jueves, 16 de octubre de 2014

De Brochetas y Tazas Humeantes de Té

"In vino Veritas. In Aqua satietas. In... ¿cuál es la palabra en Latín para el Té? !Qué! ¿No hay palabra en Latín para el Té? Por mi alma, si lo hubiera sabido antes hubiera dejado solo tal vulgar lenguaje"
~ Hilaire Belloc "Sobre el Té" (1870 - 1953)


No tiene nada que ver pero creo que ya estoy comenzando a entender la razón de tomar té.

Como he mencionado previamente soy tomador de café. Me gusta el sabor del café de la misma manera que un alcohólico puede decir que le gusta el sabor del licor, pero yo tomo café. Es cálido, es reconfortante y se agradece en las mañanas de menos pinche grados centígrados en las que amanecemos aquí.

El café es oficial, es trabajador, es decisivo. El café es, en el mundo de las bebidas, el que se enrolla las mangas para hacer una diferencia en el mundo y transformar la vida de los demás, pésele a quien le pese. Es esa persona ruda pero confiable con la que preferirías quedarte en una isla desierta porque sabes que te sacará de apuros; el café, sin duda alguna, mueve al mundo.

El té es como el artista o el filósofo que, como las estrellas, no sirven para nada pero son indispensables. El té te invita a sentarte, a reflexionar, a detenerte por un momento y disfrutar del momento. Es, citando a Sasaki Sanmi en "Chado - El camino del Té": perfectamente respetable no hacer nada durante el té.

Con este frío encanijado, cielo deprimente y absoluta soledad, tomar tres tazas de café en la tarde-noche me deja con suficiente cafeína para percibir el vuelo de una mosca en cámara lenta, pero con los suaves y tranquilizadores tés de frutas o azahares uno puede tomar cuantos quiera sin el peligro que le explote el corazón.

"Pero Brocheta, vives con indios ¿no toman ellos té todos los días?" escucho que me dicen, seguro, claro que tomo de su té, pero es muy distinto al que conocemos: es un brebaje preparado en leche hervida donde vierten unas hojas trituradas de té negro*. Es preparado con cantidades industriales de azúcar, porque por alguna razón en ese país la sutileza de sabores se perdió en algún lugar del Ganges cuando Ganesha no dejó pasar a los ejércitos de Shiva para ver a Parvati.

*Creo que sólo los niños de 5 años son capaces de causar un desastre equiparable a preparar y servir esta cosa.

No, me refiero a la bebida preparada con agua caliente sobre las hierbas/flores/frutas de tu preferencia, quizás con un poco de azúcar para acentuar el sabor; ésa es la mágica bebida a la que le rindo tributo hoy. Creo que ya entiendo la fascinación/costumbre de los británicos por el té, y no es tanto por su sabor - aunque haya tés frutales deliciosos - sino por ser una manera de defenderse de su clima.

Hay algo tranquilizador en el silbido de la tetera; no puedo decir que sea algo con lo que haya crecido porque tuve la suerte de madurar en una casa con un microondas que terminó durando más de treinta años, y el agua caliente para las bebidas era preparada ahí, por lo que creo que esa sensación reconfortante va más allá de mi individualidad hacia nuestro consciente colectivo: silba la tetera, ya hay agua caliente, todo va a estar bien.

Un abrazo a todos los amantes del té** que me visitan, los invito a compartir cualquier buena experiencia, recuerdo o anécdota que tengan con esta bebida.

**¿Teteros? ¿Tecinos? Um...

!Saludos!
Atte,
El Kushiage
~ Los británicos tienen el Té hecho una ciencia, pero creo que los japoneses lo han convertido en arte.

2 comentarios:

  1. Ironico que ahora tengo tetera y no microondas XD.

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  2. el de hierba de limón sabe muy rico, también el de salvia. me relaja sentir sus calidos vapores subir a mi cara y son lo mejor en estas tardes heladas con unas galletas, tres cobijas encima y viendo mi programa favorito.

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