"Los años enseñan mucho de lo que los días nunca supieron"
~ Ralph Waldo Emerson (1803 - 1882)
Una de los aspectos que más me gustan de la "decoración moderna" es que uno no necesariamente necesita muebles/elementos decorativos del mismo estilo que los que ya tenemos en casa; es decir, una pieza de decoración debe armonizar, no necesariamente combinar.
Esta es una de las razones por las que tenemos chile, mole y pozole en la decoración de nuestro humilde hogar, y se ve bastante bien, creo yo: el lugar realmente se siente como - ustedes saben - un hogar, a diferencia de esos estériles ambientes minimalistas de catálogo en los que uno no puede creer que alguien realmente vive ahí.
¿Y cómo podría hacerlo? Los seres humanos nos diferenciamos de los otros animales en el sentido que poseemos toneladas de cachibaches inútiles pero absolutamente necesarias para nuestra existencia diaria*. Dichos tiliches necesitan almacenarse en cajones**.
*Sí, leíste bien. No, no creo que sea una contradicción.
**La alternativa es, por supuesto, que haya una montaña de trebejos a espaldas del que toma la fotografía.
Con eso en mente, el pasado fin de semana compramos en un bazar una diminuta mesita que usaremos para el teléfono/módem en nuestro hogar. Para nuestra sorpresa, cuando mi esposa la estaba restaurando y dándole una manita de pintura, nos encontramos con que ese mueble fue construido en 1951.
Mil novescientos cincuenta-pinche-y-uno. Eso lo hace oficialmente más viejo que todas las personas en mi familia cercana. Madre santa, esta cosa supera en edad a mis padres.
No sé por qué pero siento cierta reverencia hacia ese mueblecito. Este pedazo de madera unido con quién sabe qué carajos ha estado en esta tierra casi el doble de años que yo ¿de cuántas historias no habrá sido testigo? ¿En cuantas tardes ociosas de domingo no habrá acompañado a sus dueños originales? ¿De cuantas risas? ¿De cuantas tragedias? ¿Qué tanto habrá contenido a lo largo de su considerable edad? No sé ustedes, pero eso se me hace increíble.
Como alguien que encuentra fascinantes los objetos viejos de uso cotidiano, no puedo sino sentir admiración hacia esta diminuta mesita que sigue en pie, estóica***, ahora dándole hogar a nuestro teléfono y módem que sirven como el corazón de la casa de cualquier noñazo de las computadoras.
***Y probablemente más fuerte que yo.
¿Soy el único a quien le sorprenden este tipo de cosas?
!Saludos!
Atte,
El Kushiage
Esta es una de las razones por las que tenemos chile, mole y pozole en la decoración de nuestro humilde hogar, y se ve bastante bien, creo yo: el lugar realmente se siente como - ustedes saben - un hogar, a diferencia de esos estériles ambientes minimalistas de catálogo en los que uno no puede creer que alguien realmente vive ahí.
¿Y cómo podría hacerlo? Los seres humanos nos diferenciamos de los otros animales en el sentido que poseemos toneladas de cachibaches inútiles pero absolutamente necesarias para nuestra existencia diaria*. Dichos tiliches necesitan almacenarse en cajones**.
*Sí, leíste bien. No, no creo que sea una contradicción.
**La alternativa es, por supuesto, que haya una montaña de trebejos a espaldas del que toma la fotografía.
Con eso en mente, el pasado fin de semana compramos en un bazar una diminuta mesita que usaremos para el teléfono/módem en nuestro hogar. Para nuestra sorpresa, cuando mi esposa la estaba restaurando y dándole una manita de pintura, nos encontramos con que ese mueble fue construido en 1951.
Mil novescientos cincuenta-pinche-y-uno. Eso lo hace oficialmente más viejo que todas las personas en mi familia cercana. Madre santa, esta cosa supera en edad a mis padres.
No sé por qué pero siento cierta reverencia hacia ese mueblecito. Este pedazo de madera unido con quién sabe qué carajos ha estado en esta tierra casi el doble de años que yo ¿de cuántas historias no habrá sido testigo? ¿En cuantas tardes ociosas de domingo no habrá acompañado a sus dueños originales? ¿De cuantas risas? ¿De cuantas tragedias? ¿Qué tanto habrá contenido a lo largo de su considerable edad? No sé ustedes, pero eso se me hace increíble.
Como alguien que encuentra fascinantes los objetos viejos de uso cotidiano, no puedo sino sentir admiración hacia esta diminuta mesita que sigue en pie, estóica***, ahora dándole hogar a nuestro teléfono y módem que sirven como el corazón de la casa de cualquier noñazo de las computadoras.
***Y probablemente más fuerte que yo.
¿Soy el único a quien le sorprenden este tipo de cosas?
!Saludos!
Atte,
El Kushiage
Por la misma razón he llegado a curiosear en las tiendas de empeño , me pregunto que historias habrá tras los objetos .
ResponderEliminarAunque no poseo muchas antigüedades ya que lucho por vivir con lo mínimo indispensable en términos de muebles. Es increíble como aguantan esos muebles de la "vieja escuela".
ResponderEliminar