"En un matrimonio no hay modales que mantener, y debajo de las más raras acusaciones no hay verdadera crítica. Cada uno está familiarizado con ese antiguo niño en el otro que puede emerger otra vez. No somos ridículos para nosotros. No tenemos edad. Ese es el lujo del anillo de matrimonio."
~ Enid Bagnold (1889 - 1981)
En mi vida he usado anillos, cualquiera que me pueda ver girando incómodo el objeto en mi dedo anular lo puede percibir. Me causa algo de incomodidad cuando trabajo en la computadora, cuando voy manejando, cuando me lo tengo que quitar para cocinar o limpiar y, por su diseño, me estresa de sobremanera que le vaya a suceder algo.
El condenado ya tiene rayones, uno de los cuales le sucedió el primer día que lo tuve en las manos, cuando nos los entregaron antes de casarnos. Tiene una montaña de valor sentimental y lo que es peor, costó un dineral el desgraciado ¿Cómo le hacen ustedes, mis estimados lectores casados, para superar la ansiedad metálica que te genera este cachivache?
He pensado mandarle sacar réplicas de acero o de plata y usar esos, guardando el original para que no se dañe; también ha pasado por mi mente el encapsularlo en silicón; no se diga el conseguirme una cadenita para colgármelo del gaznate cuando me lo quite... Por supuesto, queda la opción más fácil: hacerme el hombrecito y dejármelo puesto siempre, las cosas por servir se acaban, qué demonios.
¿Debo tenerlo conmigo? Claro que sí. Ella nunca se lo quita, y no debería hacerlo, es una mujer casada y debería tener un bonito anillo que le indique al mundo que hay alguien que la ama más que a todas las cosas. Sé que el anillo sólo es un símbolo, pero pasamos por cosas verdaderamente difíciles la Brochetita y yo para llegar aquí, y cada vez que lo veo recuerdo esos momentos y me inspira el que hayamos podido con ellos*. Hay amigos míos que me dicen que no lo necesitan, y que basta que se recuerden a ellos mismos que están casados**, pero para mí significa todo un logro el que esté portando este anillo y me siento mucho mejor cuando lo tengo cerca de mí.
*Juntos, por supuesto. Solo no hubiera llegado ni a una décima parte del camino.
**O la suela de la pantufla de su mujer, quien los tiene en el suelo amenazándolos con un cuchillo mientras que están bien ebrios.
No es alentador el futuro de este tiliche, el de mi suegro y el de mi padre se perdieron a los pocos días de contraído el matrimonio, causando la esperada furia divina de sus respectivas cónyuges. Considerando lo despistado que soy definitivamente tengo que encontrar qué hacerle ¿ustedes qué recomiendan?
Cielos, definitivamente tengo que acostumbrarme a usarlo... Si sólo pudiera encontrarlo... Maldita sea.
!Saludos!
Atte,
El Kushiage
~ La inscripción que tiene detrás está escrita en la lengua negra que no hablaré aquí...
PD. !Aquí está! !Carajo con esta pichancha!
~ Enid Bagnold (1889 - 1981)
En mi vida he usado anillos, cualquiera que me pueda ver girando incómodo el objeto en mi dedo anular lo puede percibir. Me causa algo de incomodidad cuando trabajo en la computadora, cuando voy manejando, cuando me lo tengo que quitar para cocinar o limpiar y, por su diseño, me estresa de sobremanera que le vaya a suceder algo.
El condenado ya tiene rayones, uno de los cuales le sucedió el primer día que lo tuve en las manos, cuando nos los entregaron antes de casarnos. Tiene una montaña de valor sentimental y lo que es peor, costó un dineral el desgraciado ¿Cómo le hacen ustedes, mis estimados lectores casados, para superar la ansiedad metálica que te genera este cachivache?
He pensado mandarle sacar réplicas de acero o de plata y usar esos, guardando el original para que no se dañe; también ha pasado por mi mente el encapsularlo en silicón; no se diga el conseguirme una cadenita para colgármelo del gaznate cuando me lo quite... Por supuesto, queda la opción más fácil: hacerme el hombrecito y dejármelo puesto siempre, las cosas por servir se acaban, qué demonios.
¿Debo tenerlo conmigo? Claro que sí. Ella nunca se lo quita, y no debería hacerlo, es una mujer casada y debería tener un bonito anillo que le indique al mundo que hay alguien que la ama más que a todas las cosas. Sé que el anillo sólo es un símbolo, pero pasamos por cosas verdaderamente difíciles la Brochetita y yo para llegar aquí, y cada vez que lo veo recuerdo esos momentos y me inspira el que hayamos podido con ellos*. Hay amigos míos que me dicen que no lo necesitan, y que basta que se recuerden a ellos mismos que están casados**, pero para mí significa todo un logro el que esté portando este anillo y me siento mucho mejor cuando lo tengo cerca de mí.
*Juntos, por supuesto. Solo no hubiera llegado ni a una décima parte del camino.
**O la suela de la pantufla de su mujer, quien los tiene en el suelo amenazándolos con un cuchillo mientras que están bien ebrios.
No es alentador el futuro de este tiliche, el de mi suegro y el de mi padre se perdieron a los pocos días de contraído el matrimonio, causando la esperada furia divina de sus respectivas cónyuges. Considerando lo despistado que soy definitivamente tengo que encontrar qué hacerle ¿ustedes qué recomiendan?
Cielos, definitivamente tengo que acostumbrarme a usarlo... Si sólo pudiera encontrarlo... Maldita sea.
!Saludos!
Atte,
El Kushiage
~ La inscripción que tiene detrás está escrita en la lengua negra que no hablaré aquí...
PD. !Aquí está! !Carajo con esta pichancha!
kola loca! Pega de locura!! wuuuuuuuuuu!!
ResponderEliminar(c>.O)b
Lo triste es que lo consideré >_>
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