viernes, 24 de julio de 2009

Las Crónicas de Azeroth: La Batalla de Darrowshire (Parte 4)

Las Crónicas de Azeroth: La Batalla de Darrowshire

El tío Carlin y la tía Marlene

"Odio llevar noticias. Siempre termino entregando malas noticias a un hombre bueno, o buenas noticias a un hombre malvado."
~ Conversaciones con Kael Seguidor de Luz, en Silvermoon.


I

Kael sintió que sus pulmones se vaciaron de aire cuando fue estrellado violentamente contra la pared de la Capilla. Carlin Redpath era un hombre calvo, sonriente y amable, o por lo menos eso parecía hasta hace unos momentos; el hombre portaba una armadura plateada y los colores de el Amanecer Plateado, el alto hombre calvo que lo sostenía, a pesar de ambos estar usando una armadura completa.
- Escúchame bien maldito Elfo corrupto - le gruñó furioso - si estás diciendo ésto sólo para molestarme juro que te atravesaré como a un jabalí.
Se escuchó un "clic" hecho por el cargador de un enorme arcabús a su espalda. Carlin giró su rostro a la derecha para ver el cañón de Kumme.
- Menos mal que decidí venir a echarte un vistazo ¿Te está molestando este humano, Kael? - preguntó con una sonrisa - baje al elfo y no habrá problemas.
Carlin dudó por un momento y después obedeció con un gruñido.
- Señor Carlin - comenzó Kael, acomodándose el tabardo - vimos a Pamela, tal es cierto, tiene mi palabra. Ella está condenada, vaga como un espíritu en Darrowshire.
- ¿Cómo puedo saber que lo que dicen es cierto? - preguntó el hombre, con un amenaza en la voz.
Kael pensó por un momento.
- Nos mencionó un cuento que usted le contaba, uno sobre conejos y la jalea de moras que tanto le hacía reir.
Pareciara que a Carlin le hubiera caído un rayo. El hombre se tambaleó hacia atrás, le flaquearon las piernas y cayó de rodillas.
- Oh Luz... Oh Luz... !Oh Pamela! - dijo el hombre, dando un furioso puñetazo en el suelo.
Después de unos momentos continuó.
- No es justo ¿Por qué debe tu espíritu sufrir en este mundo? ¿Por qué pereciste, mientras que la fortuna me mantiene vivo?
Kael extendió una mano al hombre.
- En un instante - dijo Carlin entre sollozos - cambiaría nuestros destinos de ser posible.
Tomó la mano de Kael y se incorporó. Kumme se echó el arcabus al hombro.
- No sé si agradecerles o maldecirles, extraños - continuó Carlin - pero saber es mejor que dudar.
- Señor Carlin - habló Kael, mirando a su compañero - tenemos noticias que llevar a su sobrina Jessica en Winterspring, ¿hay manera de conseguir pasaje en la caravana de regreso?
El hombre se enjugó las lágrimas con sus grandes manos enguantadas. Después de un rato habló.
- Sí, hablaré con el capataz. Ella debe saber. Pero yo no tengo valor para verla a los ojos después de lo que sucedió.
- ¿Qué sucedió en Darrowshire, señor Carlin? - preguntó Kumme.
- !Fue una masacre, eso es lo que sucedió! - aulló el hombre - Yo... yo no quiero recordarlo.
- Gracias por su tiempo señor Carlin - dijo Kael, y se dio la vuelta para alejarse con su amigo.
- !Esperen! - gritó el hombre. Ambos aventureros se detuvieron y lo miraron.
- Gracias... por decirme - dijo, bajando la cabeza - mi tarea de venganza aquí se refuerza con sus noticias.
El hombre caminó y colocó en sus manos una pequeña moneda en la forma de un destello.
- Que el Amanecer esté con ustedes.


II

- ¿Seguro que ésta era la casa, Kael? - preguntó Kumme, mientras preparaba el Arcabus.
- Creo que sí - habló el Elfo, mirando a su alrededor - Vamos.
Los aventureros penetraron la casa en Colina de la Tristeza, ya habían pasado tres días desde que se encontraron con Pamela en Darrowshire.
- ¿Tienes más de ese pan dulce que te dio tu hermano? - preguntó Kael.
- No, pero apuesto a que esos mendigos en Everlook sí - contestó el Tauren con una sonrisa.
El paladín suspiró.
- Mata un kodo y ya te llaman "el mata kodos".
- Adelante pues, mata kodos, muestra el camino.
Elfo y Tauren entraron a la casa. Casi anochecía, a pesar de las groserías e insistencias del capataz se separaron de la caravana mientras que se dirigía de regreso al Punto de VientoGélido, argumentando haber dejado algo olvidado en la derrumbada ciudad.
Kael entró a la casa, seguido por su amigo. El tigre Sin'Dal se quedó detrás con las monturas.
Subieron al segundo piso, donde el Elfo se había encontrado con el espectro de Marlene Redpath. El paladín avanzó hasta el centro de la habitación y esperó.
Pasados unos momentos, Kumme se atrevió a hablar.
- ¿La sientes? - preguntó con un susurro.
- Sí - contestó el otro, también con un susurro.
- ¿Dónde está?
- Detrás de tí.
Kumme se giró para encontrarse frente a frente con el espectro de la mujer. Se lanzó hacia atrás pero tropezó con una mesita de noche y azotó de espaldas sobre un roído sofá, destruyéndolo en el proceso. El espectro flotaba y emitía una ligera luz, casi imperceptible en el día que agonizaba.
- Tiene la mala costumbre de hacer eso - dijo Kael mientras se acercaba a la forma de Marlene- traemos noticias de Pamela.
El espectro, de estar muy difuminado, se solidificó, casi pareciera que estuvieras viendo a una mujer transparente.
- ¿Pamela? - habló la mujer, con una voz cargada de dolor, pero mucho más clara que la primera vez - ¿cómo está? ¿Está viva?
Kael sacudió la cabeza lentamente. Le explicó todo lo que habían vivido los pasados días.
- !Oh no! - exclamó el espectro, llevándose las manos a la boca - !Pobre Pamela! Era tan joven, y era una niña tan risueña...
- ¿Por qué puedes hablar mejor? - preguntó Kael. Detrás de el Elfo, Kumme se incorporaba cautelosamente.
- Los fantasmas que destruyeron... ayudó a levantar la neblina - dijo, dubitativa - sigue ahí, gana fuerza otra vez, pero por lo pronto podemos pensar.
El espectro se difuminó un poco.
- Ella no sabe lo que le sucedió a su padre, ¿verdad? ¿A mi hermano, Joseph? - el espectro dudó por otro momento, mordiendo su labio inferior - no, claro que no. No podría entender lo que le sucedió a Joseph, e incluso si lo entendiera yo no tengo el corazón para decírselo.
- ¿Qué sucedió con su hermano? - preguntó Kumme, ya repuesto de la sorpresa.
- Desearía que Joseph pudiera estar con su hija de nuevo, pero no puede ser. Su alma fue torcida por el Azote de los Muertos Vivientes, y se transformó en un monstruo. !Oh Luz, está perdido!
- Se puede redimir, si él lo desea - habló Kael.
- No, pero quizás podemos cambiar su destino - completó Marlene - quizás podamos.
- ¿Cómo? - preguntó Kumme.
- Busquen afuera en las tumbas - dijo la mujer extendiendo un brazo y apuntando a la ventana - busquen la lápida de Joseph Redpath. Su cuerpo no está ahí, pues fue aplastado y destruido hace años, pero debajo de la lápida está su anillo de bodas. Lleven el anillo a Chromie... ella es un gnomo extraño con poderes extraños.
- Chromie - repitió el Cazador.
- ¿Y dónde podemos encontrar a esta Chromie, Marlene? - preguntó Kael.
- En las ruinas de Andorhal, en la posada en ruinas en la esquina nor-oeste de la ciudad - contestó el espectro.
Los aventureros se miraron entre sí, luego miraron a Marlene.
- ¿En la maldita ciudad infestada de muertos vivientes? - preguntó Kumme
- ¿Cómo diantres vive un gnomo ahí? - preguntó Kael, al mismo tiempo que su amigo.
El espectro se difuminó poco a poco.
- Búsquenla... - habló con una voz cada vez más distante - en la posada... ella puede ser la única que puede ayudarnos...
Y desapareció.
Kumme y Kael se quedaron en la obscuridad, sorprendidos, parpadeando para acostumbrarse a la falta de luz.
- Hablar con espíritus, pelear con otros, profanar tumbas y penetrar ciudades infestadas de malditos muertos vivientes para hablar con gnomos chiflados - dijo Kumme - todo esto por tres miserables piezas de oro que regalaste a indigentes.
- Espero que tus chistes de mal gusto sea lo único que tengamos que sobrellevar para salvar el alma de esa niña - habló Kael, encendiendo una luz tenue con su mazo.
- Sí... - contestó el cazador - yo también.


!Saludos!
Atte,
El Kushiage
~ Sí, en el quest original yo tampoco entendí cómo carajos sabía la mujer de la existencia de Chromie, y espérense a que sepan qué es :o

PD. Lo sobreactuado de los diálogos de Carlin es porque en por mi insistencia en meter los diálogos escritos en los textos de los quests de wow. En verdad habla así.

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jueves, 23 de julio de 2009

Las Crónicas de Azeroth: La Batalla de Darrowshire (Parte 3)

Las Crónicas de Azeroth: La Batalla de Darrowshire

Descubriendo el Pasado

"En las guerras los héroes luchan y mueren, los villanos luchan y mueren; los inocentes sólo sufren y mueren."
~ Extracto del diario del Cazador Kumme Pezuña de Plata.


I

- ¿Eso es Darrowshire? - preguntó Kael a su amigo, que analizaba un mapa de las Tierras Plagadas.
El Tauren enrolló el mapa y lo guardó en su mochila.
- Lo que queda de él, sí - dijo con un suspiro.
- Por la Luz... la hicieron pedazos.
Ambos aventureros estaban parados en el camino que llevaba a una villa en ruinas, casas derribadas, cenizas, huesos y objetos rotos yacían por toda el área; una treintena de casas destartaladas que luchaban contra el tiempo y la intemperie a los pies de una colina era todo lo que quedaba de la antes hermosa villa; árboles secos, muertos, terminaban el lúgubre paisaje. Se habían separado de la caravana justo al entrar a las Tierras Plagadas del Este, no sin antes haber tomado un mapa que los guiaría hasta la Capilla de la Esperanza de la Luz.
Kumme y Kael caminaron lentamente sobre sus monturas siguiendo el camino de piedra. Las vallas estaban destrozadas, pilas de huesos y cráneos detenían horribles estandartes púrpura; estos estandartes poseían un cráneo en el centro y una pareja de mazos y espadas entrecruzadas, todo cubierto de una capa de hielo: el estandarte del Azote de los Muertos Vivientes.
- Estas son tierras malditas Kael - habló Kumme mientras miraba a Sin'Dal, tenso como un arco - ¿deberíamos estar aquí?
- Algo me dice que sí, viejo amigo - respondió el Elfo - separémonos.
Kumme y Kael bajaron de sus monturas, alistaron sus armas y entraron en la derruida villa.
Comenzaron a revisar casa por casa. Kumme entró a una vieja casona, varias arañas huyeron cuando el Tauren se paró en la sala, en el fondo de la construcción. Ahí una vieja muñeca empolvada yacía sobre una mesita, alrededor de lo que parecían fragmentos de un pequeño juego de té. Era de tela marrón, con cruces en los ojos hechos con burdas puntadas. La iba a tocar pero sintió un jalón en su capa, giró para ver a su mascota que lo detenía.
- ¿Qué pasa muchacho? - dijo mientras que se hincaba ante el tigre - ¿qué ven tus ojos de bestia?
El cazador se concentró un momento, llamando al vínculo que tenía con su fiel compañero, y después de unos minutos se veía a sí mismo hincado, con los ojos cerrados, desde abajo.
- Muéstrame... - susurró.
Sin' Dal se sentó y miró a su alrededor. Kumme observó una densa neblina blanquecina que los rodeaba, una nube sobrenatural que él no podía ver. Podía jurar que veía rostros delinearse y desaparecer a lo lejos, y escuchaba susurros, gritos, choques de espadas; el rugir lejano de una batalla.
- ¿Qué fue lo que sucedió aquí? - se preguntó el Cazador.
Sus pensamientos se interrumpieron por un grito lejano.
Kumme regresó de un golpe a su cuerpo, el impacto dejándolo aturdido por unos momentos. Se incorporó y desenfundó sus hachas de mano, corrió hacia afuera.
- !Kael! - rugió - ¿!Kael, dónde estás Elfo idiota!?
Corrió hacia la fuente de los gritos, una casita en la colina a las afueras de la villa. Entró rompiendo lo que quedaba de la destrozada puerta.
- Kael ¿estás bie...? - Empezó Kumme, pero calló.
- Por la madre Tierra... - murmuró después de un momento.
Su amigo estaba sentado en una vieja silla, mazo y escudo en el suelo, con el rostro entre las manos. Enfrente de ellos, el espectro perfectamente visible de una pequeña niña de tierno rostro, como de unos seis años, con un vestido blanco, pelo rubio y colitas con listón rojo miró al Tauren.
- !Hola señor! - dijo la niñita - mi nombre es Pamela ¿eres su amigo? ¿Por qué está llorando?


II

Pamela Redpath estaba sentada en la mesa, balanceando sus piernas, canturreando para sí, arreglándose sus colitas. En la esquina del cuarto Kumme y Kael deliberaban.
- ¿Estás bien, Kael? - preguntó el enorme Kumme, quien tenía que agachar la cabeza para no golpearse en el techo.
- Lo estaré - respondió aquél, mirando el suelo - perdona, me llevó a la muerte de mi familia, hace ya tanto tiempo...
- No fue tu culpa lo que sucedió en Silvermoon, Kael.
- No - se lamentó - pero si hubiera sabido lo que sé ahora, mi hijo y mi esposa aún estarían entre nosotros.
Ambos guardaron silencio, sólo escuchando el canturreo de la niña. Fue Kumme quien habló primero.
- No lo sabe, ¿verdad?
- Parece que no. Ella no entiende por qué no puede sentir calor, o por qué ya no tiene hambre, o por qué ha estado sola tanto tiempo.
- Por la Gran Madre Tierra ¿qué sucedió aquí Kael?
- ¿Dices que viste rostros en la neblina? - preguntó el Elfo, quitándose el casco y dejando caer su largo cabello negro.
- Si, a través de los ojos de Sin'Dal - contestó Kumme - Este lugar está maldito.
- No tiene sentido - empezó el Elfo mientras se frotaba la cabeza - ¿por qué una niña? Los espectros son seres que cometieron alguna fechoría en vida y por ello están errantes penando en un lugar, ¿no?
- Eso nos contaba Delmarre - asintió el Tauren - pero si... ¿qué sucede Pamela?
La niña estaba parada a un lado de ellos.
- Disculpe señor - preguntó la niña - ¿ha visto a mi muñeca?
- ¿Perdón? - dijo Kael, confundido.
- Mi muñeca, es grande y bonita y pachoncita - continuó la niña sonriente, mientras hacía un ademán de abrazar algo - mi tía Marlene me dijo que me quedara aquí en la casa porque mi papi tenía que ir y pelear !mi papi es el hombre más valiente de todo el mundo!
La niña bajó la cabeza, moviendo su pie en círculos.
- Pero ya he estado aquí por mucho tiempo, y no ha regresado por mí.
Les hizo un ademán para que se acercaran, ellos se agacharon para tener más cerca al espectro, ella susurró:
- A veces vienen personas malas y me susurran, y quiero que mi papi haga que se vayan, pero no está aquí.
Los amigos se miraron entre sí.
- A veces cuando anochece, quiero jugar con mi muñeca pero no puedo porque la dejé en el pueblo - continuó la niña - ¿podrían ayudarme a encontrar mi muñeca por favor?
Kael y Kumme se incorporaron.
- Está bien Pamela - dijo el Tauren - creo que ya sé dónde está tu muñeca.
- ¿En serio? - preguntó la niña, con el rostro iluminado.
- Sí, espera aquí - terminó el Cazador, y emergió de la casa. Kael tomó su mazo y su escudo y salió siguiendo a su amigo.
- Cuida la casa Sin'Dal - dijo Kumme a su mascota.
Los aventureros cruzaron el pueblo hasta la casa donde Kumme había encontrado la muñeca. Entró a la casa, se pasó hasta la sala del fondo y empezó a remover muebles.
- ¿Qué estamos haciendo aquí, gran toro? - preguntó Kael entre toses por el polvo que levantaba su amigo.
- Busco la muñeca de la niña - contestó Kumme, parado en el centro de la habitación, buscando en el suelo - estoy seguro que la ví por aquí... ah mira, aquí está.
El Tauren tomó la muñeca de trapo y la examinó, luego giró hacia su amigo.
- Creo que es ést... - el Tauren se congeló a media frase, soltó la muñeca y desenfundó sus hachas casi instantáneamente.
Kael dio la media vuelta encendiendo su escudo con energía divina, el metal del escudo con el emblema de Silvermoon brilló en una luz amarillenta. Kael vio, a su alrededor, una veintena de espectros de hombres y mujeres que los miraban, todos con expresión triste y ofendida. Estaban a unos diez pasos, todos en el comedor contiguo. Atrás del ejército, la destartalada puerta principal se cerró.
- Oh Luz...
Los espectros lo miraron.
- ¿Luz? - dijo uno, con una voz que destilaba dolor - !La Luz nos olvidó!
- ¿Por qué están aquí? - preguntó otro.
- !Molestan a los fantasmas del pasado! - terció otro.
- !Mueran, invasaaaagh!
Este último había saltado hacia Kael, y se difuminó en un brillo dorado causado por el hechizo de exorcismo arrojado por el Elfo.
- !Asesinos! - dijo otro espectro.
Kael se hincó y golpeó su mazo contra el suelo, de él emergió una nube dorada que se esparció sobre el cuarto, dejando un brillo y pequeñas chispas doradas por donde pasaba. El efecto alcanzó a los espectros de la primera hilera, los cuales chirriaron de dolor. El resto retrocedió.
- ¿Ideas, Kumme? - preguntó el Elfo cuando se incorporó - El suelo consagrado sólo durará unos segundos.
El Tauren arrojó unas granadas de Thorium desactivadas a los pies de los espectros. Kael suspiró, descorazonado.
- ¿Esa es tu solución a todo, verdad? - preguntó.
- Eso y esperar que la madera esté lo suficientemente podrida.
De un rápido movimiento agarró la muñeca y a Kael por el cuello de su armadura y tomó impulso hacia la pared roída. Los dos héroes aterrizaron sobre el pasto seco, Kumme se hincó de un salto y apuntó con su arcabús a la granada más cercana. Una bola de fuego consumió al cuarto, a los espectros y la onda de choque resultante arrojó al Tauren unos pies hacia atrás.
Kael se incorporó tosiendo. Encendió nuevamente su escudo y giró hacia el agujero de la pared. Nada emergió.
El paladín enfundó su mazo y se colgó el escudo en la espalda, caminó hacia su amigo.
- El Maestro Ingeniero Goblin estaría orgulloso - dijo, extendiéndole una mano.
- Sí, es una lástima que se haya dinamitado tan joven - rió el Tauren, incorporándose - Regresemos con Pamela, esto se pone interesante.


III

- !Muñequita! - gritó Pamela cuando vio su muñeca - !La encontraron! !Gracias!
Kumme le había pedido que cerrara los ojos y que no los abriera hasta que él lo indicara.
- Tú mantendrás las sombras alejadas hasta que llegue papi, ¿verdad? - terminó la niñita mientras que la ponía en la puerta.
Kumme y Kael sintieron una punzada en el corazón.
El espectro giró y les dijo, con su carita sonriente:
- No sé cuándo regrese mi papi, pero a lo mejor mi tía Marlene sabe dónde está. Ella vive en una colina al sur de Andorhal - se llevó una mano a la barbilla, pensativa - o por lo menos ella me dijo que era una colina... Pero bueno, ustedes son mis nuevos amigos ¿podrían ir a preguntarle qué pasó con mi papi por favor?
Kael se arrodilló enfrente de la niña.
- Claro Pamela, iremos a preguntarle.
- !Gracias! - dijo la niñita aplaudiendo - les prepararé una taza de té para cuando regresen, lo prometo.

Kumme y Kael emergieron de la casa.
- ¿Tía Marlene? ¿Qué no es acaso la mujer que se te apareció en la Colina de la Tristeza?
- Sí mi amigo, y tenemos que ir de regreso a ese maldito lugar. Pero primero vayamos a la Capilla de la Esperanza de la Luz, tu hermano necesita escuchar noticias de casa.

!Saludos!
Atte,
El Kushiage

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miércoles, 22 de julio de 2009

Las Crónicas de Azeroth: La Batalla de Darrowshire (Parte 2)

Continuamos con las crónicas de Azeroth y la Batalla de Darrowshire, les recomiendo que lean la entrada anterior para que le agarren completo el rollo.

Las Crónicas de Azeroth: La Batalla de Darrowshire

La Pequeña Pamela

"¿Puede un alma trascender el tiempo y el espacio? ¿Puede la Luz darle voz? ¿Puede le deseo de la vida vencer a la muerte?"
~ Conversaciones con Kael Seguidor de Luz, en Silvermoon.

I

- ¿Te queda algo de carne seca, Kumme? - preguntó el Elfo mientras rebuscaba en su bolsa vacía.
- No, pero apuesto a que a los mendigos en Everlook sí - dijo burlón el gran Tauren.
Kael miró a su amigo con una mueca, hacia arriba, por supuesto, pues montaba sobre su enorme Kodo "Daisy", un animal enorme parecido a un rinoceronte, gris con café, de enormes patas como de elefante y una mirada determinada. Sólo uno de estos animales puede cargar a un Tauren. Kael viajaba sobre su caballo de guerra, un espíritu liberado durante su última prueba como Caballero de Sangre de Silvermoon; el animal poseía una barda roja con bronce, con flanqueras de color rojo sangre. Un ligero brillo rojizo rodeaba al animal, sus ojos negros como la noche sin luna, no tenían emoción.
Kumme le arrojó un pedazo de carne a su amigo y se echó hacia atrás en su silla de montura, para descansar mientras esperaban al grupo.
La caravana había llegado al Punto de VientoGélido, un pequeño campamento controlado por la Alianza localizado en las Tierras Plagadas del Este, al sur de la ciudad perdida de Andorhal. Fue en ésta ciudad donde Arthas resistió el sitio del Azote de los Muertos Vivientes hasta que fue liberado por refuerzos de Lordaeron, hace años. A pesar que el Amanecer Plateado no tenía inconveniente en aceptar miembros de la Horda o de la Alianza entre sus filas, era mucho mejor permanecer fuera de los campamentos que controlaba la otra facción. Kumme y Kael observaban desde lo lejos.
- Este lugar me da escalofríos - dijo por fin el Tauren, rompiendo el silencio.
Y vaya que había silencio, en las Tierras Plagadas se siente el frío y el silencio de la muerte, se siente el dolor de los condenados. El cielo es gris, hay una tenue neblina verde-grisácea siempre presente y huele como a podrido. Los árboles tienen asquerosas protuberancias, como si fueran horribles tumores, en los troncos. Las ardillas y cervatillos que alcanzas a divisar están cubiertas de pústulas y sus ojos están nublados, blanquecinos, ojos que ven sin ver. El pasto seco, muerto, tenía un color cenizo; claramente la vida había decidido irse a otro lugar y dejar todo como estaba, una concha de su existencia previa.
- Así se veía Silvermoon cuando atacó Arthas y corrompió el Pozo del Sol, fuente de toda nuestra magia; de no haber sido por...
Sin 'Dal dejó escapar un gruñido de alerta a un tímido hombre en armadura plateada que se acercaba.
- !Quieto Sin! - Gritó Kumme con una voz firme, el tigre dejó de gruñir y comenzó a rodear al hombre - ¿Sí Mikahelus?
- L... los víveres ya fueron descargados señores - empezó, nervioso por el tigre que le rodeaba por la espalda - partimos inmediatamente.
- !Pero caerá la noche a medio camino! - contestó el Cazador.
- Pasaremos la noche en la plaza de la ciudad abandonada de Colina de la Tristeza, al este. Según reportes no se ha presentado actividad de no-muertos desde hace semanas.
- ¿Es esa una buena decisión, Mikahelus? - preguntó Kael.
- La Luz está con nosotros, Caballero de Sangre - dijo agregando desprecio al título - es preferible pasar la noche en las Tierras Plagadas del Oeste que cerca de Stratholme.
Kael pensó por unos momentos. La legendaria ciudad maldita de Stratholme. Fue ahí donde Arthas disolvió la Orden de paladines de La Mano Plateada y desterró a su amigo y mentor Uther El-Que-Nos-Trae-La-Luz por no querer ayudarle a masacrar a los habitantes. Ciertamente ellos ya estaban perdidos por haber sido infectados por la plaga, pero se rumora que las atrocidades cometidas en esa ciudad fue lo que empezó a lanzar a la perdición el alma del joven príncipe; desde entonces las más obscuras criaturas habitan sus calles en llamas.
El elfo miró a su amigo y suspiró.
- Tiene razón - dijo, entre los gruñidos de Sin'Dal.


II

- !Haremos campamento aquí! - gritó el capataz de la expedición. Un enano ancho y fuerte de larga barba rojiza, enorme nariz, aliento a cerveza y un genio de los mil demonios. También era capaz de escupir una serie de groserías que haría que un Orco se ruborizara, pero Kumme y Kael habían llegado a la conclusión que era parte del currículum para ser un capataz de caravanas.
Las tres carretas cargadas de víveres y sus escoltas se detuvieron en la fuente de la plaza principal. Colina de la Tristeza había sido una de las primeras villas en caer al Azote de los Muertos Vivientes y el pésimo estado de sus construcciones lo confirmaba.
En la plaza redonda había cuatro casonas de dos pisos que rodeaban el lugar formando una equis con los caminos. Una vez preparadas fogatas alrededor del campamento y que las tiendas habían sido levantadas, se asignó la guardia. Como siempre, Kumme y Kael tomaron la primera. Dos horas habían pasado desde que la mayoría del campamento se había dormido, y los dos amigos estaban sentados alrededor de una fogata, echando pedazos de madera muerta para alimentarla.
- Éste es un excelente lugar para una emboscada - dijo el Tauren mientras que acariciaba a Sin'Dal en el lomo.
- Para tí todos los lugares son excelentes para una emboscada - le dijo su amigo con una risa en la voz.
- Ahí está la diferencia entre el buen cazador y el excelente cazador mi amigo - continuó el Tauren mientras ahora pasaba a acariciar la barriga del enorme tigre - el buen cazador persigue, pero el excelente cazador espera.
- ¿Acaso no hay fin para la sabiduría del gran Kumme?
- No puedes culparme por querer que algo se te embarre por casualidad.
Ambos compañeros rieron y continuaron observando el fuego en silencio. Después de un rato, Kael se dio cuenta que su amigo había caído dormido y él y su tigre roncaban uno a un lado del otro. Kael echó una cobija sobre su amigo y se sentó a continuar alimentando el fuego, perdido en sus pensamientos.
Por el rabillo de su ojo, a la derecha, observó movimiento dentro de una de las casas, en la ventana.
- !Kumme, Kumme! - dijo, tomando su mazo y su escudo que tenía cerca - !Creo que hay algo allá arriba!
El Tauren se revolvió incómodo, murmurando en voz baja. Kael se acercó a él y lo sacudió, intentando despertarlo con unas cachecatas en sus enormes mejillas, no funcionó. Sin embargo el tigre, Sin'Dal, ya se estaba incorporando, alerta.
Kael miró hacia su armadura negra con rojo sangre en el suelo y contempló el colocársela, pero volvió a ver el destello por la ventana.
- Quédate aquí y cuida a Kumme, Sin - le dijo al tigre haciendo el mismo ademán que usaba el cazador para indicarle que estuviera en guardia.
Tomó su mazo y su escudo, haciendo una pequeña plegaria su mazo se iluminó con magia divina y avanzó hacia la casa.
El paladín entró a la vieja casona, sólo iluminando con la tenue luz blanca que emergía de su mazo. Entró en el destartalado comedor, sillas y mesas viejas destrozadas cubiertas de una capa de polvo lo recibieron. A la derecha tenía un pequeño recibidor y una escalera, también cubierta de polvo. Se concentró por unos momentos y se enfocó en detectar muertos vivientes a su alrededor. Nada. Avanzó unos pasos más y miró hacia arriba, un candelabro pendía del techo, lleno de telarañas. Continuó avanzando hasta que llegó a las escaleras y las pisó con un pie precavido, subió hasta la estancia donde terminaba la escalera, que crujió dolorosamente bajo su peso.
Se concentró en sentir muertos vivientes nuevamente, y sintió una pequeña presencia cerca de él, para ser precisos, a su espalda.
Giró para encontrarse frente a frente con una mujer incorpórea, blanca y translúcida con una mirada seria y triste. Kael lanzó una exclamación de sorpresa y se fue de espaldas, tropezándose con una vieja mesita y cayendo estruendosamente.
Se incorporó rápidamente y cargó su mazo de energía divina, iba a exorcizar al espectro pero se detuvo; ella tenía un aire familiar.
- ¿Jessica? - dijo Kael muy quedo - ¿Jessica Redpath?
El espectro se difuminó por un momento, pero luego cobró nitidez y se acercó, habló con una voz que se sentía como agujas clavadas en el corazón.
- M... Marlene - habló el espíritu.
- Marlene... ¿Redpath? - preguntó Kael bajando su escudo ligeramente.
El espectro asintió. La mujer vestía ropa blanca, con mangas naranjas y un cinturón de tela negra. Su pelo, rubio como el de Jessica, volaba a sus espaldas. Su rostro, tan similar también, se veía cansado, preocupado, angustiado.
- ¿Qué es lo que quieres? - continuó el paladín.
- P... Pamela - balbuceó el espectro.
- ¿Pamela Redpath? ¿Qué fue de ella?
- Muchos de los nuestros murieron... Muchos murieron, o peor, en la batalla de Darrowshire - el espectro se difuminó por unos instantes - La escondí, a mi sobrina, en una casa... En Darrowshire... Búscala...
El espectro comenzó a desvanecerse.
- !Espera! - gritó Kael extendiendo una mano hacia ella.
- Hay muchos... - continuó el espectro mientras se difuminaba totalmente - Ayúdalos...
Kael quedó sólo en el cuarto, su corazón latiendo rápidamente, su mazo se apagó en sus manos.
- Por la Luz - se preguntó a sí mismo en la obscuridad - ¿qué sucedió en ese lugar?


!Saludos!
Atte,
El Kushiage

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