jueves, 26 de mayo de 2011

De Brochetas y Dudas Existenciales

"Ignoro si Dios exista, pero a juzgar por Su reputación es mejor que no lo haga"
~ Jules Renard (1864 - 1910)

Recientemente he sido testigo y partícipe en una desgracia de una persona muy querida para mí. Su nombre o el quién, para efectos prácticos de esta reflexión no importa, el qué, sin embargo, es clave: es lo que las aseguradoras llaman una "enfermedad catastrófica".

Este tipo de enfermedades se consideran "ambientales", por lo que es suerte o no que "te toque" enfermarte de ella, quien sabe qué la genera, pero son de esas noticias que es garantizado que te echarás a llorar cuando te la entreguen.

Es imposible que, por lo aleatorio de la naturaleza de la enfermedad, no salga a discusión Dios, el Destino, la mala suerte, etc.; verán, hemos conversado mucho en éstos últimos meses, él y yo, y me ha confesado que todos los días, desde hace más de dos años, rezaba una cantidad absurda de oraciones, pidiendo fervientemente que su familiar no enfermara de precisamente lo que enfermó.

Han de imaginar cómo se siente. Es como si realmente el destino se burlara de él.

Su fe en su dios está hecha pedazos, dice que jamás volverá a creer y estoy seguro que así será, se le nota en los ojos; es un hombre que ya ha sufrido demasiadas desiluciones.

¿Cómo argumentar que siga creyendo ante tal bofetada? No era como que pidiera todos los días sacarse la lotería, o que se murieran sus enemigos, o que se acabara la guerra en el Medio Oriente, era simplemente que esa persona tan querida para él no enfermara precisamente de lo que enfermó. Esto, desde mi humilde opinión, es una patada en las gónadas.

Obviamente, salió el comentario sobre que el dios en el que cree es un despiadado cabrón, y ¿sáben qué? estoy de acuerdo. Sin embargo ¿será esa la única posibilidad? Hemos discutido las siguientes opciones:

  • Que no haya tal cosa como un dios, que en verdad sólo sea un figmento de nuestra imaginación, creada a partir de la necesidad de sentir que algo más poderoso nos protege y cuida.
  • Que sí haya un dios, pero que no le importemos. Esta opción es, para ser honestos, la única que me da miedo. Es difícil hacer un argumento a favor de un "dios misericordioso" cuando hay tanta hambre, muerte y catástrofes alrededor del mundo.
  • Que sí haya un dios, pero que no pueda hacer nada para ayudarnos. Dios nos creó a su imagen y semejanza, dicen, si es así entonces es un niño incompetente y asustado que ya no sabe qué hacer con el universo y las reglas que lo rigen. El problema con este razonamiento es que es indistinguible con la primera opción.
  • Que sí haya un dios, pero que sea "su plan" el dejarnos a nuestra suerte. Nuevamente no me extrañaría que fuese el caso, tenemos una curiosidad enfermiza y destructiva, probablemente sea compartida por nuestro creador. También indistinguible, sin embargo, de su inexistencia.
  • Que sí haya un dios, y que nos haya creado específicamente para ver cómo nos destruimos como especie. Esto explicaría por qué, en general, a la gente malvada le va tan bien y por qué la Madre Naturaleza es una extraordinaria hija de puta*.
  • Que sí haya un dios, pero que al ser testigo de todo lo que nos ha sucedido como especie, haya enloquecido. Indistinguible de la opcion dos y tres.

*!Lo es! ¿Han visto el Discovery Channel? Dulce madre misericordiosa, las atrocidades que cometen día a día miles de especies alrededor del mundo pondrían a llorar a Lenin.

Sea cual sea la verdad universal, el punto es que rezar y consagrarse a su dios no dio resultado y estoy seguro que cuando muera - si es que realmente hay algo más allá - le tendrá tanto rencor a ese "poder superior" que llevará su cuaderno de notas para gritarle todo lo que se merece.

¿Cómo está él? Ahí la lleva... apenas. Es una concha vacía de ser humano, la verdad, es la mejor manera que tengo para describirlo. Si ha salido adelante es gracias a su familia y a sus amigos** y a los doctores que ha visitado; todas ellas personas de carne y hueso que puedes tocar, que te responden cuando les hablas, que puedes ver en sus rostros y miradas que comparten el dolor que sientes; nuestra conclusión es que preferimos tener un solo amigo que a mil religiones cuando, inevitablemente, la mierda le de al ventilador.

**y a que fue lo suficientemente previsor para conseguirse un seguro médico.

También discutimos todas las veces que los rezos "sí funcionaron" para cosas minúsculas. Yo le argumento que hay una afirmación muy cierta que dice "la correlación no implica causa": si yo bailo la macarena y tiembla en Madrid, no significa que cada vez que yo le-dé-alegría-a-mi-cuerpo-macarena*** nuestros amigos madrileños tengan que martillar sus cosas al suelo. Verán, el cerebro humano es especialmente bueno en encontrar patrones, incluso los que no existen, no me extrañaría que todas las cosas buenas que suceden porque rezamos sucederían también incluso si no lo hacemos, pero nosotros creemos que sí lo hacen por pura asquerosa coincidencia.

***!Aaaay!

Curiosamente la persona enferma sigue creyendo, asumo que en eso consiste la fe, y es bastante respetable; pero opino que debe haber un momento en el que debes despertar y darte cuenta que muy probablemente no hay nada a lo que le hablas cuando rezas y que todo lo que sucede en nuestras vidas, probablemente al igual que el origen de nuestra especie, sea por pura casualidad.

Espero que todo les salga bien, la verdad se lo merecen, un abrazo.

!Saludos!
Atte,
El Kushiage
~ Si mañana me parte un rayo sabré que me equivoco, si no, escojan ustedes su conclusión de alguno de las entradas de la lista.

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