lunes, 14 de diciembre de 2009

Diario de una Brocheta (En Erie): Día 8

"La vida ordinaria son cosas bastante complicadas"
~ Harvey Pekar (1939 - 2010)

El sábado fue noche de juerga, fuimos por unas películas, cociné tinga de pollo y pisteamos cognac en las rocas. Prometo poner las recetas que he hecho aquí la semana que regrese porque las quisiera hacer con todo y fotografías, son sencillas, sabrosas y muy rápidas de hacer.

Por cierto, la ambrosía, el famoso néctar que tomaban los dioses del Olimpo sí existe: es la leche chocolatada que venden en el walmart de aquí. Es la maldita cosa más deliciosa que he probado, sientes como el azúcar recorre tu organismo al primer trago; cielos, lo primero que voy a hacer llegando (después de saludar a todos) es ir a buscarla como desesperado !maldición es sabrosa!

Y hace un exquisito champurrado además.

Ya sólo falta una semana, el sistema ahí va, cojeando y tropezándose. Ahorita en lo que estamos trabajando es en filtrar los tickets que son por la propia estupidez de los usuarios (conocidos como PEETYS*) de los que realmente son problemas de código o de base de datos. Espero tener un rato libre regresando para descansar porque estos insensatos levantan tickets como si no hubiera mañana.

*PEETYS: Problema Está Entre Teclado Y Silla

Por cierto, por un descuido mío me quemé cuando me brincó salsa hirviendo de la licuadora. Después de colocar el brazo bajo el chorro de agua fría noté enrojecida la parte y una fea ampolla. Un compa que andaba aquí de gorrón... digo, de visita me dijo que le pusiera pasta de dientes (de la blanca, no de la de gel). Imaginen mi sorpresa cuando al día siguiente desapareció la quemada y la ampolla está a una tercera parte de lo que estaba antes. Ahí les dejo el tip y espero algún médico que deje un comentario diciendo que me va a demandar por mentiroso.

Las regaderas ajenas son algo interesante. Uno está acostumbrado a todo el ritual que es hacer que salga el agua caliente en su propio baño, pero entrar a una ajena es el equivalente a conocer (y tener que trabajar con) una viejita neurótica a la que le tienes que encontrar el modo.
Puede ser que medio centímetro a la derecha de la llave de agua caliente sean 16,000 grados centígrados (como es el caso aquí) o que estén invertidas las llaves, o que el agua fría sea el equivalente de Mike Tyson contra la caliente que es Peter "El Frágil" Smith y no importa que tanto gires esa pobre llave del agua caliente, jamás le ganará a medio centímetro de la fría (por supuesto cerrar la fría te bañará en 16,000 grados centígrados); también está el factor de la presión del agua, puede ser que sea ese chorrito de moco de guajolote que te hace tener que pegarte a la pared de las llaves como si tu vida dependiera de ello (y a veces lo hace, cuando tus ojos están en llamas por el shampoo), o pueden ser esos chorros de agua que parecen navajas donde sentirás una sesión gratuita de acupuntura en tu espalda.

Todos estos detalles me hacen pensar dos cosas. Primero, o los seres humanos somos capaces de adaptarnos a lo que sea, o en todas las casas hay una pequeña palanca que dice "jode al invitado en la regadera" de la que yo no estoy enterado.

Dirán "Vaya, cómo piensa estupideces este hombre", y es verdad, pero son estas cosas que vienen a mi mente cuando estoy con la espalda contra la pared, esquivando el chorro de agua para pelar pollos (y peor para los hombres, porque las partes nobles son específicamente vulnerables), cuando se me ocurre que el maestro Harvey Pekar de "Esplendor Americano" tiene razón: La vida ordinaria es muy complicada.

!Un abrazo!

Atte,
El Kushiage
~ Si Paul es la morsa ¿puedo yo ser el pingüino?

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