"Siempre mantén una canción en tu corazón, es como karaoke para las voces en tu cabeza"
~ Robert Fulton Abernethy (1966 - )
El pasado viernes tuve la desgracia de ser llevado a un bar karaoke debido a la celebración del cumpleaños de mi cuñada.
Esta entrada, mis amigos, fue escrita mientras que esperaba la canción que fui obligado a cantar para la Brochetita, y no me malinterepreten, sí quería cantar, pero no esa* canción. Ese lugar es lo que en verdad se puede considerar el fondo del barril musical, estás escarbando y raspando las paredes para recuperar el cochambre. Había buena selección de música, es lo peor, por supuesto sólo se escogieron canciones que hacían sonar a Luis Miguel como Pavarotti.
*Ámame hasta con los dientes de Timbiriche, y es extraño considerando que la Brochetita tiene excelentes gustos musicales y ha expandido mis horizontes, supongo que era uno de esos días. Discutimos sobre ello, pero estoy seguro que ante un tribunal imparcial ganaría yo por el simple hecho de ser Timbi-pinche-riche.
Creo que un indicador de la calidad de la música - y de las voces chillonas que harían sonar a Alvin y las Ardillas como malditos tenores - que íbamos a escuchar fue que nos pidieran nuestra identificación oficial para entrar**. Puedo decir que quizás ya estoy muy viejo para esto, pero incluso desde mis años mozos aborrezco ese tipo de ambiente: detalles como el gentío, el pésimo licor, la música demasiado fuerte, que me tengan que catear, la gente ebria, grosera y ese abominable humo simplemente no son para mí. Quizás si le entraramos al degenere sería mucho más divertido como aquella pareja dos mesas más adelante de las cuales ya no veo los brazos de la muchacha, pero bueno, somos gente decente.
**Y creo que ví un letrero por ahí que decía "abandonen toda esperanza aquellos que entren aquí"
Ahí sentado, con tapones improvisados con servilletas en los oídos y viendo cómo tantas personas brincan - solo porque parece que a mi cuñada le cayó mal la botana y está agonizando en el baño -, me pregunto si en verdad el que está mal soy yo, si en verdad estoy amargado y si en verdad la brochetita sería más feliz si viniéramos a más lugares como éstos y si la podría hacer feliz siendo tan miserable como lo soy en estos lugares. No lo sé, soy persona de restaurantes, prefiero probar cosas nuevas y deliciosas a tener a un borracho gritándome al oído porque no es capaz de escucharse a sí mismo pensar.
Generalmente me gusta ir a los bares para probar cócteles raros y aprender mezclas, pero no puedo sino sentirme mareado en medio de esta explosión desconcertante de luces*** y ruido, y digo ruido mis estimados, porque a estos volúmenes hasta Bach es ruido.
***!He visto pruebas de epilepsia menos salvajes!
Afortunadamente, nos tuvimos que ir antes que tocaran nuestra canción, que por cierto yo opino que hubo chanchullo: cantó varias veces una gorda sin chiste que todo el mundo aclamaba y yo digo que nos saltaron a muchos, pero en fin. a ver si luego me toca ir a otro bar karaoke con gente que no esté descubriendo apenas lo que es tener vello en el cuerpo. Creo que era una locutora de algún imbécil programa de radio, a juzgar por cómo le festejaban.
Como dice un compa: Así las cosas.
!Saludos!
Atte,
El Kushiage
~ En verdad salí mareado de ese lugar y sólo me tomé una cerveza, ah pinche estruendo.
~ Robert Fulton Abernethy (1966 - )
El pasado viernes tuve la desgracia de ser llevado a un bar karaoke debido a la celebración del cumpleaños de mi cuñada.
Esta entrada, mis amigos, fue escrita mientras que esperaba la canción que fui obligado a cantar para la Brochetita, y no me malinterepreten, sí quería cantar, pero no esa* canción. Ese lugar es lo que en verdad se puede considerar el fondo del barril musical, estás escarbando y raspando las paredes para recuperar el cochambre. Había buena selección de música, es lo peor, por supuesto sólo se escogieron canciones que hacían sonar a Luis Miguel como Pavarotti.
*Ámame hasta con los dientes de Timbiriche, y es extraño considerando que la Brochetita tiene excelentes gustos musicales y ha expandido mis horizontes, supongo que era uno de esos días. Discutimos sobre ello, pero estoy seguro que ante un tribunal imparcial ganaría yo por el simple hecho de ser Timbi-pinche-riche.
Creo que un indicador de la calidad de la música - y de las voces chillonas que harían sonar a Alvin y las Ardillas como malditos tenores - que íbamos a escuchar fue que nos pidieran nuestra identificación oficial para entrar**. Puedo decir que quizás ya estoy muy viejo para esto, pero incluso desde mis años mozos aborrezco ese tipo de ambiente: detalles como el gentío, el pésimo licor, la música demasiado fuerte, que me tengan que catear, la gente ebria, grosera y ese abominable humo simplemente no son para mí. Quizás si le entraramos al degenere sería mucho más divertido como aquella pareja dos mesas más adelante de las cuales ya no veo los brazos de la muchacha, pero bueno, somos gente decente.
**Y creo que ví un letrero por ahí que decía "abandonen toda esperanza aquellos que entren aquí"
Ahí sentado, con tapones improvisados con servilletas en los oídos y viendo cómo tantas personas brincan - solo porque parece que a mi cuñada le cayó mal la botana y está agonizando en el baño -, me pregunto si en verdad el que está mal soy yo, si en verdad estoy amargado y si en verdad la brochetita sería más feliz si viniéramos a más lugares como éstos y si la podría hacer feliz siendo tan miserable como lo soy en estos lugares. No lo sé, soy persona de restaurantes, prefiero probar cosas nuevas y deliciosas a tener a un borracho gritándome al oído porque no es capaz de escucharse a sí mismo pensar.
Generalmente me gusta ir a los bares para probar cócteles raros y aprender mezclas, pero no puedo sino sentirme mareado en medio de esta explosión desconcertante de luces*** y ruido, y digo ruido mis estimados, porque a estos volúmenes hasta Bach es ruido.
***!He visto pruebas de epilepsia menos salvajes!
Afortunadamente, nos tuvimos que ir antes que tocaran nuestra canción, que por cierto yo opino que hubo chanchullo: cantó varias veces una gorda sin chiste que todo el mundo aclamaba y yo digo que nos saltaron a muchos, pero en fin. a ver si luego me toca ir a otro bar karaoke con gente que no esté descubriendo apenas lo que es tener vello en el cuerpo. Creo que era una locutora de algún imbécil programa de radio, a juzgar por cómo le festejaban.
Como dice un compa: Así las cosas.
!Saludos!
Atte,
El Kushiage
~ En verdad salí mareado de ese lugar y sólo me tomé una cerveza, ah pinche estruendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario