"El cabello pone la atención en la autoimagen; es el campo de prueba de la vanidad. El cabello es terriblemente personal, una maraña de misteriosos prejuicios"
~ Shana Alexander (1925 - 2005)
Los que me conocen saben que mi contestación a la pregunta "¿cómo estás?" siempre es "despeinado y feo", primero porque no me gusta mentir y segundo porque ambos adjetivos me han acompañado a lo largo de mi vida y forman parte integral de quién soy.
Si en el mundo hay personas con cabello perfecto, sedoso, lacio y sensual es perfectamente sensato el plantearnos la hipótesis que existimos personas contrarias con un cabello comparable al de esos perros french poodle callejeros que son la pesadilla de esos compas del programa de realidad sobre estilistas para perros*.
*Sí, si hay tal cosa. Sí, yo también puse mi mano en mi rostro, en silencio y vergüenza por mi especie cuando me enteré que existía. Después de la destrucción de nuestro planeta, el pecado por el que el universo nos juzgará será la "Reality TV". No espero una resolución a nuestro favor.
Mi cabellera es el mejor ejemplo que existe en el mundo de por qué la anarquía es peligrosa: hay varios grupos de cabellos, todos en guerra entre sí, luchando por la supremacía en mi maceta; es como Mad Max pero con pelos; ellos agrupados muy juntos unos de los otros para protegerse del frío y la guerra, misma que van perdiendo todos al mismo tiempo.
La única área más o menos tranquila es el copete, el cual ha sido declarada "Tierra de Nadie", porque cada vez más y más cabellos emigran hacia la seguridad de las patillas y de la nuca, mismas que crecen como maleza las desgraciadas.
Así, es hora de acercarme a cualquier peluquería, sentarme en el banquillo de los acusados y desilusionar al ansioso joven estilista que desea hacer de mi su obra maestra al decirle "con la máquina, échale el número 3 por favor"**.
**O como siempre me enseñaron a decirle "casquete bultado"; sin embargo no puedo encontrar referencias de eso en Google, ya me estoy asustando.
Ah sí, inmediatamente tengo que aclarar "No, no perdí ninguna apuesta", sólo me gusta corto. Parece que somos pocos.
Además, ni para qué me hago ilusiones, mi calvicie es como la entropía del universo: inevitable. Lo sé porque a mis tiernos 29 años se me acercan vendedores de productos para el cabello como moscas a la mierda pero, como cosa curiosa, no me afecta. Tengo amigos horrorizados ante el prospecto de ser calvos, pero yo sólo espero que llegue el aguinaldo para conseguirme una sexy máquina para cortar el cabello y andar como kiwi todos los días.
¿Y ustedes mis estimados lectores? ¿Para dónde se peinan el fleco?
!Saludos!
Atte,
El Kushiage
~ A veces me despeino a propósito y entro a las peluquerías para sólo decir "Por favor, ayúdenme". Las reacciones valen oro.
PD. De todas maneras estoy como la gasolina, cada vez más cara y más cara.
~ Shana Alexander (1925 - 2005)
Los que me conocen saben que mi contestación a la pregunta "¿cómo estás?" siempre es "despeinado y feo", primero porque no me gusta mentir y segundo porque ambos adjetivos me han acompañado a lo largo de mi vida y forman parte integral de quién soy.
Si en el mundo hay personas con cabello perfecto, sedoso, lacio y sensual es perfectamente sensato el plantearnos la hipótesis que existimos personas contrarias con un cabello comparable al de esos perros french poodle callejeros que son la pesadilla de esos compas del programa de realidad sobre estilistas para perros*.
*Sí, si hay tal cosa. Sí, yo también puse mi mano en mi rostro, en silencio y vergüenza por mi especie cuando me enteré que existía. Después de la destrucción de nuestro planeta, el pecado por el que el universo nos juzgará será la "Reality TV". No espero una resolución a nuestro favor.
Mi cabellera es el mejor ejemplo que existe en el mundo de por qué la anarquía es peligrosa: hay varios grupos de cabellos, todos en guerra entre sí, luchando por la supremacía en mi maceta; es como Mad Max pero con pelos; ellos agrupados muy juntos unos de los otros para protegerse del frío y la guerra, misma que van perdiendo todos al mismo tiempo.
La única área más o menos tranquila es el copete, el cual ha sido declarada "Tierra de Nadie", porque cada vez más y más cabellos emigran hacia la seguridad de las patillas y de la nuca, mismas que crecen como maleza las desgraciadas.
Así, es hora de acercarme a cualquier peluquería, sentarme en el banquillo de los acusados y desilusionar al ansioso joven estilista que desea hacer de mi su obra maestra al decirle "con la máquina, échale el número 3 por favor"**.
**O como siempre me enseñaron a decirle "casquete bultado"; sin embargo no puedo encontrar referencias de eso en Google, ya me estoy asustando.
Ah sí, inmediatamente tengo que aclarar "No, no perdí ninguna apuesta", sólo me gusta corto. Parece que somos pocos.
Además, ni para qué me hago ilusiones, mi calvicie es como la entropía del universo: inevitable. Lo sé porque a mis tiernos 29 años se me acercan vendedores de productos para el cabello como moscas a la mierda pero, como cosa curiosa, no me afecta. Tengo amigos horrorizados ante el prospecto de ser calvos, pero yo sólo espero que llegue el aguinaldo para conseguirme una sexy máquina para cortar el cabello y andar como kiwi todos los días.
¿Y ustedes mis estimados lectores? ¿Para dónde se peinan el fleco?
!Saludos!
Atte,
El Kushiage
~ A veces me despeino a propósito y entro a las peluquerías para sólo decir "Por favor, ayúdenme". Las reacciones valen oro.
PD. De todas maneras estoy como la gasolina, cada vez más cara y más cara.