"El viajar en aeroplano es la manera que tiene la naturaleza de hacer que te parezcas a la foto de tu pasaporte."
~ Al Gore (1948 - )
Odio viajar.
Realmente odio viajar. No el hecho de llegar y conocer nuevas cosas, no, eso no. Odio el PROCESO de viajar.
Lo odio porque generalmente empieza en la madrugada, pero no en los dígitos altos, claro que no, generalmente uno tiene que salir de casa en esas malditas horas que es demasiado temprano como para despertar, y muy tarde como para desvelarte. Dormir es una imposibilidad porque uno se está despertando constantemente por horror a quedarte dormido.
Generalmente tienes que molestar a alguien para que te lleve, ya que los precios del aeropuerto/central de autobuses hacen prohibitivo el costo*; si es familiar que pena, y si es un taxista común y corriente pues, tanto peor: ¿qué culpa tenía ese hombre que mi avión saliera a las 3:50 AM? Por lo menos sí les puedo pasar el tip que cuando vayan en un taxi le pregunten al chofer si tiene alguna anéctoda divertida, se sorprenderán de lo que han vivido esas personas.
*Si dejara el carro en el estacionamiento por un año claramente regresaría a una deuda equivalente al PIB de México de hace 10 años.
Ignoro si es que estoy envejeciendo y eso hace que las personas mayores ya me tratan como su igual o si actos pasados me están haciendo ver las cosas con perspectiva: pero ya no experimenté el viaje como un terrible beacrucis en el que me trataban mal y me veían con desprecio. Quizás realmente nunca me veían así y todo estaba en mi cabeza, quizás es el hecho que ahora siempre me le acerco a las personas saludando, con una sonrisa y de preferencia darles la mano**, de verdad que si le puedo dejar una enseñanza a mi hijo será "nunca te pelees con quien te sea útil".
**Está comprobado que tocar crea familiaridad.
¿Y sobre la comida? Bien, disfruté de un "stromboli" nadando en grasa con una ensalada que tenía de "ligera" lo que yo de obispo. Ignoro si es sólo la comida de los aeropuertos aquí en US o si la cultura de "ahógalo en aceite" sigue siendo la manera favorita de preparar alimentos aquí. Pedí un "té negro, sin azúcar" y aún así sabe a químico ¿cómo carajos logran que hierbas en agua sepan a químico?
Con todo y todo volar no deja de ser una experiencia abrumadora. Para serles honestos le tengo pánico a las alturas y trato de siempre mirar el pasillo central del avión e imaginarme con todas mis fuerzas que es un camión y que esas turbulencias que casi me hacen perder el desayuno son baches en el camino, y que de ninguna manera estoy a 30,000 pies de altura sobre la pinche nada. Por supuesto, 9 veces de 10 mi asiento será el de la ventanilla.
Misma que siempre se va cerrada. No, estimado pasajero aleatorio a mi lado, no puedes ver las bonitas nubes. La ventanita se va cerrada y mantenemos nuestras vestimentas limpias de vómito ¿trato?
Sin embargo, cuando recuerdas que estás a 30,000 pies de altura sobre la pinche nada, no puedes sino sorprenderte de los increíbles avances que hemos hecho como especie: Hoy tomé café a pinche mil metros de altura !chúpense esa, delfines!
En la última escala, cuando sobrevolamos a lago Erie tuvimos una de las peores turbulencias que experimentado; el pobre avioncito crujía y se zarandeaba como un calcetín en un túnel del viento. He de admitir que fue una experiencia muy interesante de observar: cuando estás a esa altura, en las manos del piloto y los ingenieros de aeronáutica y no crees en divinidades, es una experiencia liberadora.
!Saludos!
Atte,
El Kushiage
~ Encuentro interesante el hecho que no haya línea de asientos número 13 en los aviones. No sabía que éramos tan supersticiosos.
~ Al Gore (1948 - )
Odio viajar.
Realmente odio viajar. No el hecho de llegar y conocer nuevas cosas, no, eso no. Odio el PROCESO de viajar.
Lo odio porque generalmente empieza en la madrugada, pero no en los dígitos altos, claro que no, generalmente uno tiene que salir de casa en esas malditas horas que es demasiado temprano como para despertar, y muy tarde como para desvelarte. Dormir es una imposibilidad porque uno se está despertando constantemente por horror a quedarte dormido.
Generalmente tienes que molestar a alguien para que te lleve, ya que los precios del aeropuerto/central de autobuses hacen prohibitivo el costo*; si es familiar que pena, y si es un taxista común y corriente pues, tanto peor: ¿qué culpa tenía ese hombre que mi avión saliera a las 3:50 AM? Por lo menos sí les puedo pasar el tip que cuando vayan en un taxi le pregunten al chofer si tiene alguna anéctoda divertida, se sorprenderán de lo que han vivido esas personas.
*Si dejara el carro en el estacionamiento por un año claramente regresaría a una deuda equivalente al PIB de México de hace 10 años.
Ignoro si es que estoy envejeciendo y eso hace que las personas mayores ya me tratan como su igual o si actos pasados me están haciendo ver las cosas con perspectiva: pero ya no experimenté el viaje como un terrible beacrucis en el que me trataban mal y me veían con desprecio. Quizás realmente nunca me veían así y todo estaba en mi cabeza, quizás es el hecho que ahora siempre me le acerco a las personas saludando, con una sonrisa y de preferencia darles la mano**, de verdad que si le puedo dejar una enseñanza a mi hijo será "nunca te pelees con quien te sea útil".
**Está comprobado que tocar crea familiaridad.
¿Y sobre la comida? Bien, disfruté de un "stromboli" nadando en grasa con una ensalada que tenía de "ligera" lo que yo de obispo. Ignoro si es sólo la comida de los aeropuertos aquí en US o si la cultura de "ahógalo en aceite" sigue siendo la manera favorita de preparar alimentos aquí. Pedí un "té negro, sin azúcar" y aún así sabe a químico ¿cómo carajos logran que hierbas en agua sepan a químico?
Con todo y todo volar no deja de ser una experiencia abrumadora. Para serles honestos le tengo pánico a las alturas y trato de siempre mirar el pasillo central del avión e imaginarme con todas mis fuerzas que es un camión y que esas turbulencias que casi me hacen perder el desayuno son baches en el camino, y que de ninguna manera estoy a 30,000 pies de altura sobre la pinche nada. Por supuesto, 9 veces de 10 mi asiento será el de la ventanilla.
Misma que siempre se va cerrada. No, estimado pasajero aleatorio a mi lado, no puedes ver las bonitas nubes. La ventanita se va cerrada y mantenemos nuestras vestimentas limpias de vómito ¿trato?
Sin embargo, cuando recuerdas que estás a 30,000 pies de altura sobre la pinche nada, no puedes sino sorprenderte de los increíbles avances que hemos hecho como especie: Hoy tomé café a pinche mil metros de altura !chúpense esa, delfines!
En la última escala, cuando sobrevolamos a lago Erie tuvimos una de las peores turbulencias que experimentado; el pobre avioncito crujía y se zarandeaba como un calcetín en un túnel del viento. He de admitir que fue una experiencia muy interesante de observar: cuando estás a esa altura, en las manos del piloto y los ingenieros de aeronáutica y no crees en divinidades, es una experiencia liberadora.
Ahí puedes apreciar en realidad qué eres: un pedazo de carne ampliamente frágil volando a pinchemil metros de altura en un cilindro de metal sobre un lago congelado y !PORLASNALGASEMPOLVADASDECAMPANITASÁQUENMEDEAQUÍ!
!Saludos!
Atte,
El Kushiage
~ Encuentro interesante el hecho que no haya línea de asientos número 13 en los aviones. No sabía que éramos tan supersticiosos.
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