"Entre decir y hacer se acaban muchos pares de zapatos"
~ iris Murdoch (1919 – 1999)
¿Están familiarizados con esta imagen?
Es absolutamente cierta. Aquél imbécil que le dijo a su mujer "nunca compres en el primer lugar que veas" merece que lo cuelgen de los pulgares*, porque ella fue y se lo dijo a sus amigas.
*O probablemente se les olvidó mencionar el corolario "Tampoco en el maldito último lugar que veas".
Verán, tuve la experiencia de acompañar a mi suegra y a mi cuñada para comprar zapatos y puedo firmar ante notario que lo anterior es brutalmente cierto. La Brochetita, afortunadamente, se engenta igual de rápido que yo, por lo que llega con una fuerte idea de lo que quiere y salimos a los veinte minutos.
Su familia no fue tan agraciada en lo que a poder de decisión se refiere.
Desde niño lo viví con mi madre: esas lentas caminatas que asesinan los pies viendo infinidad de prendas muy similares entre sí tanto en precio, como en diseño y ridiculez, pero descartadas por alguna etérea razón. Mis pies, después de tres horas de avanzar cinco malditos centímetros a la vez, me están matando: puedo correr, puedo caminar, puedo trotar, pero ese infeliz paso de "bobear" o "mirar escaparates" hacen que mi páncreas le tire pedradas a mis riñones.
No sé por qué han de revisarlo todo, de recorrer cada tienda varias veces; quizás es la esperanza de encontrar la prenda perfecta, quizás la esperanza de encontrar una ganga inigualable, quizás es el temor de comprar un artículo para después encontrar otro mejor más adelante a menor precio**.
**Que de acuerdo a la ley de Murphy, esto sucederá 9 veces de cada 10, independientemente de lo que hagamos.
Sea cual sea la razón, realmente me gustaría que nos dejaran de arrastrar a su dimensión de locura y sufrimiento como son las galerías de calzado y ropa; las bancas están atiborrados de maridos y novios que, descorazonados y cargando bolsas, se refugian como animales después de un fuego, intentando mantener el equilibrio emocional.
Lo que más se me quedó grabado fue cuando estaba sentado en el extremo de una banca junto con otro señor en el otro extremo. Se nos acercó un hombre en silencio y nos miró, nosotros simplemente hicimos espacio y le permitimos sentarse a descansar sus pies. Jamás nos habíamos visto en la vida, pero en ese momento, fuimos hermanos.
!Saludos!
Atte,
El Kushiage
~ Los zapatos rojos con manchas verdes que viste en la tienda A son exactamente iguales a los zapatos rojos con manchas verdes que viste en la tienda B, !por favor escoje ya!
~ iris Murdoch (1919 – 1999)
¿Están familiarizados con esta imagen?
Es absolutamente cierta. Aquél imbécil que le dijo a su mujer "nunca compres en el primer lugar que veas" merece que lo cuelgen de los pulgares*, porque ella fue y se lo dijo a sus amigas.
*O probablemente se les olvidó mencionar el corolario "Tampoco en el maldito último lugar que veas".
Verán, tuve la experiencia de acompañar a mi suegra y a mi cuñada para comprar zapatos y puedo firmar ante notario que lo anterior es brutalmente cierto. La Brochetita, afortunadamente, se engenta igual de rápido que yo, por lo que llega con una fuerte idea de lo que quiere y salimos a los veinte minutos.
Su familia no fue tan agraciada en lo que a poder de decisión se refiere.
Desde niño lo viví con mi madre: esas lentas caminatas que asesinan los pies viendo infinidad de prendas muy similares entre sí tanto en precio, como en diseño y ridiculez, pero descartadas por alguna etérea razón. Mis pies, después de tres horas de avanzar cinco malditos centímetros a la vez, me están matando: puedo correr, puedo caminar, puedo trotar, pero ese infeliz paso de "bobear" o "mirar escaparates" hacen que mi páncreas le tire pedradas a mis riñones.
No sé por qué han de revisarlo todo, de recorrer cada tienda varias veces; quizás es la esperanza de encontrar la prenda perfecta, quizás la esperanza de encontrar una ganga inigualable, quizás es el temor de comprar un artículo para después encontrar otro mejor más adelante a menor precio**.
**Que de acuerdo a la ley de Murphy, esto sucederá 9 veces de cada 10, independientemente de lo que hagamos.
Sea cual sea la razón, realmente me gustaría que nos dejaran de arrastrar a su dimensión de locura y sufrimiento como son las galerías de calzado y ropa; las bancas están atiborrados de maridos y novios que, descorazonados y cargando bolsas, se refugian como animales después de un fuego, intentando mantener el equilibrio emocional.
Lo que más se me quedó grabado fue cuando estaba sentado en el extremo de una banca junto con otro señor en el otro extremo. Se nos acercó un hombre en silencio y nos miró, nosotros simplemente hicimos espacio y le permitimos sentarse a descansar sus pies. Jamás nos habíamos visto en la vida, pero en ese momento, fuimos hermanos.
!Saludos!
Atte,
El Kushiage
~ Los zapatos rojos con manchas verdes que viste en la tienda A son exactamente iguales a los zapatos rojos con manchas verdes que viste en la tienda B, !por favor escoje ya!
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