jueves, 17 de diciembre de 2015

De Brochetas y Decoraciones Navideñas

"La Navidad agita una varita mágica sobre este mundo, y así como así, todo es más suave y más hermoso"
~ Normal Vincent Peale (1898 - 1993)


No tiene nada que ver, pero desearía que hubiese algo en el mundo me emocionara la mitad de lo que a mi esposa le emociona colocar las decoraciones navideñas.

No sé si es una inconsciente carrera armamentista de chispitas y lucecitas entre los vecinos o si es una compulsión por desperdiciar toda la energía eléctrica que nos ahorramos con el horario de verano pero esto es una fenomenal orgía de luces y brillantina como jamás se había visto en... desde la pasada navidad ahorita que lo pienso.

Flores, guías, esferas, san Nicolases, bolitas blancas pachoncitas, bolitas blancas con brillantina, tiritas con una cantidad criminal de brillantina, bolitas blancas sin brillantina, más flores, series blancas, nacimiento, series amarillas, una villita nevada, listones, arbolitos, heno, tiritas con cristales, tiritas sin cristales, renos, piñitas naturales, y piñitas tapizadas de brillantina se han apoderado de todas las superficies disponibles, tanto oblicuas, verticales como horizontales.

Y mi esposa está feliz. Bien, corrijo: ella y el gato son felices. La gata, universal fanática de todo lo que pita y brilla, se divierte revolcándose entre los brillitos y los porta orgullosa como las modelos portan las prendas de diseñador*.

*Sin mencionar que ya se embarró, mordió y revolcó en todo lo embarrable, mordible y revolcable.

Pero por alguna razón a mí simplemente no me llaman las decoraciones. Asumo que soy el "Yang" grinch-esco para su "Yin" navideño, ambos existiendo en un perfecto balance en estas épocas de locura. El hecho que porte calcetines de arbolitos navideños es el puntito blanco del yin que hay en la negrura de mi yang, y el que ella maldiga el gentío en las plazas es la obscuridad en su mitad.

¿Ustedes qué opinan? ¿Tienen a alguien en su vida que se emocione así por las decoraciones? ¿Son ustedes aquellos que no pueden esperar a colgar hasta el perico en sus casas?

!Saludos!
Atte,
El Kushiage
~ Si me preguntaran "Oye Brocheta ¿a qué huele la Navidad?" les respondería: a plástico y polvo. No necesariamente en ese orden.

miércoles, 16 de diciembre de 2015

Despierta La Fuerza... Y a mí me Importa un Carajo

"No todo el cambio es crecimiento, de la misma manera que no todo el movimiento es hacia adelante"
~ Ellen Glasgow (1873 - 1945)

No tiene nada que ver pero, como mencioné anteriormente, su servidor era un noñazo excepcional en lo que la Guerra de las Galaxias se refiere. Jugué todos los juegos, leí todas las novelas del universo expandido, coleccionaba cómics, navecitas, las películas remasterizadas, etc., etc., etc.

Yo era de los que portaba orgullosamente mi insignia de la Alianza Rebelde, y discutía acaloradamente con un amigo que era un cerdo imperial*; yo era de los que quería casarme con la Marcha Imperial, de los que "tratan de usar la fuerza" para mover un objeto y hacía constantes referencias a las películas.

*Siempre está ESA persona, digo.

Sin embargo, mañana va a estrenarse el Séptimo capítulo, uno en el que George Lucas no se va a orinar en él, por cierto... y me importa un carajo.

¿Alguno de ustedes está en la misma circunstancia? No puedo explicar por qué, pero simplemente no me emociona la película. Seguro, la iré a ver por curiosidad y presión social, pero no puedo decir que me nazca ir a ver la película al cine.

¿Qué pasó? ¿Qué cambió? ¿Crecí? ¿Será que por fin maduré**? ¿Será que realmente me pesa que se hayan deshecho de la puñetera maravilla que era el Universo Expandido y reiniciar la historia gracias a la masturbada mental de esos bastardos de Disney?

**Que vergüenza si es así, la verdad.

El hecho que empecé a escribir furiosamente ésto último me hace pensar que sí. Dioses, me estoy convirtiendo en esos que opinan que "cambió, por lo tanto apesta". Creo que estoy envejeciendo.

¿Ustedes qué opinan?

!Saludos!
Atte,
El Kushiage

lunes, 14 de diciembre de 2015

De Brochetas y Ventas Nocturnas

"Una vez más, llegamos a la Época Navideña, un tiempo profundamente religioso que cada uno observa en su propia manera yendo al centro comercial de su elección"
~ Dave Barry (1947 - )


Si el Purgatorio es un supermercado en domingo, el Infierno es un centro comercial en época navideña.

No sé ustedes, pero en lo personal no había estado muy expuesto a las colas en las cajas y a las pesadillas que son los estacionamientos en diciembre; verán, generalmente soy el proverbial piloto de las películas de acción que se encarga de entregar y recoger al equipo élite de mercenarios que descienden a rappel para el operativo*, lléndose luego a pintar las uñas o a tomar café o a hacer cualquier cosa que hacen los extras mientras que no están en cámara, para aparecer mágicamente al final del filme y recoger a los héroes victoriosos, generalmente heridos, sucios y con las ropas rasgadas**.

*Con la diferencia que mi vehículo no explota, creo que los helicópteros son la substancia más volátil de Hollywood.
**Que es una representación bastance acercada a la realidad de las ventas nocturnas, creo.


Pero esta vez, sin embargo, me tocó ser partícipe de la locura. Fui testigo de quince billones de personas tratando de entrar al estacionamiento de una plaza comercial. Asumo que mi error fue que en una de ellas había "venta nocturna", palabras que en mi cabeza se traducen a "Peligro: Rancor hambriento".

Había guardias en cada esquina, tratando de dirigir el flujo interminable de automovilistas que - con rostros asustados - asimilábamos en dónde nos acabábamos de entrar. "Atrás hay lugar", nos decían, haciendo eco de la falacia del camionero que sabe que su vehículo está a reventar, y bajábamos o subíamos a los niveles extras que en condiciones normales no se utilizan tratando de encontrar el Vellocino Dorado que es un cajón vacío de estacionamiento.

Por supuesto, "atrás" no había lugar. Si uno tiene un flujo de entrada de diez carros por segundo y uno de salida de dos, clara-pinche-mente atrás no hay lugar, es aritmética básica, y la verdad opino que los centros comerciales deberían tener la ética de decir "Disculpen pero ya no cabe ni un alfiler, por favor váyanse a inflar burros por el pivote a otro lado" y cerrar sus puertas; eso nos ahorraría muchos miligramos de mercurio y litros de gasolina dando vueltas como imbéciles en esos laberintos de concreto, muchas gracias.

Pero si uno realmente está comprometido a buscar lugar, he encontrado que la mejor opción es acampar en un área donde no estorbes y esperar a que algún vehículo cercano salga, sin embargo siento que conseguir un cajón de estacionamiento - como muchísimos aspectos de la sociedad humana - es mera cuestión de suerte.

Veinticinto minutos más tarde, la fortuna me sonrió y encontré un lugar. Descendí de mi automóvil - sonriendo como idiota que se sacó la lotería - e inicié el largo trayecto de regreso a la civilización, sólo para emerger parpadeante a toda la ciudad de Guadalajara congregada en un sólo festín consumista.

Es difícil de describir, la verdad: el hervidero de gente es impresionante, presenciar una venta nocturna de Liverpool*** o Fábricas de Francia me genera tanto horror y fascinación como un cardumen de pirañas dejando en los huesos a una res. Es como si ese suéter blanco fuese el único en el planeta y sea necesario para la conservación de la familia; esto es como los Juegos del Hambre: las participantes no están ahí por gusto, hacen cosas de las que no están orgullosas, probablemente les deje secuelas psicológicas y los únicos que ganan son los que los están organizando.

***¿Liverpool? ¿Es en serio, británicos? ¿Piscina de Hígado? ¿Qué mierdas estaban pensando? ¿Se hartaron de la Provincia de Cubeta de Riñón? ¿O del Valle de Pulmón Endulzado?

Yo me burlaba de nuestros vecinos del norte y su frenesí consumista del Viernes Negro, y aunque aquí no tenemos los muertos y heridos que por desgracia suceden allá sí fui testigo de varias actitudes menos que civilizadas ¿será el estrés general de la época? ¿O el estrés que causan esos regalos por obligación en tiempos de crisis? ¿Será esa necesidad de llenar con cosas los agujeros emocionales y existenciales que nos dejan vivir en una gran ciudad? ¿Será que el año ha sido tan estresante que concedemos darnos un "gustito" como recompensa de haber llegado?

No lo sé, honestamente no lo sé. Parado ahí en una caja, escuchando gente hacer cálculos y felices de terminar en ceros considerando el aguinaldo me hace preguntarme si realmente tenemos las prioridades correctas, seguro, queremos todas esas cosas ¿pero las necesitamos? No puedo sino pensar en lo que dijo Aldous Huxley, el escritor del iluminante "Un Mundo Feliz": "Hemos de regresar a la cultura. Sí, realmente a la cultura. No puedes consumir mucho si te sientas y lees libros".

Como siempre, mis estimados, la última palabra la tienen ustedes ¿cómo la ven?

!Saludos!
Atte,
El Kushiage
~ La próxima haré un letrero que diga "Oh vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza" y me pararé en la entrada junto a las máquinas dispensadoras de boletos.