"Mucho de vivir es lidiar con tu maldición, lidiar con las cartas que te dieron que no son tan buenas ¿Ello te transforma en un monstruo? ¿Puedes templarla de alguna manera? ¿O simplemente aceptarla y tomar otra dirección?"
~ Wes Craven (1939 - )
~ Wes Craven (1939 - )
Misiva de Urist McKushiague, Supervisor del Hogar en las Montañas "Peras de Granito", hacia Sir. Sturd Cavachong, consejero real del Reino del Portal Justo, año 261.
15 de Granito, primavera
Reporte del Año 10.
Sturd, estoy confundido. La roca sobre la que basaba mi moral y mi ética se está derrumbando a pedazos.
15 de Granito, primavera
Reporte del Año 10.
Sturd, estoy confundido. La roca sobre la que basaba mi moral y mi ética se está derrumbando a pedazos.
Verás primo, el Rey es útil. No útil en el sentido de "es útil tener al Rey en Peras de Granito por el prestigio que nos otorga" sino útil en el sentido que ayuda por aquí. No hay trabajo denigrante para él: desde cargar muebles, mover roca hasta las pilas cercanas a las mamposterías, plantar champiñones, sacrificar animales - con un gusto que me pone nervioso - e incluso hacer una muy buena maldita cerveza. Recientemente nuestro mejor comerciante sintió el llamado del deber patriótico y se unió al nuevo escuadrón de ballesteros de la milicia, más al respecto en un momento; ignoro si es porque realmente quiere defender a Peras de Granito de la cantidad absurda de goblins que nos quieren atravesar con lanzas cada invierno, o si es porque, seamos honestos, a las enanas les encantan los hombres en uniforme; el punto es que nos quedamos sin comerciante, algo que nos dimos cuenta cuando llegaron los mercaderes humanos y lo encontramos entrenando al tiro al blanco y contestando las peticiones de atender a los cada vez más desesperados humanos con la amenaza de "ponerles uno en medio de los hijos de piedra ojos, malditos chupapiedras". Estoy casi seguro que es por una enana.
Entonces, para nuestra sorpresa, el Rey entró a la oficina del Barón para ofrecerse como comerciante. Imaginarás el deleite de los mercaderes cuando recibieron al mismísimo Monarca del Portal Justo para cambiar sus bienes. Se sintieron tan halagados que ni rechistaron cuando les cambiamos su caravana completa por baratijas y basura.
Como te imaginarás, el pueblo ama al Rey ¿dónde más en el Portal Justo puedes decir que bebes cerveza y comes manjares preparados por manos reales? No me extrañó cuando lo eligieron alcalde en las elecciones que se llevaron a cabo durante la gran festividad del décimo aniversario de la fundación de Peras de Granito. Mejor para nosotros, la verdad, entre la fascinación que tenía el antiguo alcalde y el Rey con los gabinetes se nos va a acabar la piedra en la montaña, así tenemos que cumplir la mitad de las órdenes.
Por desgracia, no todo son buenas noticias. Nuestro mejor jabonero y otro muchacho cargador están desaparecidos. No se han encontrado los cuerpos. Todo tiene un precio, al parecer. Y es ahí dónde tengo mis dudas, Sturd: en el precio. Desde chico estudié con el gran Filósofo Thócrates y nació mi inquebrantable fe en el espíritu enano, en el valor de la vida y que preservarla era lo más importante. Yo estaba convencido que la manera de alcanzar el bien común es que todos nos encontremos sanos y con necesidades básicas cubiertas; este es el sueño que he cumplido en Peras de Granito, donde cada enano tiene alimento, bebida, techo, trabajo y, por qué no, recreación ¿para qué necesitamos un Rey?
Pero veo a la población feliz de tenerlo ¿y si Thócrates se equivoca? ¿Y si realmente es necesaria esa Jerarquía de la que te hablé en misivas pasadas? ¿Estoy dispuesto a sacrificar el aparente bienestar de todos los que habitan en Peras de Granito, para desenmascarar a un vampiro que parece sólo querer sobrevivir también? Un vampiro que es útil, por cierto, ya que en doscientos cincuenta y un años ha hecho todo lo posible porque su gente viva bien, sea feliz y esté segura; un vampiro que incluso ha tenido la visión de predecir que los recursos del Hogar en las Montañas eventualmente se acabarán, por lo que regularmente financía expediciones como la que iniciamos hace diez años para establecer nuevos asentamientos. Alguien más cínico que yo, que no haya visto a Su Majestad trabajar arduamente hasta altas horas de la noche recogiendo fresas de los plantíos exteriores, diría que quizás nos cuida como alguien cuidaría a su ganado, pero no creo que sea así. Creo que realmente le importamos.
Es extraño pero, todos queremos ser mejor cuando estamos cerca de él; ignoro si nos ha puesto bajo un hechizo pero he notado que la población quiere dar lo mejor de sí ahora que somos la capital y el Rey vive con nosotros. La riqueza de la ciudad está valuada en cuatro punto cinco millones de Pepitas, un número que hace que me de vueltas la cabeza, creo que ni siquiera la desaparecida AltaMansión llegó a tal riqueza... ¿pero vale la pena? ¿Ese es el precio por cuatro enanos inocentes que han de estar pudriéndose entre las pilas olvidadas de muebles? Admito que hemos perdido enanos más valiosos por tonterías y errores de juicio pero ¿dónde marcamos el límite? ¿En enanos con familia? ¿En Nobles? ¿En Soldados?
¿En mi propia vida?
No lo sé Sturd, honestamente no lo sé. Pero mientras que valoro ésto sigo siendo supervisor, y tengo que asentar lo que ha sucedido el pasado año:
Finalmente encontramos la razón por la que no podíamos crear más escuadrones de milicia: el difunto Tharkal ArmaduraDentada era el Comandante y éstos imbéciles jamás se preocuparon en informarlo a la Oficina de Administración, por ello mismo el papeleo que se hizo hace dos años para solicitar nuevos escuadrones fué depositado en el desordenado escritorio de su cuarto olvidado. Unos cuantos cargadores y yo entramos al lugar, lo pusimos en orden y colocamos a Thukol EstrellaPlateada para el puesto, es un enano amargado y pesimista. Es perfecto.
Con el papeleo firmado y aceptado se creó el "La Perfección del Enclaustramiento", tercer escuadrón de milicia en Peras de Granito, y primero de ballesteros, que se une a "Las Mansiones Ocultas" y "Los Pueblos Lisos"; a éste escuadrón es al que se unió el comerciante que te comentaba antes. Te juro que nombrar cosas con títulos estúpidos es una patología de nuestra especie.
Como sabes, dada mi paranoia, ceno solo en mi cuarto con la puerta atrancada. Pero el otoño pasado fuí invitado a una pequeña celebración en el viejo Comedor Real. Después de limpiar mi asiento de una familia de conejitos me di cuenta que estamos nadando en los cabroncetes. Literalmente nadando en ellos, Sturd. El contador real me dice que hay no menos de trescientos cuarenta y ocho animales rondando la fortaleza, más los que nace... espera, trescientos cincuenta y tres, una gata acaba de dar a luz; más los que vayan a nacer mientras la carta va en camino.
Supongo que podríamos alojarlos en los puñeteros gabinetes que el Rey insiste pedir cada temporada, pero ésto ya es demasiado. Ampliamos el área de preparación de alimentos para instalar cuatro destilerías, tres cocinas, dos pescaderías y tres carnicerías. Hicimos un conteo de los animales que no eran mascotas de alguien - o los que eran especialmente molestos, ya les regalaremos algo bonito para el cuarto de los afectados - y desde el otoño las carnicerías han estado trabajando a marchas forzadas sacrificando al animalerío; por increíble que parezca, no se dan abasto. Estoy empezando a sospechar que los mamoncetes se reproducen por esporas. Especialmente esos puñeteros gatitos.
Hablando de no darnos abasto, ya terminamos los caminos empedrados que conectan la carretera principal con Peras de Granito; ahora sí te prometo que llegarás en carreta, primo. Llegaron lo elfos, humanos y los enanos de Onailtm al sur y nos dedicamos a cambiarles las dieciseis toneladas de taparrabos de Troll que recogimos de las trampas de la entrada. Mamoncete caravana que llegaba, mamoncete caravana que se regresaba a reventar de los malditos taparabos. Cada una más feliz que la anterior, por cierto, gracias a las habilidades diplomáticas del Rey. Tiene una manera especial de decir "te cambio tus cosas por éstos sucios taparrabos ensangrentados" que hace difícil decirle que no. Y todavía le dan las gracias.
Ni quiero saber qué harán los humanos con los taparabos y los cetros que les exportamos el año pasado, mamoncetes pervertidos.
En fin, estamos acrecentando la producción de gemas y nos echamos un clavado a la enorme pila de cadáveres que tenemos encerrada en el área de talleres y pusimos a trabajar a los artesanos en totems de hueso para las siguientes caravanas. Nada dice "No jodas con Peras de Granito" como una artesanía hecha de hueso con ópalos de fuego incrustados: no sólo te mataremos y dejaremos tu cadáver hasta que el sol blanquee tus huesos, sino que los incrustaremos de joyas y los cambiaremos por queso de cabra. Eso es lo poco que nos importa.
Finalmente, he de confesar que estoy un poco nervioso por los ruidos que hemos escuchado de las cavernas; por ello hemos colocado un puente levadizo y un foso antes de él, unido por un complejo sistema de mecanismos finísimos y unidos a una palanca hecha con un mecanismo artefacto que produjo uno de nuestros mecánicos posesos. Espero que ésto ayude a cerrar herméticamente la fortaleza por la entrada inferior. La palanca se encuentra en el viejo Comedor Real, donde algunos todavía vamos por costumbre. No es ni la décima parte de impresionante que el nuevo, repleto de espectaculares estatuas y muebles de plata pura, pero es un lugar que por muchos años llamamos hogar.
Como es costumbre, realizamos una ampliación de las criptas, ya hay ciento sesenta y ocho sarcófagos que espero, desde el fondo de mi corazón, nunca ver ocupados.
Te espero al final del verano Sturd, cuídate mucho.
Atte,
Urist McKushiage
PD. Si vienes en una caravana, por favor intenta arreglar que haya gallinas en ella, cambianos unas artesanías por una jaula con gallos a los elfos y quisiéramos iniciar una industria de huevos de gallina. Tenemos entendido que son muy valiosos en éstos tiempos.
Entonces, para nuestra sorpresa, el Rey entró a la oficina del Barón para ofrecerse como comerciante. Imaginarás el deleite de los mercaderes cuando recibieron al mismísimo Monarca del Portal Justo para cambiar sus bienes. Se sintieron tan halagados que ni rechistaron cuando les cambiamos su caravana completa por baratijas y basura.
Como te imaginarás, el pueblo ama al Rey ¿dónde más en el Portal Justo puedes decir que bebes cerveza y comes manjares preparados por manos reales? No me extrañó cuando lo eligieron alcalde en las elecciones que se llevaron a cabo durante la gran festividad del décimo aniversario de la fundación de Peras de Granito. Mejor para nosotros, la verdad, entre la fascinación que tenía el antiguo alcalde y el Rey con los gabinetes se nos va a acabar la piedra en la montaña, así tenemos que cumplir la mitad de las órdenes.
Por desgracia, no todo son buenas noticias. Nuestro mejor jabonero y otro muchacho cargador están desaparecidos. No se han encontrado los cuerpos. Todo tiene un precio, al parecer. Y es ahí dónde tengo mis dudas, Sturd: en el precio. Desde chico estudié con el gran Filósofo Thócrates y nació mi inquebrantable fe en el espíritu enano, en el valor de la vida y que preservarla era lo más importante. Yo estaba convencido que la manera de alcanzar el bien común es que todos nos encontremos sanos y con necesidades básicas cubiertas; este es el sueño que he cumplido en Peras de Granito, donde cada enano tiene alimento, bebida, techo, trabajo y, por qué no, recreación ¿para qué necesitamos un Rey?
Pero veo a la población feliz de tenerlo ¿y si Thócrates se equivoca? ¿Y si realmente es necesaria esa Jerarquía de la que te hablé en misivas pasadas? ¿Estoy dispuesto a sacrificar el aparente bienestar de todos los que habitan en Peras de Granito, para desenmascarar a un vampiro que parece sólo querer sobrevivir también? Un vampiro que es útil, por cierto, ya que en doscientos cincuenta y un años ha hecho todo lo posible porque su gente viva bien, sea feliz y esté segura; un vampiro que incluso ha tenido la visión de predecir que los recursos del Hogar en las Montañas eventualmente se acabarán, por lo que regularmente financía expediciones como la que iniciamos hace diez años para establecer nuevos asentamientos. Alguien más cínico que yo, que no haya visto a Su Majestad trabajar arduamente hasta altas horas de la noche recogiendo fresas de los plantíos exteriores, diría que quizás nos cuida como alguien cuidaría a su ganado, pero no creo que sea así. Creo que realmente le importamos.
Es extraño pero, todos queremos ser mejor cuando estamos cerca de él; ignoro si nos ha puesto bajo un hechizo pero he notado que la población quiere dar lo mejor de sí ahora que somos la capital y el Rey vive con nosotros. La riqueza de la ciudad está valuada en cuatro punto cinco millones de Pepitas, un número que hace que me de vueltas la cabeza, creo que ni siquiera la desaparecida AltaMansión llegó a tal riqueza... ¿pero vale la pena? ¿Ese es el precio por cuatro enanos inocentes que han de estar pudriéndose entre las pilas olvidadas de muebles? Admito que hemos perdido enanos más valiosos por tonterías y errores de juicio pero ¿dónde marcamos el límite? ¿En enanos con familia? ¿En Nobles? ¿En Soldados?
¿En mi propia vida?
No lo sé Sturd, honestamente no lo sé. Pero mientras que valoro ésto sigo siendo supervisor, y tengo que asentar lo que ha sucedido el pasado año:
Finalmente encontramos la razón por la que no podíamos crear más escuadrones de milicia: el difunto Tharkal ArmaduraDentada era el Comandante y éstos imbéciles jamás se preocuparon en informarlo a la Oficina de Administración, por ello mismo el papeleo que se hizo hace dos años para solicitar nuevos escuadrones fué depositado en el desordenado escritorio de su cuarto olvidado. Unos cuantos cargadores y yo entramos al lugar, lo pusimos en orden y colocamos a Thukol EstrellaPlateada para el puesto, es un enano amargado y pesimista. Es perfecto.
Con el papeleo firmado y aceptado se creó el "La Perfección del Enclaustramiento", tercer escuadrón de milicia en Peras de Granito, y primero de ballesteros, que se une a "Las Mansiones Ocultas" y "Los Pueblos Lisos"; a éste escuadrón es al que se unió el comerciante que te comentaba antes. Te juro que nombrar cosas con títulos estúpidos es una patología de nuestra especie.
Como sabes, dada mi paranoia, ceno solo en mi cuarto con la puerta atrancada. Pero el otoño pasado fuí invitado a una pequeña celebración en el viejo Comedor Real. Después de limpiar mi asiento de una familia de conejitos me di cuenta que estamos nadando en los cabroncetes. Literalmente nadando en ellos, Sturd. El contador real me dice que hay no menos de trescientos cuarenta y ocho animales rondando la fortaleza, más los que nace... espera, trescientos cincuenta y tres, una gata acaba de dar a luz; más los que vayan a nacer mientras la carta va en camino.
Supongo que podríamos alojarlos en los puñeteros gabinetes que el Rey insiste pedir cada temporada, pero ésto ya es demasiado. Ampliamos el área de preparación de alimentos para instalar cuatro destilerías, tres cocinas, dos pescaderías y tres carnicerías. Hicimos un conteo de los animales que no eran mascotas de alguien - o los que eran especialmente molestos, ya les regalaremos algo bonito para el cuarto de los afectados - y desde el otoño las carnicerías han estado trabajando a marchas forzadas sacrificando al animalerío; por increíble que parezca, no se dan abasto. Estoy empezando a sospechar que los mamoncetes se reproducen por esporas. Especialmente esos puñeteros gatitos.
Hablando de no darnos abasto, ya terminamos los caminos empedrados que conectan la carretera principal con Peras de Granito; ahora sí te prometo que llegarás en carreta, primo. Llegaron lo elfos, humanos y los enanos de Onailtm al sur y nos dedicamos a cambiarles las dieciseis toneladas de taparrabos de Troll que recogimos de las trampas de la entrada. Mamoncete caravana que llegaba, mamoncete caravana que se regresaba a reventar de los malditos taparabos. Cada una más feliz que la anterior, por cierto, gracias a las habilidades diplomáticas del Rey. Tiene una manera especial de decir "te cambio tus cosas por éstos sucios taparrabos ensangrentados" que hace difícil decirle que no. Y todavía le dan las gracias.
Ni quiero saber qué harán los humanos con los taparabos y los cetros que les exportamos el año pasado, mamoncetes pervertidos.
En fin, estamos acrecentando la producción de gemas y nos echamos un clavado a la enorme pila de cadáveres que tenemos encerrada en el área de talleres y pusimos a trabajar a los artesanos en totems de hueso para las siguientes caravanas. Nada dice "No jodas con Peras de Granito" como una artesanía hecha de hueso con ópalos de fuego incrustados: no sólo te mataremos y dejaremos tu cadáver hasta que el sol blanquee tus huesos, sino que los incrustaremos de joyas y los cambiaremos por queso de cabra. Eso es lo poco que nos importa.
Finalmente, he de confesar que estoy un poco nervioso por los ruidos que hemos escuchado de las cavernas; por ello hemos colocado un puente levadizo y un foso antes de él, unido por un complejo sistema de mecanismos finísimos y unidos a una palanca hecha con un mecanismo artefacto que produjo uno de nuestros mecánicos posesos. Espero que ésto ayude a cerrar herméticamente la fortaleza por la entrada inferior. La palanca se encuentra en el viejo Comedor Real, donde algunos todavía vamos por costumbre. No es ni la décima parte de impresionante que el nuevo, repleto de espectaculares estatuas y muebles de plata pura, pero es un lugar que por muchos años llamamos hogar.
Como es costumbre, realizamos una ampliación de las criptas, ya hay ciento sesenta y ocho sarcófagos que espero, desde el fondo de mi corazón, nunca ver ocupados.
Te espero al final del verano Sturd, cuídate mucho.
Atte,
Urist McKushiage
PD. Si vienes en una caravana, por favor intenta arreglar que haya gallinas en ella, cambianos unas artesanías por una jaula con gallos a los elfos y quisiéramos iniciar una industria de huevos de gallina. Tenemos entendido que son muy valiosos en éstos tiempos.
!Saludos!
Atte,
El Kushiage
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