lunes, 24 de septiembre de 2012

Peras de Granito, Año 2 y 3

"A veces un cigarro es solamente un cigarro"
~ Sigmund Freud (1856 - 1939)

Misiva de Urist McKushiague, Supervisor del asentamiento "Peras de Granito", hacia Su Majestad Geshud ArmaduraBrillante el Incontenible, Soberano del Reino del Portal Justo, año 254.

13 de Granito, primavera

Reporte del Año 2 y 3


Su majestad, disculpe la tardanza en escuchar noticias de nosotros pero han sido tiempos interesantes; quizás le sorprenda que se la entregue el soldado Muthkat Uzoltholest, a quien de aquí en adelante pasará a ser "El Ciclón Aceitoso" en los anales de Peras de Granito, en vez de el mensajero real, pero por favor pido su paciencia, el cuento vale la pena contarse.

A juzgar por la cantidad de plata que habíamos encontrado en la montaña y por las posesiones que ha experimentado la población, sospechaba que las tierras que rodeaban nuestro asentamiento estaban malditas; creo que estoy en lo correcto, verá, hace dos otoños, no acabábamos de cerrar la puerta principal para dejar salir a la caravana de regreso hacia la Capital cuando nuestro vigía avistó un ejército que se acercaba a las paredes de la fortaleza, no menos de treinta atacantes, y lo peor de todo, eran muertos vivientes.

Así es, por aquí cerca ha de haber un infeliz Necromante que no tiene nada que hacer más que rascarse el ombligo y levantar a los muertos, así que nos mandó un ejército hacia los portones de Peras de Granito pensando que sería una presa fácil. No esta vez. Aprendimos mucho del Claustro Húmedo. Cuando llegaron los caminantes ya estábamos totalmente amurallados.

Durante ese tiempo, se nos acercó el Sr. Muthkat, quien se había quedado dormido después de una buena fiesta en el salón principal y no pudo irse con la caravana. Le explicamos que no podíamos abrir la puerta por la cantidad de muertos vivientes que nos acechaban, por lo que hizo lo que cualquier enano sensato: encogió los hombros y regresó a embriagarse.

Afortunadamente para nosotros y desafortunadamente para los atacantes, se encontraron varias emboscadas goblin en el área y se despedazaron entre ellos. Los malditos pieles-verde destruyeron cerca de una docena, pero sucumbieron ante los numeros de los no-muertos, y eso que cuando los escuadrones goblin atacaban los superaban dos a uno en número.

Al ver esto, nos preparamos para el asedio. No podíamos salir, no podíamos cambiar nuestras artesanías y estaba seguro que nuestra milicia no iba a poder contra el ejército; digo, ni siquiera les habíamos dado armaduras, sólo unos cuantos martillos de plata que parecen ser muy efectivos por la densidad del metal; en el altercado me avergüenzo admitir que perdimos un enano que obtuvo una inspiración y se desapareció de la sociedad. Cuando lo encontramos en un taller de artesanías unos días después, el joven ya había enloquecido por la falta de materiales; ignoramos qué era lo que le hacía falta pues jamás nos enteramos de lo que quería construir. Me avergüenzo porque nosotros, como sociedad, le fallamos a ese enano, en nuestra ceguera y descuido, hemos privado a nuestra raza de una magnífica artesanía.

Aunque probablemente iba a ser otro cetro/consolador con picos y anillos, esos parecen ser muy populares por aquí.

Como le decía, al no tener más que plata, tuvimos que escarbar. Armok estaba con nosotros, sin embargo, pues en el otoño encontramos una de sus venas ardientes y vetas de hematita, con eso comenzamos la producción de hierro para las armaduras de nuestra milicia y materiales de vidrio para nuestras trampas. Al inicio de cada mes que transcurría, el Sr. Muthkat venía con nosotros y solicitaba salir, argumentando que en casa lo esperaba su familia y que necesitaba ver a su esposa quien estaba a punto de dar a luz. Con todo el tacto que podíamos, denegábamos su petición, abrir los portones era demasiado peligroso.

La comida y bebida escaseaba, sin mencionar que ya nos estamos hartando de comer sólo malditos champiñones, así que a medio invierno, bajo una de las peores tormentas de nieve que habíamos visto en la región, poblamos la entrada principal de trampas con discos serrados de vidrio creados por el maesto vidriero Sarvesh Zuntirlisatla y abrimos una puerta de tal forma que los invasores sólo pudieran entrar por un cuello de botella, donde esperaba nuestra milicia portando mazos de plata y armaduras de hierro.

Posicionamos a la milicia, colocamos a los civiles en el Gran Comedor, nos encomendamos al Dios de la Sangre, apretamos los dientes y abrimos las puertas... Solo para que saliera corriendo Muthkat Uzoltholest hacia la capital.

Los zombis, sintiendo la vida que pulsaba por sus venas, cambiaron de rumbo y se dirigieron directo hacia él.

Él contestó con un horrible grito de guerra y después vimos un ciclón hecho de martillos.

No fue sino hasta que terminó con el último de los muertos vivientes y se sacó a sí mismo de un lago medio congelado al que cayó durante la lucha, que se desplomó exhausto y, después de un momento, el héroe se fue cojeando de regreso a la fortaleza para atender sus heridas.

Vaya que nos ha hecho quedar como una bola de maricones.

Atte,
Urist McKushiage, Supervisor de Peras de Granito

PD. Tenemos setenta y tres almas bajo la montaña y ya no sabemos qué hacer con ellos. Por favor coloque mensajes que los siguientes migrantes serán inmediata e irremediablemente reclutados por la milicia.

PD2. El siguiente que haga un cetro de forma fálica será arrojado al magma.


!Saludos!
Atte,
El Kushiage

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