"La Navidad agita una varita mágica sobre este mundo, y vean nada más, todo es más suave y hermoso"
~ Norman Vincent Peale (1898 – 1993)
Comienza, oficialmente, la temporada navideña. Hoy, mientras que los gringos se hacen pedazos* en sus tiendas departamentales gastando el poco dinero que les queda; nosotros ponemos los toques finales en la decoración de nuestro humilde hogar.
*Literalmente pedazos ¿han visto las colas? ¿La gente que duerme afuera del supermercado? Si esta gente paranóica que tenemos por vecinos en el norte tuvieran realmente miedo al terrorismo no se aglomerarían como lo hacen.
Tuvimos suerte: arbolito, adornos, esferas y varias otras cosas fueron donadas por la familia de la brochetita. Ya no les servían o no las iban a usar, por lo que ahora cuelgan orgullosas desde las paredes y muebles del departamento.
Por lo menos los que no han sido derribados por el gato.
Recuerdo cómo se le abrieron los ojos al animal la primera vez que vio el árbol y todas las otras cosas brillantes que colgaban de él. Les juro que este bichito fue criado por urracas, tiene una fascinación especial por todo lo que brilla**, y si cuelga y ella se puede enredar en ello !mejor!
**Recientemente había perdido mi anillo de bodas, imagínense nuestra sorpresa cuando lo encontramos en la casita del gato, entre sus cobijas... junto con un limón (¿?).
Pero el entusiasmo de la gata no se puede comparar con el de la Brochetita, Dios la bendiga. Su emoción por los adornos y por el ambiente navideño trae felicidad a mi corazón; me llena de alegría el verla tan entusiasmada, ahora entiendo cuando mi padre decía que él era feliz si yo era feliz, hasta ahora comprendo tantas cosas.
¿Yo? Yo no me entusiasmo. Es extraño, pero ya no puedo hacerlo. No me nace, no siento la misma chispa que hace muchos, muchos años. Y no es que esté triste, simplemente pienso que debo ser cauteloso ¿a alguien más le ha pasado?
Creo que es temor a la desilución; ya no quiero volver a sentir eso, y la mejor manera es no entusiasmándome ¿o Será la edad? Quizás ya pasó el momento en que es apropiado emocionarme ¿Serán las cosas que hemos pasado que me han hecho madurar? Con los monumentales problemas que hemos resuelto la Brochetita y yo desde que nos conocemos, encuentro todo lo demás demasiado pequeño como para entusiasmarme ¿Será que la vida poco a poco nos entrena a no mostrar entusiasmo, como se les hace a los perros para que sean moderados? ¿Serán los recuerdos escondidos en mi cabeza de lo realmente horribles que eran estas fechas en familia?
No lo sé, la verdad no lo sé. Por lo pronto disfruto enormemente ver como la Brochetita y la gata se emocionan con esta cosa brillante, ruidosa y molesta a la que le llamamos navidad; seguiré envuelto en cobijas disfrutando de sopas y de momentos de paz mientras que ellas se involucran en una guerra sin cuartel por la defensa de los adornos navideños.
Feliz inicio de festividades mis estimados, ojalá y la vida los colme de bendiciones como a nosotros lo ha hecho***.
***Nos tenemos el uno al otro, el resto, la verdad, es extra.
!Saludos!
Atte,
El Kushiage
~ Norman Vincent Peale (1898 – 1993)
Comienza, oficialmente, la temporada navideña. Hoy, mientras que los gringos se hacen pedazos* en sus tiendas departamentales gastando el poco dinero que les queda; nosotros ponemos los toques finales en la decoración de nuestro humilde hogar.
*Literalmente pedazos ¿han visto las colas? ¿La gente que duerme afuera del supermercado? Si esta gente paranóica que tenemos por vecinos en el norte tuvieran realmente miedo al terrorismo no se aglomerarían como lo hacen.
Tuvimos suerte: arbolito, adornos, esferas y varias otras cosas fueron donadas por la familia de la brochetita. Ya no les servían o no las iban a usar, por lo que ahora cuelgan orgullosas desde las paredes y muebles del departamento.
Por lo menos los que no han sido derribados por el gato.
Recuerdo cómo se le abrieron los ojos al animal la primera vez que vio el árbol y todas las otras cosas brillantes que colgaban de él. Les juro que este bichito fue criado por urracas, tiene una fascinación especial por todo lo que brilla**, y si cuelga y ella se puede enredar en ello !mejor!
**Recientemente había perdido mi anillo de bodas, imagínense nuestra sorpresa cuando lo encontramos en la casita del gato, entre sus cobijas... junto con un limón (¿?).
Pero el entusiasmo de la gata no se puede comparar con el de la Brochetita, Dios la bendiga. Su emoción por los adornos y por el ambiente navideño trae felicidad a mi corazón; me llena de alegría el verla tan entusiasmada, ahora entiendo cuando mi padre decía que él era feliz si yo era feliz, hasta ahora comprendo tantas cosas.
¿Yo? Yo no me entusiasmo. Es extraño, pero ya no puedo hacerlo. No me nace, no siento la misma chispa que hace muchos, muchos años. Y no es que esté triste, simplemente pienso que debo ser cauteloso ¿a alguien más le ha pasado?
Creo que es temor a la desilución; ya no quiero volver a sentir eso, y la mejor manera es no entusiasmándome ¿o Será la edad? Quizás ya pasó el momento en que es apropiado emocionarme ¿Serán las cosas que hemos pasado que me han hecho madurar? Con los monumentales problemas que hemos resuelto la Brochetita y yo desde que nos conocemos, encuentro todo lo demás demasiado pequeño como para entusiasmarme ¿Será que la vida poco a poco nos entrena a no mostrar entusiasmo, como se les hace a los perros para que sean moderados? ¿Serán los recuerdos escondidos en mi cabeza de lo realmente horribles que eran estas fechas en familia?
No lo sé, la verdad no lo sé. Por lo pronto disfruto enormemente ver como la Brochetita y la gata se emocionan con esta cosa brillante, ruidosa y molesta a la que le llamamos navidad; seguiré envuelto en cobijas disfrutando de sopas y de momentos de paz mientras que ellas se involucran en una guerra sin cuartel por la defensa de los adornos navideños.
Feliz inicio de festividades mis estimados, ojalá y la vida los colme de bendiciones como a nosotros lo ha hecho***.
***Nos tenemos el uno al otro, el resto, la verdad, es extra.
!Saludos!
Atte,
El Kushiage