyá. Ambos bastante sabrosos (40 pesos, vaso grande).

De entrada pedimos un ceviche de salmón y aguacate con tahini (160 pesos, bien servido), sabroso pero no excepcional. En nuestra opinión se pudo haber beneficiado de menos tahini para que brillaran los ingredientes. De segunda entrada pedimos un tataki de res al porto (135 pesos, bien servido), que consistía en un carpaccio de res con una reducción de oporto, cada rebanada con un mousse de queso de cabra, brotes de arúgula y aceite de trufa que estaba delicioso. Ampliamente recomendable como entrada.

De plato fuerte mi esposa pidió el "platillo estrella", el Black Cod marinado en Miso (345 pesos) con resultados algo decepcionantes, por el precio y la estelaridad del plato uno pensaría que sería excepcional, pero aunque estaba sabroso y la guarnición de espárragos era memorable, el pescado en sí no era nada fuera de lo común.

Yo pedí el papardelle promotone (165 pesos), que consiste en una pasta de tallarín grandes en una salsa de tomate con pequeños pedazos de chorizo ahumado, acompañado de camarones a las brasas. Todo un acierto. La salsa está deliciosa, la pasta al dente, los camarones en su punto y el tocino ahumado le daba una calidez excepcional al platillo. Se recomienda.

Por exceso de falta de estómago, no probamos los postres. 

En resumen, es un restaurante mejor que el promedio, recomendable a visitar aunque sea por ese tataki de res, que no se presta para una cena romántica o de negocios** pero es agradable para una salida con los amigos o en pareja casualmente. Los precios son, al igual que la calidad de los platillos, superiores al promedio y las porciones nos dejaron satisfechos, no me sentí robado. 

**Dudo mucho que cualquier decisión que afecte el curso de la humanidad se haya hecho a un lado de un flamenco de plástico.

!Saludos!
Atte,
El Kushiage

lunes, 11 de agosto de 2014

Más Razones por la que los Niños son Pequeños Adultos Ebrios

"Cuando leí sobre los males de la bebida, dejé de leer"
~ Henny Youngman (1906 - 1998)

Mis compañeros de cuarto, al provenir de una cultura que ve con muy malos ojos el beber, muy tradicionalista, respetuosa y llena de sabiduría son - por supuesto - unos borrachos perdidos. Por lo mismo he tenido muchas noches de contemplación mientras los veo tragar whisky y tequila como si tuvieran la misión divina de terminárselo.

Durante esas reflexiones nocturnas, mientras que hacen fila en el pobre baño que tenemos para vomitar, no puedo sino recordar aquella entrada sobre el sorprendente parecido entre los ebrios y los niños, y hacer una que otra anotación:

Más Razones por la que los Niños son Pequeños Adultos Ebrios

  • Se dormirán donde sea. Realmente donde sea.
  • En la posición que sea.
  • No tienen muy buen control sobre sus músculos faciales, pareciendo idiotas la mayor parte del tiempo.
  • Es difícil controlarlos en público. Generalmente muy mal portados y una molestia para la gente a su alrededor.
  • No tienen muy buena percepción tridimensional.
  • Tienen problemas llevando los alimentos a la boca.
  • Es imposible predecir cuando se van a quedar dormidos.
  • Constantemente se encuentran en situaciones inexplicables.
  • Carecen de coordinación motora fina.
  • Tienen poco control de sus impulsos.
  • Generalmente los encontrarás cerca de los inodoros. O con la cabeza en uno.
  • No deben de manejar equipo pesado.
  • No tienen sentido del decoro o la vergüenza.
  • Se dormirán con los zapatos puestos.
  • No saben cuándo dejar de beber.
  • Constantemente sobreestiman su fuerza y coordinación.
  • Son pésimos posando para las fotos.
  • No saben cómo medir distancias.
  • Constantemente se están lastimando a sí mismos, o por culpa de sus locuras causándole daño a otros.
  • Se dibujan en el rostro entre sí cuando pierden la consciencia.
  • Deben de cuidarse mucho en las piscinas.
  • Tienen muy poco instinto de autopreservación.

Sí, creo que ya estoy listo para tener niños. Agreguen los suyos en los comentarios.

!Saludos!
Atte,
El Kushiage
~ Me da un poco de vergüenza pero no me gusta el tequila, soy un mal mexicano.