miércoles, 5 de agosto de 2009

Las Crónicas de Azeroth: La Batalla de Darrowshire (Parte 12)

Las Crónicas de Azeroth: La Batalla de Darrowshire

Redpath, El Corrupto

"Ni en los inviernos más crudos de Silvermoon había sentido un frío como el que emana un Caballero de la Muerte; es uno que te hace preguntarte si alguna vez volverás a sentir calor"
~ Conversaciones con Kael Seguidor de Luz, en Silvermoon


I

- !Mátalos! - Rugió Marduk con una sonrisa macabra - !corrómpelos y traiciónalos en el nombre de tu Rey Lich!
Joseph Redpath se había incorporado, tenía un aura obscura a su alrededor; su armadura estaba ennegrecida, una sombra de lo que antes era. Sus ojos eran azules ahora, su pelo blanquecino.
- !Ahora morirán a manos de su propio capitán! - se burló el Caballero de la Muerte. Empuñó su espada y se dio la media vuelta hacia la batalla.
Kumme y Kael quedaron frente a Joseph el Corrupto, él tomó su vieja espada y la de un paladín caído cerca de él; hizo girar ambas armas a sus costados y tomó posición de defensa. Estaban a unos diez metros de distancia.
Kumme preparó su rifle y lo apuntó en medio de los ojos del corrupto Joseph.
- Esto me va a doler más a mí que a t... - Empezó a decir el Cazador, pero sintió que una fuerte mano lo tomaba de la armadura y lo jalaba inexorable hacia el Caballero de la Muerte, que lo esperaba con una mano extendida y con la otra espada esperando para rebanarlo en dos. A lo largo del campo de batalla resonó un sonido de metal contra metal, y Kumme cayó a sus pies, aturdido, rodeado por una burbuja de luz.
Kael cargó con el escudo enfrente hacia Redpath, pero él sólo estiró una mano hacia el paladín y de ella emergió una garra hecha de hielo que se impactó contra el Elfo.
Kael perdió fuerzas y se fue de bruces, nunca en su vida se había sentido así. Sentía un frío extremo pero ardía en fiebre; se sentía a punto de vomitar.
Para eso Kumme ya había girado e incorporado y ya llovía hachazos sobre Redpath. Ambos se conectaron algunos golpes que fueron rechazados por sus armaduras sin recibir mucho daño; mientras tanto Kael, en el suelo, invocó a la Luz para curar su enfermedad. El paladín se incorporó para ver a Joseph lanzar un golpe hacia arriba que dejó una estela roja, su arma parecía manchada de sangre; el poderoso golpe fue detenido por el hacha izquierda de Kumme pero ésta se trozó en pedazos, el Tauren cayó hacia atrás por el impacto.
Kael se paró de un salto y cargó hacia el Caballero de la Muerte, su escudo brillando dorado, cargado de energía divina.
Chocó contra Joseph y detuvo algunos golpes con su escudo encantado, sólo recibiendo un par de cortes en la pierna derecha y en el antebrazo derecho, donde blandía su mazo. A cambio logró doblar la armadura de Redpath en su brazo izquierdo con un poderoso impacto; Kumme ya se había puesto de pie nuevamente y ya cargaba hacia ellos.
Kael logró conectar un golpe con su escudo en el pecho a Joseph, haciendo que llovieran chispas sobre el suelo lodoso.
El Caballero de la Muerte trastabilló hacia atrás y levantó un brazo al cielo, inmediatamente el pasto en un área alrededor de él se marchitó y la tierra se pudrió; se llenó de un color carmesí que formaba runas en el suelo.
El Paladín y el Cazador sintieron que sus pies y piernas estaban en llamas, sentían fuego y sombra recorrer sus piernas. De un grito de dolor saltaron hacia atrás, Kumme logró aterrizar de pie pero Kael, por su armadura más pesada, cayó aparatosamente sobre una mesita en el costado de una casa. El Elfo levantó la vista para ver a su alrededor: peleando ya se habían acercado más al pueblo.
- !Kael! - gritó Kumme, mirando el suelo rojizo alrededor de Redpath.
El Paladín se incorporó nuevamente y saltó hacia el centro del área infectada, en vez de golpear al Caballero de la Muerte golpeó el suelo con su martillo, emitiendo desde el epicentro una nube dorada y consagrando el suelo a su alrededor.
Joseph Redpath lanzó un rugido de dolor, Kumme ya llegaba para taclearlo y estrellarlo contra la pared de la cabaña enfrente a la cual peleaban, tenía las ventanas y puertas abiertas y dentro había obscuridad. El Cazador, quien conservaba su fuerza de Tauren, tomó a Redpath del cuello de la armadura y le comenzó a propinar furiosos golpes en el rostro. Los ojos del Caballero de la muerte se encendieron en un azul más intenso y de un rugido se apoyó contra la pared y pateó a Kumme con ambas piernas, lanzándolo a varios metros de donde peleaban, esta vez el aterrizaje no fue con tanta gracia.
Joseph se incorporó y recogió el hacha que había soltado Kumme, la lanzó al aire a su costado y ésta quedó suspendida en el aire brillando con una luz azul, se blandió sola y se lanzó hacia Kael, quien se acercaba con el escudo en alto.
La hoja del hacha penetró al escudo cuando lo golpeó, enterrándose y cortando la armadura y carne del antebrazo izquierdo del Elfo. Éste lanzó un grito de dolor y arrojó el escudo al suelo; el hacha todavía enterrada, moviéndose frenéticamente tratando de separarse de su prisión y su antebrazo sangrando profusamente.
Kumme ya había recogido su arcabús y apuntó hacia Joseph; si alguien hubiera visto de cerca el rostro del cazador, se verían ojos como los de un halcón en vez de unos de humano. Cargó su arcabús y con una velocidad impresionante lanzó una ráfaga de disparos hacia el Caballero de la Muerte.
Las balas penetraron la armadura y dejaron brotar chorros de sangre negra, Joseph chocó de espaldas contra la pared de la cabaña, y se resbaló un poco por las múltiples heridas, manchando la pared de sangre negra. Kumme se preparaba a cargar una nueva ráfaga pero Joseph levantó las manos y el Cazador escuchó un asqueroso sonido carnoso detrás de él, giró para ver un cuerpo de un defensor de Darrowshire caído hincharse y luego contraerse, después se levantó como un horrible necrófago quien lo atacó con sus afiladas garras.
Kael pudo distinguir cómo el cuerpo del Caballero de la Muerte brillaba de un color azul y sus heridas de pronto dejaron de sangrar, en vez de frescas se veían congeladas; alrededor de su cuerpo el suelo se congeló y el aire se hizo escarcha.
Kumme, luchando contra su nuevo oponente, paró el ataque con su arcabús y le estrelló la culata contra el rostro, cuando el necrófago estuvo en el suelo el cazador dejó caer la culata del arcabús como si fuera hacha sobre el torso del monstruo, éste se retorció y rugió de dolor por el golpe por unos instantes antes de caer inerte.
Cuando giró, Redpath estaba casi encima de él, blandiendo sus espadas nuevamente.
Kumme detuvo un corte vertical con el arcabus, luego uno horizontal con la culata del mismo.
- !Kael, una mano! - gritó mientras que trataba de predecir el siguiente golpe.
- !Ocupado! - le contestó Kael quien acababa de perder un mechón de cabello por el hacha que lo había intentado decapitar.
El Paladín trastabilló hacia atrás y chocó contra la pared de la casucha, se agachó nuevamente y el hacha se enterró en la madera. Kael se incorporó y lanzó una ráfaga de furia divina hacia el arma encantada; después de brillar dorado por unos momentos - y de escuchar un diminuto rugido - el arma dejó de moverse.
Kumme recibió varios cortes en los antebrazos por golpes rechazados, finalmente colocó su arcabús enfrente de él de manera horizontal para detener un golpe con la mano derecha, en diagonal hacia arriba, pero el arma brilló verde por un instance y traspasó el arcabús como si no estuviera; Kumme sintió que el golpe le rasgaba el corazón y el pulmón izquierdo y trastabilló hacia atrás, sintiéndose enfermo.
Kael desenterró el hacha del cazador de la pared y corrió hacia la pareja; pero Joseph se limitó a extender una mano hacia él y los pies del Elfo se enredaron en enormes cadenas hechas de hielo, resbaló y cayó de bruces.
Kumme usó el arcabús como si fuera un bastón y atacó con ambos extremos, haciéndolo girar para mantener a raya los ataques del Caballero de la Muerte; Joseph rechazó fácilmente sus ataques y contestaba con cortes y punzadas en el exhausto Cazador.
De pronto hubo una explosión de Luz y Redpath perdió el equilibrio cuando su propio escudo cargado de energía divina chocó contra su cuerpo. Kumme aprovechó el momento para blandir su arcabus como mazo y lo golpeó en el rostro, Joseph se derrumbó en el suelo.
Kumme miró hacia su amigo, y éste estaba hincado con la mano estirada por haber arrojado el escudo, con un aura roja brillando y girando en el suelo; en su espalda se notaba el fino brillo de un par de alas doradas.
Redpath intentó incorporarse pero recibió otro masivo impacto con la cacha del arcabús en la cabeza, lo que lo hizo caer de nuevo.
Joseph se intentó incorporar una tercera vez y estiró una mano hacia Kumme, ésta brilló azul por un instante pero de pronto se desintegró por la energía divina de un hechizo de exorcismo de Kael.
El Caballero de la Muerte, con el rostro deforme por los golpes, miró el muñón de su mano, sorprendido, luego miró a los aventureros como si los viera por primera vez. Kumme recibió el hacha que le arrojó su amigo y la levantó sobre su cabeza.
Por un instante, Kael juró ver que Joseph miraba el hacha y luego a Kumme, y asentía.
- Perdón, capitán - dijo Kael, parado a un lado de él, las alas de furia divina dispersándose.
- G... Gracias - susurró el Caballero de la Muerte, y de un rápido corte la cabeza de Joseph Redpath, el Corrupto, cayó rodando hacia el centro de la plaza de Darrowshire.
Atrás de ellos, en la batalla, se escuchó un rugido de furia y frustración; un rabioso Marduk el Negro cargó hacia ellos, abriéndose paso entre muertos y vivos; sus ojos brillaban de un azul intenso.
Exhaustos y mal heridos, Kumme recogió una espada de Joseph y Kael la otra espada y el escudo, y se giraron para enfrentar al Caballero de la Muerte que se acercaba.
De pronto, los aventureros sintieron que eran arrojados hacia adelante con muchísima fuerza, vieron pasar a Marduk por enfrente de ellos hasta dejarlo muy atrás, tierras, días, noches, meses, años, pasaron frente a ellos a velocidades impresionantes y finalmente, sólo vieron negro.


Mañana, el epílogo.
!Saludos!
~ Atte,
El Kushiage
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martes, 4 de agosto de 2009

Las Crónicas de Azeroth: La Batalla de Darrowshire (Parte 11)

Las Crónicas de Azeroth: La Batalla de Darrowshire

Para Salvar a un Héroe

"Arthas ha cometido muchos crímenes, pero haber disuelto la Orden de la Mano Plateada, a quienes tanto había ayudado, jamás será perdonado"
~ Conversaciones con Kael Seguidor de Luz, en Silvermoon.


I

- !Por la Luz, es una máquina! - exclamó Kael mientras veía a lo lejos como Joseph Redpath mantenía a raya a seis necrófagos: se coló entre ellos girando, decapitó a uno, le estrelló el escudo en el rostro a otro, se agachó para cortarle los pies a un tercero y con el mismo impulso rebanó otro a la mitad; paró un garrazo con el escudo y después cercenó el brazo derecho de su atacante, giró para decapitar al necrófago que lo atacaba por detrás y terminó estrellando el escudo en el cuerpo del necrófago manco para finalmente decapitarlo tambíen.
- ¿Alguna idea? - preguntó Kumme mientras que destrozaba de un corte vertical con sus hachas de mano a un esqueleto roído.
- !Sigo pensando! - contestó Kael, rechazando con su escudo un ataque de un necrófago, luego hizo un giro agachándose para tropezarlo y, una vez en el suelo, destrozó el cráneo con un escudazo.
La batalla había comenzado hacia media hora, los defensores de Darrowshire todavía mantenían el control de la colina; las constantes oleadas de necrófagos y esqueletos chocaba contra los escudos y espadas, sin embargo, se empezaba a nublar lo que preocupaba a Kael.
A lo lejos, se escuchó un horrible chirrido, como un relincho pero venido de ultratumba. Momentos más tarde, sobre la colina aparecieron una nueva oleada de necrófagos y un caballero montando sobre un caballo esquelético, cubierto de armadura negra y plateada. El recién llegado lanzo un rugido venido de las profundidades de los abismos, que hizo que a todos se les pusiera la carne de gallina; los menos valientes se echaron al suelo tapándose los oídos, temblando.
- !La Luz está con nosotros, hermanos! - rugió Davil - !Por Darrowshire!
Algunos corearon con él, un poco animados. El jinete era un muerto viviente, se notaba por los pedazos de carne que le faltaban en el cuerpo debajo de su armadura roja con negro; su casco, con cuernos y negro como la noche, dejaba ver un par de ojos azules brillantes en el fondo.
Detrás de él, emergió un enorme necrófago, horriblemente desfigurado, casi desnudo y enormes garras afiladas; sus músculos flacos pero correosos se le aderían al cuerpo como un desnutrido. Lanzó un rugido monstruoso y se lanzó hacia la batalla.
- !Kael! - gritó Kumme, alertando a su amigo.
- Maldición - dijo mientras bloqueaba un espadazo enemigo - !esos han de ser Marduk y Horgus!
- !Escoge! - le pidió Kumme mientras que decapitaba al esqueleto que había chocado contra el escudo de Kael.
Kael lo pensó por un instante.
- Déjame a Marduk.
- Horgus cae hoy, entonces.
El Elfo extendió su mazo hacia su amigo.
- !Lok'Tar Ogar, Kumme!
El Tauren chocó su hacha contra el mazo.
- !Victoria o Muerte, Kael!


II

Kumme arribó cuando Horgus chocaba contra Davil. El paladín había perdido su casco y peleaba con un enorme mazo de dos manos. Cargó hacia el necrófago y lo tacleó con fuerza por el costado izquierdo, lo que lo hizo trastabillar. Davil conectó un golpe en el pecho del monstruo, lo que lo hizo caer de espaldas.
Se incorporó, rugiendo furioso y cargó hacia los dos hombres que lo esperaban.
Lanzó un garrazo horizontal hacia ellos, Kumme sintió como cortaba el aire cerca de su garganta.
Tiró un corte en diagonal con su hacha derecha pero fue repelida por una garra huesuda, sintió que perdía el aire por un garrazo en el estómago que rasgó su armadura y lastimó su carne y trastabilló de espaldas, Horgus se abalanzó sobre él.
- !Tu pelea es conmigo, monstruo! - rugió Davil Forja de Luz, mientras lo bañaba un pilar de luz. Una figura vestida de armadura completa roja, con un casco alado escarlata y una gigantesca espada se formó delante de él y después se desvenació. Con un grito que sonó como si dos personas gritaran al unísono, Davil cargó hacia el Lord Necrófago y estrelló su masivo martillo de dos manos contra él.
La bestia rugió de dolor y giró para enfrentar al paladín. Comenzaba una ligera llovizna.
Davil extendió su mano derecha encendida en luz dorada hacia el necrófago, se escuchó el característico sonido del exorcismo, mismo que fue ahogado por el rugido de dolor del necrófago; cuando cargó hacia Davil, el Lord tenía un área de carne calcinada en el pecho.
Kumme cargó su arcabús apuntando hacia el Lord. Hizo un disparo que le destruyó tres dedos de mano derecha a Horgus; la criatura rugió de dolor y giró hacia el Tauren, con ojos inyectados de sangre y odio. Incluso a esta distancia, alcanzaba a oler la peste del monstruo.
- Te dije que tu pelea es conmi... - gritó Davil, dejando caer su mazo sobre la espalda de Horgus, pero éste giró rápidamente para detener el martillo; se lo arrancó de las manos e hizo hacia atrás su otro brazo para clavar sus garras en el vientre de Davil.
Kumme apuntó el rifle recién cargado hacia la cabeza del Lord y disparó, pero sólo se escuchó el "clic" del cargador que se colocaba en posición de disparado. Davil fue atravesado por el garrazo del necrófago. Con un grito ahogado de dolor, se derrumbó al suelo.
- ¿Se trabó? - dijo Kumme en voz alta, sorprendido - ¿No disparó? !Pero yo hice este rifle! - continuó gritando, frenético - !Mis rifles no se traban!
Horgus avanzó hacia él, con su larga lengua lamiendo sus deformes dientes amarillos.
Kumme arrojó el rifle al suelo y desenfundó sus hachas nuevamente.
- !Ven acá perro de la guerra! - rugió Kumme, sintiendo la bestia interior salir e inundarlo de furia - !tendré tu cabeza de trofeo!
Los dos chocaron, uno hábilmente rechanzando y esquivando los golpes del otro; Kumme rechazó un garrazo e hizo un corte lateral que casi le rebana el brazo izquierdo al necrófago, éste aprovechó y rasgó la armadura de la pierna derecha de Kumme. A cada golpe que conectaba el Cazador el Lord Necrófago se enfurecía más y atacaba más rápido; llegó a un punto que Kumme ya no podía predecir los golpes y recibió un garrazo en el pecho, otro en el costado izquierdo y una rasguñada en la mano derecha que lo hizo soltar el hacha.
Horgus rugió de dolor cuando hubo una explosión de chispas doradas en su espalda.
Giró sólo para recibir un poderoso impacto con el marro de batalla de Davil en el pecho, lo que lo hizo trastabillar hacia un costado; el paladín lanzó otro golpe pero el marro fue detenido por la garra del necrófago, sin embargo de la silueta de Davil emergió una figura blandiendo una enorme espada que conectó otro impacto en el cuerpo de Horgus.
Davil formó un martillo hecho de energía luminosa en su mano y lo estrelló contra el necrófago; lo que lo hizo perder el equilibrio y caer de rodillas. Davil extendió una mano hacia el muerto viviente y el espíritu emergió de su cuerpo, volando, con la espada preparada sobre su cabeza. Kumme tuvo que cerrar los ojos para protegerse de la explosión de luz.
Horgus yacía en el suelo, con el pecho y rostro destrozados. Davil cojeó hacia él y dejó caer furioso su mazo una y otra vez, para rematar al monstruo. Finalmente se puso de rodillas y tomó el hacha que Kumme había tirado, la usó para decapitar al caído Horgus.
El cazador corrió hacia Davil, quien sangraba profusamente del abdomen.
- Déjame - dijo, con voz dolorosa - ve y ayuda al capitán - yo estaré bien. El paladín le ofreció el mango del hacha a Kumme.
Un paladín se acercó corriendo a ellos y se hincó frente a su comandante, abrazándolo para sostenerlo, Davil aún le extendía el hacha, con la cabeza gacha.
Cuando Kumme la tomó y sus miradas se cruzaron, vio en él el conocimiento de la muerte que tienen todas las criaturas; esa sabiduría que llega al final de la vida que nos enseña la hora de nuestro fin.
Davil Forja de Luz se desplomó sobre el cuerpo caído del Lord Necrófago.


III

Kael bloqueó un poderoso impacto de la espada rúnica de Marduk el Negro, el golpe lo hizo resbalar hacia atrás en la tierra enlodada.
Joseph cargó hacia el caballero de la Muerte y dejó caer una lluvia de espadazos sobre él, corte que lanzaba Redpath era corte rechazado por la negra espada de Marduk.
- !Darrowshire está perdida, Redpath! - se burló el Caballero, con una voz que tenía varios ecos.
- !Nunca! - rugió Joseph.
Redpath y Marduk chocaron nuevamente, forcejeando con sus armas, de un gruñido se separaron y el muerto viviente arrojó a Joseph hacia atrás. Kael cargó hacia el Caballero de la Muerte, pero se detuvo y encajó su escudo en acción defensiva justo a tiempo para resistir el poderoso impacto de un chorro de aire congelado lanzado por Marduk. Kael Voló hacia atrás y aterrizó de espaldas aparatosamente, perdiendo el aire en los pulmones; su escudo estaba lleno de escarcha, su mano le dolía como si hubiera estado en una cubeta con nieve.
Se sentó rápidamente.
- Oh Luz... - alcanzó a exclamar.
El Elfo miró con horror al enorme filo que sobresalía del pecho del capitán Redpath.
- !No! !Oh Luz no! - gritó.
Se incorporó y estiró su mano hacia Redpath, llamando a la Luz para protegerlo, pero nadie respondió. Por primera vez en su vida, la Luz quedó en silencio.
Miró a su mano, atónito. Frente a él, el Caballero de la Muerte rió a carcajadas.
Kumme llegó jadeando al lado del paladón.
- Oh no... - dijo mientras veía cómo Marduk El Negro desencajaba el filo del cuerpo inerte de Redpath; después elevó su arma negra y sobre el filo se iluminaron runas negras, rojas y azules; el cuerpo de Joseph se elevó, flácido, a un metro sobre el suelo; Kumme y Kael pudieron distinguir cómo el alma de Joseph Redpath era arrancada del cuerpo y torcida en una nube roja y negra. Una vez que el alma parecía un hombre monstruoso con una armadura negra y roja como la del Caballero de la Muerte, Marduk descendió su espada hacia el cuerpo de Redpath, introduciendo el alma corrompida en capitán, el cuerpo comenzó a convulsionarse.
- !Fallamos Kael! - gritó Kumme, haciéndose escuchar sobre el rugido de la batalla a su alrededor - !Davil murió por sus heridas contra Horgus!
- No... - sólo pudo decir Kael mientras daba un paso hacia atrás.
- !Todo está pasando como en los Anuarios! !Maldita sea, fallamos! - rugió furioso el Tauren.
- La Luz no llegó... - dijo Kael, todavía aturdido - No llegó... Es como si no lo pudieramos evitar.
Pausó.
- ... como si no se pudiera evitar - dijo en un susurro.
Entonces fue cuando las palabras de Chromie tuvieron sentido para el Elfo, "Carlin Redpath no debe ayudarlos, porque él no entendería lo que debe hacerse".
- No... - dijo Kael para sí, cayendo en cuenta, luego le gritó a su amigo - !No hemos fallado, esto tiene que suceder!
- ¿Cómo?
- Ahora la entiendo Kumme !no estamos aquí para salvar a Darrowshire! - continuó mirando a su amigo a los ojos - !estamos aquí para salvar las almas de los que fueron corruptos por Redpath!
El entonces Capitán Joseph Redpath se incorporo nuevamente, su piel era pálida, su cabello blanco y sus ojos brillaban en azul.
- ¿Y cuál es la diferencia?
- !Darrowshire debe caer! - dijo Kael, señalando a su alrededor, desesperado - !Joseph debe ser corrompido!
- ¿Qué? ¿Por qué? - insistió el Tauren.
- !Entiende Kumme! - rugió Kael - !Joseph Redpath debe morir aquí!


!Saludos!
Atte,
El Kushiage

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lunes, 3 de agosto de 2009

Las Crónicas de Azeroth: La Batalla de Darrowshire (Parte 10)

Las Crónicas de Azeroth: La Batalla de Darrowshire

Reescribiendo la Historia de Darrowshire

"He visto muchas cosas, que podrían hacer a un hombre preguntarse,
he visto muchas cosas, que podrían romper el corazón de un hombre,
pero la única cosa que no me deja ir, que me persigue hasta mi alma ardiente,
es el día que encontré a Pamela vagando en Darrowshire"
~ Darrowshire, canción escrita por Cranius.


I

Kumme dejó caer el escudo de Joseph Redpath, chocó en el suelo con un golpe seco y se hundió en el lodo. Caía una ligera llovizna.
- ¿Los ves tú también, Kael? - preguntó a su amigo, quien estaba de pie a un lado de él, con las armas en alto.
- Sí - respondió aquél.
- Menos mal, creía que ya me había vuelto loco.
Sin'Dal gruñó amenazante.
Los dos aventureros y el tigre estaban de pie enfrente del granero en la Marchitez de Gahrron, al este de Andorhal. Habían encontrado el viejo escudo justo donde habían leído que había caído. Ahí, en medio de la granja arruinada y abandonada, enfrente de los restos de un enorme caldero del Azote de los Muertos Vivientes, habían levantado el escudo del corrupto Joseph Redpath. Se encontraban rodeados de espectros, todos vestían armaduras ligeras, casi improvisadas; también portaban espadas largas y escudos blancos, cuadrados. Casi todos hablaron al mismo tiempo:
- !La Luz debe Prevalecer!
- Capitán Redpath ¿cómo pudo traicionarnos?
- !Terminen con nuestro sufrimiento!
- !Deben salvarlo!
- !Fui devorado por Horgus! !Todavía siento sus dientes en mi carne!
- !Cuidado con Marduk! !Tengan cuidado o su fuerza se marchitará!
Repitieron varias veces las mismas frases, y después de unos momentos, desaparecieron.
Los aventureros se quedaron de pie, en la llovizna, consternados.
- Vamos Kael - dijo Kumme mientras ponía una mano sobre el hombro de su amigo - Es hora.


II

Kael y Kumme viajaban lentamente sobre sus monturas por los caminos de las Tierras Plagadas del Este. Habían pasado tres días desde que obtuvieron todos las reliquias, habían viajado a la Capilla de la Esperanza de la Luz para charlar con Carlin Redpath y recoger los cráneos que había pedido Chromie; se habían adentrado nuevamente en la ciudad de Andorhal y emergido con una bolsa mágica que contenía los objetos ya preparados; y ahora, el trío viajaba de regreso hacia Darrowshire, acompañados por una pesada lluvia. Kael iba al frente, guiando al kodo "Daisy" mientras Kumme dormía sobre él. Intranquilo, Kael repasaba la conversación con Chromie.

- Ahora, mis queridos amigos - dijo la gnoma, sonriente - participarán en la batalla de Darrowshire, y salvarán a Joseph Redpath.
- ¿Nosotros dos bastaremos? - preguntó Kumme.
- Carlin Redpath podría acompañarnos - sugirió Kael - estoy seguro que él...
- !No! - dijo Chromie. Y cuando lo dijo sonó como un rugido a lo lejos, los ojos de la gnoma centellearon de un color metálico por una fracción de segundo. Cuando continuó, lo hizo muy seria.
- El tiempo puede alterarse un poco, puede estirar y aflojar, pero demasiado puede romperlo con resultados catastróficos.
La gnoma bajó la cabeza y les dijo con expresión sombría.
- La historia debe seguir su curso. Carlin no... No entendería; no comprendería lo que debe hacerse.
La gnoma miró a Kael, y éste sintió que sus ojos lo atravesaban, escuchó dentro de su mente: "Tu sabrás, hijo de Silvermoon, lo que debe hacerse".

Un relámpago trajo a Kael de regreso a la realidad. A lo lejos, al sureste del camino, se alcanzaba a divisar las ruinas de Darrowshire.

Tiempo después, Kumme y Kael caminaban sobre los lastimados adoquines de la plaza principal. De acuerdo a las instrucciones de Chromie, Sin'Dal no podía viajar con ellos; era impredecible lo que un tigre podía hacer en el pasado según ella. La pareja alistó sus armas, entregaron pequeñas plegarias a sus distintas deidades y se postraron ante la destruida fuente en el centro de la villa.
- Otra vez juntos al borde del precipicio, Kael - dijo el Tauren, estirando el brazo que cargaba la pesada bolsa con los artefactos.
- Que la Luz esté con nosotros, viejo amigo - contestó el Elfo.
- Por Pamela - dijeron al unísono.
Kumme soltó la bolsa y ésta flotó, iluminada por un brillo tenue. Sintieron una vibración, un vacío que los alcanzaba y los llenaba; tuvieron la sensación de caer hacia atrás con gran velocidad; cerraron los ojos después de unos momentos y repentinamente la lluvia desapareció, siendo reemplazada por el calor del sol.
Los aventureros abrieron los ojos y gritaron.
- ¿Kumme? - preguntó el antes Elfo a su amigo.
- ¿Kael? - contestó el antes Tauren.
Se miraron el uno al otro y luego a sí mismos, se veían como humanos. Portaban las mismas armaduras y se sentían igual, sólo que tenían puesta una ilusión que los hacía humanos.
- ¿Dónde estamos? - preguntó Kumme, mirando a su alrededor.
- Parece que en Darrowshire - contestó Kael, dudando. Se hincó para acariciar las lozas del suelo, luego miró a su alrededor a las casas en pie - hace unos años.
Escucharon vítores desde la entrada del pueblo. Giraron para ver a lo lejos una larga línea de soldados vestidos con armaduras ligeras, casi improvisadas; usaban espadas largas y escudos blancos cuadrados. Entre ellos algunos resaltaban, estaba un hombre que portaba un enorme escudo con el emblema de la Mano Plateada, y otros con escudos más pequeños, todos con armaduras blancas. Enfrente de la hilera, hablaba un hombre que caminaba de un lado a otro, gritando; la línea contestaba con afirmaciones o negaciones a sus preguntas, y vitoreaban.
- Parece que llegamos justo a tiempo - dijo Kumme - vamos.
Los dos corrieron y se acomodaron en la hilera.
Estaban en un tiempo en donde las Tierras Plagadas aún no eran tales, pasto verde, árboles sanos y un cielo azul intenso reemplazaban las versiones marchitas de los mismos. Kael sintió un golpe de nostalgia.
- !Los echaremos de nuestro hogar como lo hicimos la primera vez! - rugió Joseph Redpath, quien usaba una armadura plateada con los bordes tintos. El hombre tenía pelo negro corto y una barba de candado. La multitud vitoreó.
- Cuando estén ahí adelante - continuó, extendiendo su espada hacia la colina, de donde se veían emerger algunos esqueletos y necrófagos - mirando a la muerte de frente, recuerden que no sólo pelean por ustedes, y por sus hermanos aquí !pelean por sus familias, por sus hijos, por sus nietos y por todos los descendientes de Darrowshire!
- !Por Darrowshire! - rugió la multitud
- !Por Darrowshire! - contestó Joseph, levantando su espada al cielo.
La multitud coreó la frase una y otra vez, elevando sus espadas al cielo.
- !Y ahora, hermanos! - gritó Joseph, girando hacia el ejército de los muertos vivientes que ya descendía por la colina - !a la guerra!
- !Por Darrowshire! gritó la línea, nuevamente.
Joseph cargó hacia adelante, seguido de la milicia de Darrowshire, los paladines de la Mano Plateada y dos aventureros que hasta ese momento se dieron cuenta que no sabían realmente lo que tenían que hacer.

!Por Darrowshire!

Atte,
El Kushiage

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