"Cada hombre tiene sus tristezas secretas que el mundo desconoce; y muchas veces llamamos frío a un hombre que sólo está triste"
~ Henry Wadsworth Longfellow (1807 – 1882)
¿Tienen ustedes cosas comunes que los entristecen? No me refiero a las verdaderas cuestiones que nos deprimen como la corrupción en la política, el que haya personas muriéndose de hambre o de enfermedades que ya hubieramos podido curar como especie si sólamente dedicáramos una fracción de lo que gana Coca-Cola en su refresco para la búsqueda de su cura; hablo de las nimiedades que por alguna u otra razón encuentras triste.
En lo personal, me entristece ver un globo atorado en el techo de una plaza*. Pero de todas maneras te parte el corazón imaginarte un simpático y tierno niñito destrozado porque su pedazo de plástico hinchado con helio decidió ir a ver cómo se la pasan las telarañas en el techo de la plaza. Es la impotencia lo que me deprime... y quizás que recuerdo cuando a mí se me iban.
*En mis tiempos era más común, ahora te dan una rondanita para que no se te vaya. Aún así ignoro cómo salí de la tienda de regalos el pasado 14 de febrero con 4 globos y llegué al carro con 3.
¿Otra cosa trivial que me entristece? Los insectos muertos en las ventanas. Tan cerca y sin embargo tan lejos. Pensemos que sus muertes no son en vano, y nos enseñen a los humanos que lo que aparenta ser una salida, no siempre lo es.
Una más que me entristece y encanija: Las palomas aplastadas. Todos los que hayamos caminado por el centro de nuestra caótica ciudad conocemos el cinismo de estos animales; quizás sea que ya se han acostumbrado tanto a nosotros - bichotes enormes que sólo caminamos en línea recta y básicamente las dejamos en paz - que ya no vuelan, sólo se limitan a caminar un poco para que no las pises mientras que te miran con un ojo atento. Sin embargo cerca de la casa de mi padre hay un templo donde constantemente veo palomas aplastadas.
Uno diría "bueno, si pasan a cien kilómetros por hora está bien ver una que otra baja en el ejército palomil ¿no?" pero la entrada del templo está encerrada entre topes, y lo que es peor: los cuerpos generalmente están cerca de las banquetas !esto significa que son aplastadas por los automóviles que se están estacionando o que están saliendo del estacionamiento! !A menos de tres kilómetros por hora! Supongo que es Darwin en acción.
Me entristecen también aquellas hormiguitas que te encuentras separadas de toda la colonia, generalmente en tu ropa cuando ya te alejaste de donde generalmente las ves; un soplido es suficiente para deshacerte de ella pero, cuando lo piensas, la estás condenando a la muerte: no puede regresar a la colonia, está sola en un mundo hostil, otras colonias de hormigas la destruirán en el momento y en general, a menos que sea una hormiga Rambo, estás sellando el destino de esa hormiguita para siempre.
¿O qué tal la comida olvidada en el refrigerador? Ese traste que abres y te das cuenta que era aquella comida que tanto te gusta pero que habías olvidado que tenías, está casi intacta y es demasiado como para tirarla, pero ya está pasada. Luego te acuerdas que hay gente muriéndose de hambre y decides guardarla otra vez, con la esperanza que los vientos gélidos del refrigerador mágicamente la regresen a su estado comestible y no tengas que cargar con la culpa.
Cielos... estoy deprimido.
!Saludos!
Atte,
El Kushiage
PD. !Ya llevamos más de mil visitas! !Gracias por darle cuerda a mi ocio!
~ Henry Wadsworth Longfellow (1807 – 1882)
¿Tienen ustedes cosas comunes que los entristecen? No me refiero a las verdaderas cuestiones que nos deprimen como la corrupción en la política, el que haya personas muriéndose de hambre o de enfermedades que ya hubieramos podido curar como especie si sólamente dedicáramos una fracción de lo que gana Coca-Cola en su refresco para la búsqueda de su cura; hablo de las nimiedades que por alguna u otra razón encuentras triste.
En lo personal, me entristece ver un globo atorado en el techo de una plaza*. Pero de todas maneras te parte el corazón imaginarte un simpático y tierno niñito destrozado porque su pedazo de plástico hinchado con helio decidió ir a ver cómo se la pasan las telarañas en el techo de la plaza. Es la impotencia lo que me deprime... y quizás que recuerdo cuando a mí se me iban.
*En mis tiempos era más común, ahora te dan una rondanita para que no se te vaya. Aún así ignoro cómo salí de la tienda de regalos el pasado 14 de febrero con 4 globos y llegué al carro con 3.
¿Otra cosa trivial que me entristece? Los insectos muertos en las ventanas. Tan cerca y sin embargo tan lejos. Pensemos que sus muertes no son en vano, y nos enseñen a los humanos que lo que aparenta ser una salida, no siempre lo es.
Una más que me entristece y encanija: Las palomas aplastadas. Todos los que hayamos caminado por el centro de nuestra caótica ciudad conocemos el cinismo de estos animales; quizás sea que ya se han acostumbrado tanto a nosotros - bichotes enormes que sólo caminamos en línea recta y básicamente las dejamos en paz - que ya no vuelan, sólo se limitan a caminar un poco para que no las pises mientras que te miran con un ojo atento. Sin embargo cerca de la casa de mi padre hay un templo donde constantemente veo palomas aplastadas.
Uno diría "bueno, si pasan a cien kilómetros por hora está bien ver una que otra baja en el ejército palomil ¿no?" pero la entrada del templo está encerrada entre topes, y lo que es peor: los cuerpos generalmente están cerca de las banquetas !esto significa que son aplastadas por los automóviles que se están estacionando o que están saliendo del estacionamiento! !A menos de tres kilómetros por hora! Supongo que es Darwin en acción.
Me entristecen también aquellas hormiguitas que te encuentras separadas de toda la colonia, generalmente en tu ropa cuando ya te alejaste de donde generalmente las ves; un soplido es suficiente para deshacerte de ella pero, cuando lo piensas, la estás condenando a la muerte: no puede regresar a la colonia, está sola en un mundo hostil, otras colonias de hormigas la destruirán en el momento y en general, a menos que sea una hormiga Rambo, estás sellando el destino de esa hormiguita para siempre.
¿O qué tal la comida olvidada en el refrigerador? Ese traste que abres y te das cuenta que era aquella comida que tanto te gusta pero que habías olvidado que tenías, está casi intacta y es demasiado como para tirarla, pero ya está pasada. Luego te acuerdas que hay gente muriéndose de hambre y decides guardarla otra vez, con la esperanza que los vientos gélidos del refrigerador mágicamente la regresen a su estado comestible y no tengas que cargar con la culpa.
Cielos... estoy deprimido.
!Saludos!
Atte,
El Kushiage
PD. !Ya llevamos más de mil visitas! !Gracias por darle cuerda a mi ocio!
ohhh si que es deprimente .. sobre todos los trastes abandonados en el refrigeradores .. pero entre todas las cosas lo peor son los globos... ahora sobre las cosas comunes que a mi me deprimen.
ResponderEliminarhan notado cuando hay un perro lastimado que está intentando cruzar la carretera... realmente es deprimente que ese instinto de superación de necedad y que además quiera pasar por algo que lo condena a su muerte.. posteriormente puedes ver como el pobre perro no lo logro cuando regresas de tu viaje