"Come comida, no mucha, mayormente plantas"
~ Michael Pollan (1955 - ) en su libro "En Defensa de la Comida"
Este pasado lunes, 26 de mayo del 2014, dejó de existir Manuel Uribe Garza, el que alguna vez llegó a tener el título de el hombre más obeso del mundo.
Nada sorprendentemente, era mexicano.
Nada sorprendentemente, era mexicano.
Deprimente ¿verdad? México es el país con mayor índice de obesidad en el mundo, seguido muy de cerca por nuestros vecinos del norte.
Es difícil comer bien, difícil y caro, muy caro. Según un estudio en el 2011 los mexicanos dedicamos un 24% de nuestros ingresos a la alimentación; una cuarta parte, eso es la verdad una cantidad importante en comparación con los países más desarrollados, pero más o menos lo mismo que nuestros hermanos latinoamericanos invierten en la alimentacion.
La vida cada vez está más difícil, y la verdad, es que nada le gana a la comida chatarra: precio razonable, fácil acceso, llenadora y según discutimos con anterioridad, exquisita para los sentidos. Las grandes transnacionales tienen subsidios, tienen excepciones comerciales y leyes locales/nacionales que les permiten tener un puestito de porquerias incluso en las alcantarillas. La disponibilidad llega a la ubicuidad.
Luego, comodidad: ¿quién carajos tiene tiempo de cocinar en esta época? Después de llegar exhausto por un horrible día laboral ¿en qué cabeza cabe ponerse a cocinar un plato de pasta con mejillones? !Al carajo, compramos algo ya hecho mañana*! ¿Para qué molestarse en preparar fruta picada, guardarla en un recipiente y andar cargando con dicho recipiente todo el día si fácilmente puedes conseguir un pan o golosina que llena más, probablemente sea más barato y es mucho más conveniente?
*Palabras textuales mías, yo no estoy libre de pecado.
Otra cosa interesante: la llamada "distorsión de porciones". Las porciones que consumimos hoy en día son mucho más grandes que las que consumían nuestros padres o nuestros abuelos, mientras que nuestra actvidad diaria ha ido cada vez en descenso. Lo he vivido en mi querida Guadalajara, donde medimos la calidad de un restaurante en función a la cantidad de comida que nos dan ¿y por qué no hemos de hacerlo? Más es mejor ¿verdad? Especialmente con éstos precios de hoy en día.
El problema es que, nuevamente, estamos programados para comer todo lo que veamos, cuánto podamos, en el momento que podamos porque nuestro cerebro aún no ha comprendido que - afortunadamente para los que estamos en esta situación - no nos estamos muriendo de hambre. Si vemos más comeremos más, y no es la opinión de una brocheta atrapada en un refrigerador, está respaldado por experimentos muy interesantes como el de la Sopa sin Fondo**.
**A un grupo de personas les pusieron un tazón con sopa que se rellenaba por debajo y otro grupo un tazón que les quitaba sopa. Ambos se llenaron con una cantidad muy distinta de sopa, independientemente del IMC. Conclusión: contamos calorías con los ojos, no con los estómagos.
Ahora bien ¿qué hacer? Ni idea. Sólo soy una brocheta atrapada en un refrigerador, no puedo decir que tengo las credenciales para dar consejos de alimentación y los estudiosos del tema se están dando de topes contra la pared para resolver esta crisis mundial; hay demasiado dinero, intereses y poder en las transnacionales como para tratar de quitar las porquerías así de tajo. Hay demasiado dinero en las dietas también, por eso en la lista de los libros más vendidos siempre hay un libro de dietas. Si hubiésemos encontrado una dieta que funcionara para todos, habría muchisimos más árboles en este planeta, se los aseguro.
No recomiendo las dietas ya que esas son comer menos de X o Y, y recordemos que la privación de cualquier nutriente o compuesto hará que el cuerpo lo almacene desesperadamente la siguiente vez que lo consumamos***, de hecho mi recomendación es, como persona responsable que quiero ser, que visites a un nutriólogo certificado si deseas bajar de peso. Pero si eres de las personas aventureras te invito a que me ayudes con un experimento: no consumas nada que tenga conservadores artificiales.
***Así de inteligente e imbécil es nuestro cuerpo. Si te privas de carbohidratos por semanas te aseguro que la siguiente rebanada de pastel la almacenarás hasta la siguiente glaciación.
Así de fácil. Nada que tenga: benzoato de sodio, nitratos y nitritos de sodio, BHA, BHT, benzoato de potasio o ningún otro conservador que no puedas pronunciar. Cosas que tengan conservadores naturales como sal, ácido cítrico, ácido ascórbico, o vinagre están perfectamente bien.
Ya si te sientes muy extremo: nada que tenga endulcorantes naturales, consume poca azúcar, poca grasa y, como dice el Sr. Pollan: come comida, no mucha, mayormente plantas.
Desde hace tiempo he estado jugando con hacer una entrada al respecto, pero éste es tan buen momento como cualquiera para arrojar la idea a ustedes mi amable público.
Si siguen estas reglas se darán cuenta que desaparecen todos los refrescos, la comida chatarra salada y dulce y sólo quedan los alimentos naturales. Pueden seguir comiendo golosinas sin conservadores, las hay, pueden seguir comiendo pan fresco de las panaderías, pueden probar y comer casi de todo... y se sorprenderán de lo bien que uno se siente. Esta regla te forza a cocinar, te forza a buscar alimentos ya preparados orgánicos o naturales, te enseña la gran variedad de opciones que hay, te enseña a leer etiquetas y - lo más sorprendente de todo - enseña a tu paladar lo horrible que saben los conservadores. Te garantizo que después de un mes sin refrescos podrás identificar ese asqueroso sabor dulzón-amargo del benzoato de sodio. Te va a enseñar a comer... por lo menos eso es lo que me pasó.
Por supuesto, si algún nutriólogo opina que estoy diciendo estupideces por favor ayúdeme y edúqueme en los comentarios; "estás mal" no es una discusión "estás mal porque X, Y y Z razón" sí lo es; y si eres un lector aventurero que sigue estos lineamientos, por favor házmelo saber en los comentarios a ver cómo te va. En un descuido publicamos un libro de dietas ¿no?
!Saludos!
Atte,
El Kushiage
~ Por cierto, sé que tenemos un impuesto para las porquerías, pero ¿ese
impuesto se está destinando a subsidiar alimentos más saludables?
¿Estamos haciendo algo con ese castigo a las porquerías? ¿Por lo menos
con ese dinero se están financiando campañas de conscientización para
que la gente coma más sano y por tanto no sea un número más de la pandemia de diabetes?