jueves, 29 de julio de 2010

De Multas y Mala Suerte: Una Historia Real (Parte 2)

"Muchos pensamos de la buena suerte como nuestro derecho, y de la mala suerte como la traición de dicho derecho"
~ William Feather (1889 - 1981)

Continuamos con la aventura de mi amigo, tratando de pagar la multa que el destino le enjaretó.

Después de ir a la recaudadora y de fallar miserablemente en pagar su folio, se trepó a su carro y regresó al trabajo. Por supuesto la bola de chismosos compañeros de trabajo lo asaltaron con preguntas*: "¿Pagaste la multa?" y él, sereno como la montaña en medio de la tormenta simplemente contestó "No, acababan de cerrar". Había decidido no enojarse, pues había hecho un pacto consigo mismo que estaba dispuesto a seguir, hasta que los baches de López Matéos no estuvieran tapados con pedazos de tránsitos.

*Siendo viernes por la tarde no tienen nada más que hacer.

Llega a su casa, se sienta tranquilamente en su mesa a leer el periódico y echarse un cafecito cuando de una neblina púrpura emerge su suegro**. Cerrando los ojos y aprentando los dientes, esperando que su suegro regresara a pendejearlo se sorprendió que solamente dejó unos papeles en la mesa y le dijo que ahí estaban los recibos que le habían mandado a pagar.

**Cada suegro(a) tiene una manera especial de aparecer: neblina púrpura, murciélagos, relámpago, de una cloaca, con una risa diabólica, una nube repentina de humo, un pequeño chasquido como un petardo, música fúnebre, etc.

Desconfiando, como aquél hombre que acaba de pisar una mina anti-personal en el desierto y se encuentra con todas sus extremidades completas, le dijo:

"Ok".

Y ya, digo, no iba a estirar la poca buena suerte que tenía. Sin embargo, más allá de la neblina emergió la suegra de un nubarrón.
Ahora sí listo para ponerle el punto a la mala suerte escucha que ella dice:

"Mijito, ¿ya le dijiste cuánto es de la multa?"

Se quedó tieso, pálido, con el corazón en la mano, su cerebro haciendo el trabajo deductivo: El suegro había pagado la multa, eso explicaba que no estuviera la copia.

Obviando el punto que el vejete es un desgraciado por no haberle dicho cuando lo pendejeó el jueves por la mañana, vale la pena señalar que el coraje de mi amigo hubiera sido diez veces más si hubiera pagado dos veces la multa. Ignoro si fuera posible hacerlo, pero considerando la eficacia de nuestros sistemas en México no lo dudo que sea posible.

Inmediatamente las posibilidades se pintan en la mente de mi amigo: si hubiera llegado a la recaudadora, si el policía hubiera sido más humano y lo hubiera dejado pasar, si las secretarias no hubieran sido tan inhumanamente huevonas... Hubiera pagado dos veces la misma multa.

Esa noche rezó por el policía, y por su familia y descendientes.

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Mi amigo: 1

Por lo menos metió el de la honra.

¿Será posible que el destino nos proteja contra nosotros mismos, de la misma manera que nuestro cerebro nos proteje ante situaciones muy traumáticas o de malos recuerdos que poco a poco vamos desgastando?

No lo sé, la vida tiene maneras tan deliciosas e imaginativas para jodernos que no sé qué pensar. Siempre he dicho que nadie es virgen porque la vida nos ha violado a todos, la manera en la que estás dañado es reflejo de la posición en la que te hizo suya. La madre naturaleza nos odia, eso también es seguro, sin embargo ¿qué hay del destino y la mala suerte? ¿Esos también nos aborrecen?

Puede ser que realmente no exista nada de eso y que seamos nosotros los que veamos el patrón, tengo entendido que nuestro cerebro es bueno para eso.

¿Un ejemplo? ¿Qué es esto?:

Si contestaste "un triángulo" estás cayendo en lo que me refiero: nuestro cerebro llena los agujeros, completa la figura, termina el patrón. Ésto aquí arriba son algunas rayas en ángulo equidistantes pero no es un triángulo porque no está completo. En mi opinión es por eso por lo que podemos "humanizar" las cosas o los animales, por eso aquella nube negra se parecía a tu maestra de primaria y por eso las caricaturas son más agradables a la vista que el hiper-realismo; reconocemos en ellos detalles que vemos en nosotros mismos, terminamos el retrato por así decirlo.

Somos el centro del universo para nosotros mismos: todas las emociones parten de dentro de nuestra mente, todas las sensaciones son primero nuestras, el mundo es filtrado por nuestras experiencias; por lo que quizás vemos todas esas cosas que se acomodan para que nos fastidien como maneras que el destino/mala suerte escoje para jodernos y no por lo que muy probablemente son: simples y aborrecibles coincidencias.

¿Ustedes, qué opinan?

Especial gracias a mi compa por dejarme usar su historia.

!Saludos!
Atte,
El Kushiage

1 comentario:

  1. Se puede derivar la inexistencia de las deidades. O al menos su inoperancia más allá del simbolismo y consecuente efecto placebo.

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