viernes, 14 de mayo de 2010

De Brochetas y Fechas de Caducidad

"Por alguna razón todo viene con una fecha de caducidad. El pescado caduca. La salsa caduca. Incluso el plástico caduca ¿Hay algo en el mundo que no lo haga?"
~ Policía 223, Chungking Express (1994)


En todo ecosistema deben existir seres carroñeros. Yo lo soy en nuestro hogar.

¿Han visto esos pequeños peces gato que se pegan a las paredes y buscan fragmentos de comida a lo largo del suelo de la pecera? Yo soy el equivalente de ello en humano.

Si voy a agarrar algo del refrigerador será después de un metódico ordenamiento por fechas de caducidad o de olores: aquello que se aproxime o que "huela chistoso" se va primero.

Ignoro si es una adicción al sabor a rancio, o si aquellas historias que me contaba mi madre sobre niños muriéndose de hambre* realmente tuvieron su efecto, pero odio que se desperdicie la comida. Ha sido la fuente de uno que otro malestar estomacal y de constantes críticas por mis semejantes, pero no puedo dejar que se desperdicie.

*Imaginen mi horror cuando descubrí que sí son ciertas.

Son horribles las fechas de caducidad. Les temo, me enloquecen de hecho. Son un horrible límite, un "hasta aquí", "Te queda X tiempo", "Ya casi"; son la muerte de dicho alimento, un punto sin retorno.

Me desquician porque me recuerda que nosotros también moriremos, dándose el lujo de saber cuándo lo harán. Supongo que los alimentos pueden consumirse unos meses después de sus fechas de caducidad, nosotros simplemente expiramos.

¿Podremos caducar en vida? Estoy casi seguro que los humanos - como consciencias no como entidades físicas -, caducamos también. Conozco personas cuya lata se ve bien por fuera pero están podridos por dentro, supongo que la metáfora aplica. Ellos son los que más tristeza me dan, sólo abarcan el espacio que necesitan las nuevas generaciones más frescas.

¿Qué tal nuestras ideas, esperanzas y sueños? Yo tengo sueños caducados, se los aseguro, cosas que simplemente no entraron en mi plan de vida y ahí siguen en el estante de mi mente**, juntando polvo, embotellando recuerdos; podría intentar revivirlos pero, la verdad, es que ya no tiene caso... Están caducados.

**Aunque bueno, siendo sinceros, creo que nunca tuve la tenacidad para irme a un monasterio shaolin y hacerme maestro del Kung-Fu.

!Saludos!
Atte,
El Kushiage
~ Si los recuerdos se pudieran enlatar ¿tendrían caducidad? Si es así, espero que duren siglos.

PD. Muy buena película, 'Chungking express', por si gustan verla.

2 comentarios:

  1. Saludos Maestrisimo!
    Oiga, esta muy bien que no quiera desperdiciar la comida, pero... tengo entendido que algunos alimentos tardan días en que el cuerpo los digiera, si esta fuera cierto, debiera de tomar en cuenta la fecha de caducidad + lo que durará su cuerpo en digerirlas antes de aventarlas a su boca.
    =P cuidese y les mando un abrazo!

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  2. Eso está interesante, te agradecería una fuente para investigarlo.

    Por cierto, en mi antigua casa hago el experimento de ver cuánto dura algo en el congelador antes que lo tiren. Por lo pronto hay una carne de puerco que caducaba en Agosto 2007.

    Veamos cuánto dura.

    !Saludos!
    Atte,
    El Kushiage

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