"Los platos sucios se crean en el fregadero por generación espontánea"
~ Ley de la Conservación de los Platos Sucios de Elguezabal.
Dos semanas felizmente casado y, por supuesto, eso implica que hay que hacer deberes en el hogar. Por designación divina, me toca ayudar con algunas cosas en nuestra casa y ese momento se marcó oficialmente como "la primera discusión del matrimonio".
¿Qué puedo decir? Verme tender la cama como dejar a un chimpancé ebrio atendiendo una cristalería: frustrante, estresante y casi siempre termina en desastre; pero ¿qué le vamos a hacer? Hay que hacer las cosas bien y tengo que aprender a hacerlo.
Sin mencionar que honestamente la Brochetita me podría pedir las cosas de manera más suave, el principal problema conmigo es que soy un cerdo desobligado, y a mucho orgullo. Lo soy, siempre lo he sido y, a menos que quiera un divorcio express, tengo que dejar de serlo.
Para mí no hay problema en dejar los platos para luego, la cama de mi cuarto no se tendió en décadas, mi habitación era un ejemplo de record Guiness del cochambre y la mugre, era la aplicación de la ley de la conservación de la porquería* a la vida real; limpiar siempre fue lo menos importante y la vida era buena**. Sin embargo, eso se acabó, pues la Brochetita tiene costumbres muy distintas a las mías y se niega a vivir entre el desmadre como yo.
*Ley de la Conservación de la Porquería: Para limpiar algo debes ensuciar otra cosa, pero se puede ensuciar todo sin limpiar nada.
**Sucia, pero buena.
Así, me estoy enfrentando a buenas costumbres que chocan con mi naturaleza porcina: limpiar platos en cuanto los uso, tender la cama cuando tenga la oportunidad y ahí ando con mi escobita y recogedor barriendo basuritas y trapeando el baño y la cocina. Por cierto, ese es otro de mis momentos adultos.
Cierto, mis estimados machistas, podría discutir y pelear con la Brochetita***, pero la verdad es que el que estoy mal sí soy yo; era una de las cosas que hacía que mi madre se arrancara los cabellos con nosotros y en retrospectiva quizás sí debí haber ayudado más en la casa.
***Y lo hago. Por puro principio por supuesto, digo, no me voy a ir sin pelea ¿o sí?
Ni modo, no hay de otra. Esto del matrimonio necesita trabajo de los dos y no quiero que falle por mi culpa. Me han contado de varias parejas muy felices que simplemente "no se hayan" viviendo juntos y ésta es la razón del colapso de la relación, primero me corto una pierna a que eso nos pase a nosotros.
!Saludos!
Atte,
El Kushiage
~ !Pinches, pinches, pinches platos sucios!
~ Ley de la Conservación de los Platos Sucios de Elguezabal.
Dos semanas felizmente casado y, por supuesto, eso implica que hay que hacer deberes en el hogar. Por designación divina, me toca ayudar con algunas cosas en nuestra casa y ese momento se marcó oficialmente como "la primera discusión del matrimonio".
¿Qué puedo decir? Verme tender la cama como dejar a un chimpancé ebrio atendiendo una cristalería: frustrante, estresante y casi siempre termina en desastre; pero ¿qué le vamos a hacer? Hay que hacer las cosas bien y tengo que aprender a hacerlo.
Sin mencionar que honestamente la Brochetita me podría pedir las cosas de manera más suave, el principal problema conmigo es que soy un cerdo desobligado, y a mucho orgullo. Lo soy, siempre lo he sido y, a menos que quiera un divorcio express, tengo que dejar de serlo.
Para mí no hay problema en dejar los platos para luego, la cama de mi cuarto no se tendió en décadas, mi habitación era un ejemplo de record Guiness del cochambre y la mugre, era la aplicación de la ley de la conservación de la porquería* a la vida real; limpiar siempre fue lo menos importante y la vida era buena**. Sin embargo, eso se acabó, pues la Brochetita tiene costumbres muy distintas a las mías y se niega a vivir entre el desmadre como yo.
*Ley de la Conservación de la Porquería: Para limpiar algo debes ensuciar otra cosa, pero se puede ensuciar todo sin limpiar nada.
**Sucia, pero buena.
Así, me estoy enfrentando a buenas costumbres que chocan con mi naturaleza porcina: limpiar platos en cuanto los uso, tender la cama cuando tenga la oportunidad y ahí ando con mi escobita y recogedor barriendo basuritas y trapeando el baño y la cocina. Por cierto, ese es otro de mis momentos adultos.
Cierto, mis estimados machistas, podría discutir y pelear con la Brochetita***, pero la verdad es que el que estoy mal sí soy yo; era una de las cosas que hacía que mi madre se arrancara los cabellos con nosotros y en retrospectiva quizás sí debí haber ayudado más en la casa.
***Y lo hago. Por puro principio por supuesto, digo, no me voy a ir sin pelea ¿o sí?
Ni modo, no hay de otra. Esto del matrimonio necesita trabajo de los dos y no quiero que falle por mi culpa. Me han contado de varias parejas muy felices que simplemente "no se hayan" viviendo juntos y ésta es la razón del colapso de la relación, primero me corto una pierna a que eso nos pase a nosotros.
!Saludos!
Atte,
El Kushiage
~ !Pinches, pinches, pinches platos sucios!
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